Universidad

20/8/2020

Universidad de Salta: un inicio de clases con muchos problemas

Pongamos en pie al movimiento estudiantil para que nadie quede afuera.

Luego de la resolución del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Salta para que cada facultad establezca su propio calendario académico, lo que reina es la incertidumbre. Todo esto por supuesto se hace sin la participación de la mayoría estudiantil ni de los docentes y personal de apoyo.

Este lunes 10 de agosto algunas facultades dieron inicio al primer cuatrimestre, como humanidades, salud, exactas y naturales. Las plataformas provistas por la universidad colapsaron, como el Moodle, impidiendo en muchos casos acceder a la misma, teniendo los docentes que recurrir a otras para poder salvar la clase. Sin embargo, muchos estudiantes siguen sin poder acceder a internet por falta de recursos, con lo que están quedando afuera de las clases, porque, salvo Moodle, las plataformas consumen datos de manera acelerada.

El hecho de que estudiantes del interior estén tomando clases desde sus casas sin tener que viajar a Salta no puede ocultar que muchos otros no tienen acceso.

Pero importa también ver el cuadro en el que todo esto sucede, porque estamos frente a uno de los más brutales ajustes contra la universidad pública. La extensión del presupuesto 2019, votado recientemente en el Congreso, con el voto negativo de los diputados del Frente de Izquierda, implica un ajuste brutal. Mientras tanto se prioriza el pago de la usuraria e ilegítima deuda externa.

A esto hay que sumar la crisis social y económica que golpea a los trabajadores y en particular a la juventud y que la pandemia profundizó. Al comienzo de la cuarentena denunciamos la situación de muchos estudiantes que no tenían ni para comer, lo que obligó al rector y a varios decanos a repartir bolsones alimentarios. También quedó en evidencia la falta de elementos como computadoras y conexión a internet, de estudiantes y docentes, impidiendo el desarrollo de actividades en modo virtual. Por estos días se conoció que más de la mitad de los hogares del Noroeste Argentino (NOA) solo tienen conexión a través de los datos del celular. Esto llevó también a que se crearan las insuficientes becas de conectividad, que solo otorgan $600 a pocos alumnos y por un tiempo muy reducido.

Intervengamos con un programa

Por todo esto, levantemos un programa para que nadie quede afuera de las carreras que ya iniciaron sus clases y las que podrían iniciar. Todo esto, además, debe hacerse de conjunto con la docencia que tiene un atraso salarial enorme y que no debe ser víctima de una mayor explotación como consecuencia de la virtualidad.

En primer lugar, reclamemos la reapertura de las becas de comedor y aumento de las mismas: la inflación creciente demuestra que los 1.700 pesos que otorga el rector son insuficientes.

Exigimos que se garanticen todos los elementos técnicos para que ningún estudiante quede afuera de las clases virtuales. No alcanza con la resolución que establece que ningún estudiante puede ser dejado libre, sino de garantizar las condiciones para que todos puedan acceder a las clases y a los exámenes. También es clave que los docentes que no cuenten con estos elementos, o no tengan los adecuados, accedan a ellos. Son una herramienta de trabajo y como tal deben ser provistos por la patronal.

Para que todo esto sea posible es indispensable rechazar el acuerdo colonial que el gobierno ha realizado con los tenedores de la deuda, luchar por el no pago de esta, como también por el establecimiento de un impuesto extraordinario a las grandes fortunas y ganancias como planteó el FIT en el Congreso y en la Legislatura de Salta, con el diputado Claudio Del Plá del Partido Obrero. Todo esto en la lucha por establecer un programa de salida de los trabajadores, para que la crisis la paguen los capitalistas.