La “burguesía nacional” acelera el hundimiento de la Universidad

El 2 y 3 de agosto se realizará en la Facultad de Filosofía y Letras la “Primera Jornada de Debate sobre la Universidad que queremos”. La convocatoria reúne a los tres sindicatos de la UBA: la Fuba, la AGD y Apuba (gremio no-docente), y a la gestión de la Facultad de Filosofía y Letras. El encuentro traduce la crisis de poder que vive la Universidad de Buenos Aires y la crisis de las camarillas dominantes. Esta situación pone a la orden del día la necesidad de una reestructuración de la universidad sobre nuevas bases.


Que la UBA se encuentra en franca decadencia es cosa reconocida por todos. La deserción masiva bate todos los records internacionales. El presupuesto, a todas luces insuficiente, se encuentra en el nivel más bajo de la historia. La mayoría de los docentes cobra salarios absurdos que están por debajo de la llamada línea de indigencia.


La degradación material de la UBA tiene su correlato en su degradación moral y política. Su cúpula dirigente ha privado a la UBA de un papel progresista en la crisis nacional. Ignora los grandes problemas del país y del pueblo. Esta complicidad se manifiesta en el silencio de la universidad respecto de las privatizaciones, el pago de la deuda externa, la desocupación masiva y la defensa del movimiento piquetero.


Tanto la vieja dirección de la UBA, encarnada en el “shuberofismo”, como la actual, de Jaim Etcheverry, han profundizado la orientación de la universidad-empresa, que se basa en la llamada “venta de servicios” y en la proliferación de “fundaciones” que actúan como facultades paralelas que además sirven para el blaqueo de grandes negociados ilegales.


Se pretende una universidad de las grandes corporaciones, en la cual las camarillas actúen como gerentes. El cogobierno universitario ha sido reemplazado por la dictadura de una acomodada camarilla profesoral. La autonomía sólo es defendida de palabra. El principio reformista de la “extensión universitaria” se ha mutado en un régimen de “pasantías” que permite la explotación de mano de obra barata, a cambio de una comisión.


La crisis de un régimen


La universidad, sin embargo, no es una isla, ni podría ser insularizada. No está al margen de la crisis nacional sino que la refracta de manera particular. El viejo régimen, quebrado en las jornadas de diciembre de 2001, intenta reorganizarse sobre las mismas bases sociales que lo llevaron al derrumbe.


El objetivo oficial de reconstruir a la “burguesía nacional” representa un costo económico y social excesivo para un pueblo que se debate en la miseria. Financiar los negocios de los Repsol, Techint, los Arcor, los Perez Companc a costa de salarios congelados y un nivel de vida de subsistencia (y, para colmo, remunerando a los Citibank y a las corporaciones internacionales) sólo puede engendrar nuevas crisis políticas y levantamientos populares. La reconstrucción de la burguesía nacional incluye la privatización de la educación.


Las camarillas que gobiernan la universidad son las representantes del régimen social quebrado. El enfrentamiento en el Consejo Superior, entre los shuberofistas y los que responden al actual rector, no tiene un carácter de principios. Se limita a una lucha de aparatos por el botín del presupuesto y de los negocios de la UBA.


Del derrumbe “nacional y popular” a la alternativa socialista


La necesidad de terminar con esta situación plantea la reorganización de la universidad y de la educación en su conjunto, sobre nuevas bases. Una reorganización ligada a la reorganización socialista de Argentina. Una lucha consecuente del movimiento estudiantil y de los trabajadores docentes y no-docentes plantea, a término, la opción entre la barbarie capitalista y la reorganización socialista.


Necesitamos una política de transición que plantee la expulsión de las camarillas y un gobierno de estudiantes, docentes y no-docentes. La revolución universitaria significa poner a la universidad al servicio de la transformación social del país, que está planteada como tendencia en la lucha de los trabajadores.


La “Primera Jornada de Debate sobre la Universidad que queremos”, convocada por la Fuba, la AGD-Conadu Histórica, Apuba (no-docentes) y la Facultad de Filosofía y Letras, el próximo 3 de julio, es una oportunidad para comenzar este debate.