Universidad

21/11/2002|781

La toma del Rectorado cumple un mes

La ocupación de la sala de sesiones del Rectorado de la UBA se mantiene firme cuando ya ha cumplido 30 días. La lucha ha ido ganando apoyos cada vez mayores de organizaciones populares, piqueteras, de derechos humanos y políticas.


Durante la semana pasada se formó una comisión de solidaridad en apoyo a los 5 puntos del petitorio –edificio, desprocesamiento de Sergio Salgado y Martín Ogando, presupuesto, becas y la no intervención de la carrera de Sociología. Consejeros superiores y directivos suscribieron una declaración con decenas de firmas convocando a una reunión especial del Consejo Superior de la UBA para darle una salida satisfactoria a los reclamos de Sociales.


Por otro lado, todos los dirigentes de la Asamblea Nacional de Trabajadores realizaron una conferencia de prensa exitosa en la sala del Rectorado para anunciar la marcha nacional del 20 de diciembre y expresar su apoyo público a la lucha llevada a cabo por el movimiento estudiantil. También durante la semana pasada, se realizaron cortes de calle en otras facultades junto a los docentes de la AGD en solidaridad con la lucha. La propia AGD en el día del paro de la Conadu decidió hacerse presente en el Rectorado.


Quebrar a Jaim Etcheverry


A pesar de la duración de la toma y de los apoyos que ésta recibió, el rector de la UBA, Jaim Etcheverry, se niega a entablar cualquier negociación con los estudiantes de Ciencias Sociales. En estos 30 días se ha negado a recibir a la comisión negociadora votada en la Asamblea y a considerar el petitorio presentado.


El rector dice que no negociará bajo presión pero esconde que durante todo el año, cuando no había toma ni movilizaciones, tampoco buscó ninguna salida satisfactoria para los reclamos presentados. Por el contrario, bloqueó el pago de sueldos de los codirectores de la carrera de Sociología, cortó el pago de becas y movió por abajo el expediente de los compañeros procesados por impedir el fraude en el año ’99. O sea que con toma o sin toma Jaim Etcheverry le ha dado la espalda a los reclamos de Sociales.


La dureza de Jaim Etcheverry no proviene de una personalidad controvertida, como muchos medios lo quieren presentar, sino en que ha logrado que las distintas fracciones de las camarillas de la UBA se encolumnen contra la toma. Tanto los decanos radicales como los centroizquierdistas, que se querían presentar a sí mismos como los portavoces de la renovación al shuberofismo, se pronunciaron contra la ocupación, exigieron el desalojo y hasta el cese de toda medida de fuerza, contrariando a la Constitución Nacional que admite el derecho a la legítima protesta.


Primer balance


Hasta ahora el movimiento estudiantil de Ciencias Sociales y de la UBA no ha logrado reunir la fuerza necesaria para imponer sus reclamos. Al mismo tiempo, el Consejo Superior y el rector tampoco han podido concretar su amenaza de desalojo por la fuerza, ya que temían una explosión en su contra de toda la UBA. En este cuadro la situación toma la forma de un empate, en donde las fuerzas en pugna no logran imponerse una sobre otra.


Más allá del resultado final que la lucha pueda tener, lo que sí es seguro es que la toma ya tiene un valor educativo enorme, en la medida en que mostró al Consejo Superior como un agente de los privatizadores a los ojos de todos los estudiantes y trabajadores, y a sus sectores centroizquierdistas como representantes de los mismos intereses que los sectores mayoritarios de las camarillas. La toma también ha servido para estrechar lazos con los sectores populares en lucha, muy útiles para las luchas que se presentarán en la próxima etapa.