La toma del Rectorado de la UBA ha ingresado en una nueva etapa. Las autoridades de la universidad no han dado respuestas, y han virado su orientación hacia una salida represiva. El miércoles pasado, cuando la asamblea de la toma los había invitado a sesionar públicamente en la sala de Consejo Superior, decidieron en cambio hacerlo en Ingeniería, vallada por la policía. Violando los estatutos, la reunión tuvo lugar sin notificar a los consejeros estudiantiles y a los del claustro de graduados de la oposición, los cuales apoyan los reclamos de Sociales. La reunión dictó una resolución, con más de 20 firmas, que intima al desalojo. La resolución criminaliza el derecho a la protesta.

Amenaza, solidaridad y movilización

Al día siguiente, la amenaza de desalojo movilizó a más de 1.500 compañeros, culminando con un gran acto junto al movimiento docente-estudiantil y a los piqueteros en lucha. Néstor Pitrola señaló que esta lucha demuestra que el movimiento estudiantil se está posicionando en el campo piquetero y convocó a todos los presentes a redoblar la lucha por un nuevo Argentinazo. Al igual que durante la tarde, cuando la masiva movilización piquetera pasó por las puertas del Rectorado, los estudiantes se unieron al grito de “Piqueteros, carajo”.

Está claro que ahora el rector Etcheverry, que semanas atrás había publicado una solicitada de manera solitaria, ha conseguido alinear a la tropa. En respuesta a esto, la asamblea del viernes, que duró hasta las tres de la mañana, votó que se convoque a una reunión de consejo para este miércoles con la participación de los consejeros directivos de todas las facultades, directores de carrera y miembros de los gremios universitarios. Se votó impulsar una comisión de apoyo a la lucha, conformada por dirigentes de los movimientos piqueteros, de derechos humanos, legisladores de izquierda y personalidades. El martes se realizará una jornada de cortes de calle en seis puntos clave de la Capital Federal.

El Centro capitula

Las principales resoluciones de la asamblea fueron impulsadas por la UJS y el Partido Obrero, mientras la dirección del Centro de Estudiantes, el Mrs (Cta-Pc-Pcr-Cpl), hace ya varios días que no formula ninguna propuesta para impulsar la lucha y se ha dedicado abiertamente a dividir y desmoralizar al movimiento, promoviendo mandatos de curso para levantar la toma, a la cual califica como “una medida agotada sostenida por apenas un grupo”. Cuestiona también la legitimidad del reclamo del desprocesamiento de los compañeros y la legitimidad de la asamblea como órgano soberano y de lucha. Lo que explica semejante capitulación es muy elemental: ante la derechización del decano de la facultad, que dice apoyar las reivindicaciones pero no los métodos, a los que caracteriza como una traba para las negociaciones, la dirección del Centro, ha decidido privilegiar su alianza con el decanato y romper con el movimiento, del cual ya había perdido la dirección.

El conflicto ha entrado en su etapa decisiva, la amenaza de desalojo sigue vigente y la capacidad de quebrar el aislamiento y masificar la lucha es la clave para el triunfo.