La hora de la verdad

La ilusión creada interesadamente por los rectores radicales, de que es posible con la ley de décifit cero mantener el funcionamiento normal de la universidad, se ha venido a pique. El gobierno ya aplicó un recorte del 13% al presupuesto universitario y su deuda alcanza a más de 100 millones de pesos.


Con infinidad de maniobras la camarilla dirigente jugó todas sus fichas al levantamiento de la huelga docente. Los consejos directivos de las facultades realizaron reuniones de emergencia para votar el “comienzo de las clases” y la Franja llamó a llenar las aulas, es decir a levantar el paro.


Cesación de pagos y arancel


Adolfo Torres, el presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), destapó la olla. Declaró a Página/12 (30/8) que “si los recortes se profundizan y afectan, además del mantenimiento de las universidades, los salarios de docentes y no docentes, la única salida que queda es arancelar los estudios”, y que “si el porcentaje del recorte llegara a poner en peligro el funcionamiento de la universidad y los sueldos, estarían obligando a arancelar”.


El decano de Ciencias Exactas, Pablo Jacovkis, denunció que su facultad va directo a la cesación de pagos. Informó a los alumnos que la facultad no tenía plata para pagar los servicios y que si se cortaba la luz se iba a perder material de investigación imprescindible. La denuncia de Jacovkis hizo estallar la crisis dentro de la UBA, debido a que el Consejo Superior de Shuberoff resolvió reducir el 20% del presupuesto de todas las partidas, menos las salariales… por ahora.


Shuberoff admitió que un nuevo recorte “imposibilitaría el funcionamiento normal de la UBA. Estamos al límite” (ídem). El frágil equilibrio que armó el rector de la UBA está condenado a desmoronarse. Sucede que todos dan por descontado un nuevo recorte del presupuesto. Un informe del Banco Provincia señala que para cumplir con la ley de déficit cero, “el gobierno debería aplicar a salarios y jubilaciones recortes que van del 38 al 50 por ciento, a menos que se extienda la poda a áreas aún no alcanzadas como las transferencias a las provincias, el incentivo docente o la totalidad de los gastos universitarios” (Página/12, 27/8).


La ley de déficit cero lleva a la reducción de salarios, al arancelamiento y a la privatización. Si Shuberoff pudo sortear hasta ahora el recorte de los salarios, ello obedece a los fondos que la UBA consigue por convenios y contratos con las empresas. Pero la situación de la mayoría de las universidades del interior dista mucho de la situación de la UBA. En el interior ya son 7 las universidades que han arancelado la cursada o han aumentado los llamados aranceles “simbólicos”.


Preparar la huelga general


Pero el levantamiento de la huelga indefinida y el reflujo momentáneo en muchas universidades no hacen variar la situación, de conjunto, que marcha a la crisis.


Paralelamente a las jornadas piqueteras, se han formado nuevas direcciones y organizaciones. En la UBA, la asamblea permanente; en Tucumán, una coordinación de los centros y activistas combativos; en la Universidad del Centro se está reconstituyendo la federación. En todo este proceso ha aumentado el descrédito deFranja Morada. Al revés, los que planteamos la lucha por la huelga general tenemos un gran crecimiento.


Es necesario, entonces, formar coordinadoras, poner en pie cuerpos de delegados, formar comités de lucha junto a los docentes y trabajadores y, por sobre todo, organizar piquetes para ir a una huelga general hasta la derogación del ajuste.