Universidad de Formosa: Continúa la corrupción por arriba

Crece la resistencia por abajo


El actual rector, el Consejo Superior, los decanos y la enorme mayoría de los miembros de los consejos directivos de la Universidad Nacional de Formosa (y hasta el ministro Filmus) dicen que la crisis por el curro de los títulos truchos terminó. Pero el fiscal federal que tiene a cargo la investigación de la causa, rechazó los dichos de Filmus y declaró que la investigación recién se inicia y que el ministro aún no contestó el pedido de informes que le solicitó. El curro internacional de la UNaF es sólo la punta del ovillo de una corruptela generalizada en la que se encuentran involucrados no sólo los actuales organismos de conducción de la Universidad, sino también las propias autoridades del Ministerio de Educación, pasando por los gobiernos provinciales de Formosa y Tierra del Fuego. Sobre llovido, mojado: la semana pasada una trabajadora no docente denunció haber sufrido violencia y acoso laboral (e incluso acoso sexual) por parte del actual rector, Martín Romano.


 


En agosto se renovarán los representantes docentes de los consejos directivos y del Superior. Pese al impresionante operativo de la camarilla que gobierna la Universidad y las facultades (aprietes, amenazas, adulteración de padrones, etc.) se han conformado, por primera vez en la historia de la Universidad, listas de oposición en casi todas las facultades. Esto ya constituye un gran logro de los sectores democráticos que intentan poner en pie una alternativa a la camarilla corrupta que ha tomado por asalto la Universidad y que continúa usurpando los cargos de gobierno. Empalman con la tendencia nacional de crecimiento de las luchas docentes y estudiantiles contra las camarillas privatizadoras y antieducativas que manejan la universidad argentina. Este enorme paso adelante en la estancia de Gildo Insfrán debe ser profundizado por una activa movilización docente-estudiantil y una deliberación programática que apunte a dotar al movimiento de oposición que se está gestando de un programa de salida de la crisis, cuyos puntos centrales tienen que plantear la derogación de las leyes privatistas, la triplicación del presupuesto y la democratización del gobierno de la Universidad y de los centros estudiantiles (comenzando por la reforma de los actuales estatutos). Sólo de esta manera podremos salvar a la Unaf y tirar abajo la bandera de remate que le ha puesto su actual conducción.