Universidad

29/3/2001|700

Por una asamblea universitaria

La desginación de Delich frente al Ministerio de Educación viene a consumar un ataque final contra la educación y la universidad públicas. Delich es parte de la banda de Santibañes.


La burocracia de Ctera, del CIN y de la FUA, sin embargo, ha levantado la lucha a pesar de que Cavallo-Delich no han retrocedido en los decretos sino que los han condicionado a la aprobación de las leyes antiobreras en el Congreso.


La llegada de Cavallo al gabinete representa en el terreno educativo la vuelta de la política de Llach, o sea la misma política privatista de Fiel. De conjunto estos intereses pasan por lo que tanto Cavallo como el Chacho Alvarez han denominado las reformas de “segunda generación”.


En los planes en danza se prevee el arancelamiento general de toda la educación pública, desde el jardín de infantes en adelante. El arancelamiento, según la caracterización de Fiel, eliminaría el ´dumping´ de la gratuidad de la enseñanza pública. Los planes en marcha para imponer la competencia entre colegios, requiere la rebaja salarial de los docentes y la derogación del Estatuto.


Universidad y negociado


Los ´papers´ oficiales, escritos en oficinas del Banco Mundial, toman como modelo el ejemplo chileno, que se basa en un arancel generalizado y créditos bancarios para los estudiantes. Fiel propone que el presupuesto educativo sirva sólo para garantizar la devolución de los créditos a la banca. La posibilidad de que se establezca un impuesto al graduado –que ya se baraja en la UBA– va en la misma línea.


Delich señaló que hay que “pensar en otras formas de financiamiento que sumen”. Del riñón del ministro salió un proyecto que plantea la destrucción de los terciarios y la privatización de la universidad mediante el traspaso de los primeros años de las facultades a los terciarios, los que otorgarían un título de “formación universitaria general” que no serviría para nada mientras la universidad quedaría reservada a los posgrados arancelados.


La ofensiva capitalista tiene límites insalvables, como lo demuestra la crisis de la educación privada como resultado de la impasse económica y de la miseria popular. Sin embargo, esto no quita sino que refuerza las consecuencias nefastas que traerá para los explotados.


Por la Asamblea Universitaria


Frente a la ofensiva capitalista, la universidad carece de una dirección capaz de frenar a los Cavallo-Delich. El rector Shuberoff y los decanos son los que han iniciado la política capitalista en la UBA (Fomec, créditos del Banco Mundial, posgrados organizados con las grandes empresas) aunque no sean ellos los candidatos a completar la tarea. En definitiva, la política del aparato aliancista se reduce a defender sus intereses de casta y los negociados a costa del presupuesto universitario.


Los rectores del CIN junto con la Ctera, la FUA y la Fatun (no docentes) han formado una multisectorial que debutó levantando el paro para pactar la tregua con Delich-Cavallo.


La UJS y el PO plantean que para hacer frente a la ofensiva capitalista es necesario convocar la Asamblea Universitaria para elegir una dirección de la universidad sin compromisos con la política privatista y que pueda hacer frente al ataque capitalista. La convocatoria a la Asamblea Universitaria tiene el valor de dar una respuesta de conjunto frente a la crisis, plantear el problema del poder y una movilización del conjunto de la universidad para derrotar a los Cavallo-Delich.