Universidad

25/6/2020

Plebiscito estudiantil para expresar el rechazo de la entrega de Exactas a Shell

Un escandaloso convenio con la petrolera multinacional Shell se votó en una sesión virtual del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, el día martes 23/6. Este convenio representa la entrega de recursos humanos y materiales de la facultad -por lo tanto financiados con presupuesto público- a una empresa de capital Holando-Británico, que viene a nuestro país a saquear los recursos naturales y a dejar enormes pasivos ambientales en la región de Vaca Muerta.


Esto no es nuevo, la facultad en particular y la UBA en general, tienen una larga historia de convenios con empresas privadas y de un presupuesto de recursos propios cada vez más abultado. Esta es la orientación de quienes gobiernan todas las unidades académicas de la UBA; buscar sistemáticamente suplir la falta de recursos del Estado por medio de este tipo de acuerdos.


La votación


Durante la sesión, se pretendió reducir los argumentos de quienes nos oponemos al convenio a una actividad de protesta exclusivamente y colocar el debate como una falsa dicotomía entre ciencia pura y aplicada. Para justificar su voto, las autoridades de la facultad, y la mayoría de graduades, argumentaron que el convenio tiene fines estrictamente académicos, y que no tiene que ver con las actividades extractivistas de Shell, por ende su desarrollo no supone ningún peligro para el ambiente. No podemos pecar de ingenues, ya que incluso en la última intervención el Vicedecano de la facultad explicó que “cuando se buscan este tipo de acuerdos, ambas partes buscan obtener un beneficio” ¿cuál sería entonces el beneficio que busca la petrolera, sino es el de favorecer su negocio con la explotación de la región? ¿o acaso vamos a creer que en un acto de altruismo Shell decide financiar investigaciones en una zona que desea explotar?


Con respecto al polémico artículo del convenio que le da poder de veto a la empresa sobre publicaciones de la investigación surgida a partir de este convenio, negaron que se trate de una censura porque “si las empresas no emiten opinión al respecto, después de 30 días se publica lo que se quiera publicar” ¿podemos tragarnos que Shell no va a vetar una investigación que perjudique su actividad de alguna forma? Incluso llegaron a justificar esta cláusula, porque de esta manera les investigadores tendrían datos que de otra forma no podrían conseguir.


Detrás de supuestos argumentos académicos se esconde la orientación del convenio, que es el de poner a la universidad pública al servicio de los negocios de Shell en Vaca Muerta, Los Molles y Agrio. Shell ya explota estas regiones, con métodos contaminantes como el fracking, una práctica que está prohibida en numerosos países alrededor del mundo. Y todo esto por la mísera suma (para una empresa como Shell) de 30 mil dólares. Ante este cuestionamiento, el Vicedecano mencionó que este importe, es el requerido para los viajes de campo de les investigadores. Por lo tanto el resto de los gastos corren por cuenta de la facultad o del CONICET y sus magros presupuesto ¡no podemos permitir semejante transferencia de recursos! El voto a favor del mismo fue perpetrado por la lista única de profesores ADU y la mayoría de graduados Sumatoria (K). El bloque oficialista de la facultad se completa con Identidad-La Cámpora, la actual conducción del centro de estudiantes quienes votaron en contra.


¿Cómo se explica este voto? La juventud está en pie de lucha por la defensa del ambiente, en todo el mundo, uno de los movimientos más importantes del último tiempo, que incluso cuestiona los métodos capitalistas de producción. Este movimiento también se refleja en la facultad: la Comisión de Ambiente del Cecen es una de las más activas, y con mayor participación de estudiantes no agrupades. Esta Comisión se pronunció en múltiples oportunidades en contra de los convenios con empresas contaminantes. Desde su creación, les compañeres de EnAcción nos encargamos de llevar esta polémica y la discusión sobre el presupuesto de recursos propios, reunión tras reunión e interpelando a les estudiantes a debatir y posicionarse al respecto. De todas maneras, votar en contra del proyecto, es una posición incómoda para Identidad. En su intervención, hicieron una crítica lavada al mismo, que no fue clara, y se abstuvieron de criticar a las autoridades a pesar de los argumentos nefastos que se esgrimieron en la sesión. La ligazón de les consejeres que votaron a favor y les de Identidad con el gobierno nacional, que lleva adelante una política de extractivismo y beneficios a las mineras y a las petroleras, para obtener recursos para el pago de la deuda externa, es clara.


Masiva campaña en rechazo al convenio


Desde el momento en que se conoció que este convenio iba a ser votado, empezó a crecer el repudio de muchos sectores de la comunidad educativa, desde estudiantes del CBC, hasta docentes y graduades. En este sentido, la campaña que llevamos a cabo desde EnAcción (UJS-PO) y El Transformador (graduades del Partido Obrero) fue contundente, llegando a juntar 500 firmas en 3 días, con compañeres independientes difundiendo y militando este petitorio, con campañas de fotos, tuitazos, y con más de 250 espectadores de la sesión en vivo.


Tan grande fue el rechazo, que incluso superó las barreras de Exactas, con numerosos centros de estudiantes, y personalidades públicas pronunciandose al respecto. Aún así, a pesar esta demostración de repudio, tan sólo 11 consejeres decidieron por sobre la mayoría de la facultad. Una primera conclusión de esta experiencia es la necesidad de la democratización de la Universidad.


¡Que 11 no decidan por toda la facultad!


El Consejo Superior debe reafirmar o rechazar el proyecto votado por el Consejo Directivo de Exactas. No podemos permitir que se imponga la orientación privatista de las autoridades de Exactas y de la UBA. Necesitamos que se escuche la voz de todas las personas que forman parte de nuestra facultad. Es por eso que ante el avance de las autoridades con este convenio, lanzamos una campaña por un plebiscito, con el objetivo de obtener un masivo pronunciamiento de toda la comunidad de Exactas, para llevar al consejo superior y derrotar este acuerdo.


Este pronunciamiento sería un mensaje contundente en contra de la mercantilización de la ciencia. Por otra parte, esta campaña tiene que ser la punta de lanza para impulsar en todas las facultades de la UBA la lucha para terminar con los convenios con empresas contaminantes, para obtener más presupuesto y más en profundidad, para conquistar la democratización de nuestra universidad.


¡Defendamos una universidad pública y una ciencia a disposición de las necesidades populares y no de empresas como Shell!