Universidad

12/5/2019

La lucha contra el ajuste en ciencia se dirime en las calles: el 22 de mayo movilizamos en todo el país

A propósito de la reunión de la investigadora Marina Simian con Macri en Olivos

Una investigadora de CONICET va a un programa de preguntas y respuestas con la intención de usar lo recaudado para comprar insumos de investigación. Entrevistada por el conductor, se quiebra y hace una denuncia moderada sobre la falta de actualización y pago de los subsidios que ganó y lo difícil que se hace seguir investigando en el país.


Al día siguiente los medios y las redes estallan y funcionarios del macrismo hacen declaraciones que no convencen ni a propios ni a ajenos. Presionado por el repudio, Macri le ofrece recibirla en Olivos. La investigadora acepta, participa de la reunión y luego manifiesta por Twitter: “tuve una muy buena reunión con el Presidente Macri”. Luego aclara cuáles fueron los puntos que llevó, manifiesta que cuenta con “el apoyo del Presidente” y anuncia a la comunidad científica: “los mantendré informados”. Lo que el día anterior generaba admiración o simpatía, vuelve como un boomerang y provoca un profundo malestar en la comunidad científica. Lo que empezó como una expresión genuina de la crisis que está viviendo el sector científico por las políticas de ajuste del gobierno y el FMI, se transformó rápidamente en una opereta mediática al servicio del macrismo, que aprovecha la oportunidad para disfrazar su responsabilidad política directa en esta situación.


El problema central de todo este episodio no es si Marina Simian votó al macrismo, si su esposo es un funcionario de Larreta o si se trata de una operación interna del macrismo. O no sólo. El problema pasa, en primer lugar, porque se trató de una salida puramente individual frente a una crisis que afecta al conjunto de los trabajadores/as de CyT y, en definitiva, al conjunto de la clase obrera. No reconocer la destrucción de la investigación pública como parte de una política general impulsada por el FMI, Macri y los gobiernos provinciales contra quienes vivimos de nuestro trabajo, no sólo no nos permite entender el problema de conjunto, nos aísla de poder unificar nuestras luchas con las del resto de los trabajadores/as. Esto no es nuevo, abreva en las tradiciones más reaccionarias dentro del ámbito científico que niegan que quienes investigamos somos también trabajadores/as (posición que va perdiendo lugar entre las nuevas generaciones). Y explica por qué el asunto terminó de esta forma: dándole margen de maniobra a un gobierno profundamente en crisis que viene aplicando estas políticas premeditadamente. ¿O alguien considera que la actuación del gobierno parte de la desinformación acerca de las consecuencias prácticas y concretas de estas políticas?


Tanto la escena inicial como la repercusión posterior buscó (pretendidamente en el caso del gobierno) invisibilizar la organización gremial y colectiva con la que contamos los trabajadores/as del sector y los cientos de acciones de movilización que hemos protagonizado. La tesis de una participación en un programa televisivo o una reunión en el despacho presidencial a espaldas del conjunto como la superación de las asambleas, las marchas o las sucesivas ocupaciones del Ministerio, no sólo condena nuestra lucha al fracaso. También socava el esfuerzo militante y cotidiano que muchos compañeros/as realizamos para trascender el plano individual y elevarlo a un plano de debate y lucha política. Sin dudas, falta recorrer mucho camino para poder interpelar al conjunto de los trabajadores/as del sector, pero cabe preguntar ¿a quién representa la investigadora reunida con Macri en Olivos? ¿Con quién o en qué ámbito discutió el “pliego” que llevó a la reunión? Y, fundamentalmente, ¿A quién le sirvió la foto de la reunión?


Desconociendo los debates y pliegos colectivos, los puntos abordados no incluyeron la situación de los más de 2100 compañeros/as que han quedado en la calle luego de la última convocatoria a ingreso de CONICET. Tampoco se dijo una palabra respecto a la situación que viven los becarios/as del organismo a quienes se niegan los derechos laborales más básicos con la excusa de que tenemos el “privilegio” de recibir una beca para formarnos, lógica contra la cual luchamos desde hace más de 10 años. Tampoco se da ninguna precisión en relación a qué implicaría la “recomposición salarial” discutida, en momentos en que la mitad de los trabajadores/as del organismo cobramos salarios bajo la línea de pobreza.


Por el contrario, la puesta en escena abonó la idea de que quienes trabajamos en la investigación debemos sacrificarnos cotidianamente: trabajando por salarios miserables, poniendo plata de nuestro bolsillo o, el sumum, prestándonos a un espectáculo público para conseguir algunos insumos más. Es la misma lógica que sostiene el macrismo para justificar el ajuste sobre el pueblo: nos piden ajustarnos el cinturón mientras los grandes grupos económicos y financieros se siguen llenando los bolsillos a costa nuestra. Y es la misma lógica, también, que se esconde detrás de los “pactos sociales”, tan promovidos en los últimos días. Un pacto social entre los trabajadores/as y quienes son los responsables de la brutal crisis económica que atraviesa el país, sólo puede terminar de una forma: con más ajuste sobre el pueblo.


El próximo 22 de mayo se ha convocado a una jornada de protesta en todo el país contra el ajuste en Ciencia y Tecnología, que no puede ni debe convertirse en una medida folclórica. Por el contrario, tenemos que dar la lucha política para que lo que se exprese no sea los reclamos puntuales de un sector, sino las problemáticas urgentes que afectan a todos trabajadores y trabajadoras de CyT. Necesitamos la convocatoria urgente por parte de ATE a un paro de todo el sector científico que nos permita dejar por un día nuestros lugares de trabajo y movilizarnos nacionalmente contra la política de ajuste y destrucción de la ciencia. Desde la Agrupación Naranja CyT llamamos a los compañeros/as a realizar asambleas en todos los lugares de trabajo para impulsar esta perspectiva. La salida no está en las ilusiones millonarias un de programa ni en un régimen político que se dispone a seguir tributando millones al FMI. La salida está en nuestra organización y lucha colectiva, junto al conjunto del pueblo. El 22 no trabajamos. El 22 salimos a la calle.