En estos últimos días, el mural que habíamos hecho en oportunidad del 10° del asesinato de Mariano Ferreyra había sido escrachado por un grupo fascistoide. El ataque era evidentemente un acto planificado contra las distintas expresiones que nuestra facultad tiene contra la impunidad: a la par de nuestro mural, fueron arruinados el mural en honor a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, como así también el mural de La Dignidad que reclama justicia por los 30.000 compañeres desaparecides en la última dictadura militar, como así también los distintos desaparecidos en democracia como Jorge Julio López y Santiago Maldonado.

El mural que decidimos hacer desde la UJS-PO para homenajear a Mariano buscaba expresar el hilo existente en distintos casos emblemáticos de asesinados bajo la acción directa o mediante la complicidad de las fuerzas de seguridad. Además de Mariano, asesinado en manos de una patota de la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria de José Pedraza en el año 2010; en el mural denunciamos los casos de Maxi y Darío, asesinados a manos de la policía en la masacre de Avellaneda en 2002; el caso Jorge Julio López, desaparecido en el año 2006 a horas de declarar contra el torturador Etchecolaz; el de Luciano Arruga, secuestrado y desaparecido por la bonaerense en el año 2009 por negarse a robar para ellos; Diana Sacayan, asesinada en 2015; Johanna Ramallo, desaparecida bajo una red de trata en 2017; Santiago Maldonado, asesinado por la gendarmería en el año 2017, y el caso de Facundo Castro, desaparecido y asesinado en manos de la Bonaerense en 2020.

Este ataque no fue ni casual ni aislado: en la misma semana fueron vandalizado locales del MST, de Izquierda Socialista y otro mural de Mariano Ferreyra, en Parque Chacabuco. Estos ataques organizados sobre los locales, los murales y sobre les propies militantes de izquierda son la expresión de las organizaciones fascistoides referenciadas en los Milei, Gómez Centurión o Biondini, quienes buscan instalar un discurso negacionista en torno al terrorismo de Estado, como así también la defensa y la impunidad de los crímenes cometidos por las fuerzas represivas en democracia. Ocurre que estos grupos reaccionarios tienen presente que para avanzar en su programa de ofensiva brutal sobre los derechos y las condiciones de vida de les trabajadores necesitan contar con una represión brutal, siendo necesario para ello garantizar la impunidad de las fuerzas de seguridad del Estado.

En ese sentido, estos grupos identifican, con mucha razón, a la izquierda como su principal enemigo. El crecimiento de la organización popular independiente de los punteros del estado en los barrios, como así también las perspectivas de crecimiento del clasismo en los sindicatos frente al desgaste de la burocracia sindical o la posibilidad de recuperación de los centros de estudiantes, son vistos con mucha preocupación por parte de estos grupos de choque que hoy actúan como un factor de presión derechista de la clase capitalista sobre los candidatos del régimen.

Es evidente que a pesar de los enormes esfuerzos mediáticos por instalar a figuras como Milei, la gran elección de la izquierda expresa que la crisis política que atraviesa la Argentina está caracterizada por un fenómeno contradictorio.

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Mientras la bravata fascista que tiene como vocero a Milei busca instalar una agenda de liquidación de los derechos laborales, de las minorías o las mujeres, dividiendo a les explotades, la gran elección de la izquierda que le permitió ser 3° fuerza nacional y también su creciente capacidad de movilización han logrado poner en agenda la lucha por el salario, la vivienda, la educación entre muchas más.

El desarrollo de nuestra corriente es visto por estos grupos, y por el conjunto de los partidos del régimen, con gran preocupación. Es por eso que mientras estos grupos avanzan en ataques en patota a militantes de izquierda bajo connivencia policial o la vandalización de locales y murales, Santoro defiende el uso de las pistolas Taser, y el presidente Fernández nombra al represor Aníbal Fernández como ministro de Seguridad y Kicillof continúa encubriendo a Sergio Berni, responsable político de la desaparición y asesinato de Facundo Castro como ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, Larreta busca recuperar el terreno perdido colocándose como el vocero de los capitalistas que reclaman la eliminación de las indemnizaciones en casos de despidos.

La defensa de las expresiones artísticas contra la impunidad o por reclamos como el desconocimiento al pago de la deuda externa o el salario mínimo es un terreno más de la lucha de les trabajadores contra la ofensiva que los capitalistas quieren lanzar mediante los candidatos del régimen.

No habiendo condiciones aún para instalar de manera nacional a los Milei (fuera de CABA, los candidatos liberales solo se presentaron en la provincia de Buenos Aires donde quedaron por debajo del FIT-U), y avanzando en un mayor agotamiento de los partidos tradicionales del régimen, estos grupos de choque fascistoides cobarde buscan amedrentar la organización popular y sus distintas expresiones.

Después de recibir numerosas expresiones de solidaridad, desde la UJS Sociales en común con docentes, no docentes y vecinos del barrio logramos restaurar nuestro mural y sostener otra trinchera en la lucha contra la impunidad.

Acercándose la fecha del décimo primer aniversario de su asesinato decimos bien fuerte ¡Mariano Ferreyra presente! ¡Abajo la impunidad de ayer y hoy! El Estado es responsable.