Universidad

12/3/2024

Universidad Nacional de Mar del Plata: organicemos la lucha en su defensa

La cursada, entre el plan motosierra de Milei y la crisis económica.

UNMDP.

Comenzadas las clases con el ingreso 2024 en las facultades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP), vuelven a sentirse las consecuencias de la crisis educativa, ahora como producto del congelamiento del presupuesto universitario 2023 dispuesto por el gobierno de Milei. Si bien esto pone en riesgo el conjunto de las universidades, desde la Secretaría Académica de la facultad se refirieron a la situación marcando una “total incertidumbre en relación a la planificación de la actividad a partir del segundo cuatrimestre” debido a la insuficiencia de recursos en un cuadro de inflación creciente.

Luego de haberse expresado en el CIN –Consejo Interuniversitario Nacional– la situación crítica de las universidades y haber compartido un comunicado en la misma sintonía, desde el Rectorado no han convocado a ninguna acción concreta por el aumento de la partida presupuestaria.

Esta situación se vuelve sumamente importante, ya que el ciclo lectivo inicia con un récord en las inscripciones en la mayoría de las carreras con 27 mil ingresantes de todas las carreras, mayoritariamente en las carreras de psicología, medicina y de la salud. Año tras año se repite la foto del colapso edilicio durante el primer cuatrimestre, consecuencia de la falta de espacio y aulas.

Sin embargo, se siguen abriendo carreras en edificios que carecen de estructura para albergar a les estudiantes, que hacen largas filas para obtener un pupitre o poder cursar dentro del aula. Esto muchas veces termina teniendo como saldo la deserción estudiantil. La construcción de aulas y la ampliación de edificios como el de la Facultad de Humanidades son reclamos históricos de esta casa de estudios.

En paralelo, el ajuste presupuestario se expresa en el recorte a la oferta horaria –la triple banda es inexistente. A su vez, comienza a evaluarse un sistema de virtualización forzada para economizar los gastos de funcionamiento y sortear la crisis de los edificios. La UNMDP se caracteriza por contar con importantes conflictos en esta materia, como por ejemplo la falta de gas, el no funcionamiento de los ascensores o la clausura de los baños, como se vio en Humanidades y Salud el año pasado.

La cursada “virtual” ya fracasó durante la pandemia, cientos de jóvenes se quedaron fuera del sistema educativo por no tener recursos para sostenerla, se intensificó al extremo la flexibilización laboral de los docentes y se desarticuló cualquier forma de organización entre estudiantes, docentes y no docentes. Esta semana, los trabajadores docentes y trabajadores no docentes irán al paro en todo el país en reclamo salarial y presupuestario.

En cuanto a la Fum –Federación Universitaria de Mar del Plata–, se desconoce su posición frente a esta situación. El pasado miércoles 6 de marzo hubo reunión de Junta Ejecutiva, pero no se ha comunicado nada de lo resuelto en dicha reunión. La UCR, a la que pertenece su conducción (Franja Morada), votó en general la Ley Ómnibus en el Congreso nacional, y los centros del peronismo (Humanidades por el Proyecto, por ejemplo) no han convocado a ninguna asamblea estudiantil, sacándole el cuerpo y siendo un factor de desmovilización de todes les estudiantes. Ambos sectores están integrados a las autoridades, que son un vehículo del ajuste universitario.

En nuestra ciudad, los jóvenes estudiantes concluyen una temporada plagada de trabajo precario donde las jornadas laborales no superaban los 10 mil pesos diarios, mientras se avecina un nuevo aumento del boleto del colectivo local que llevaría la tarifa a 900 pesos. El transporte interurbano que conecta distritos como Mar Chiquita o Miramar supera los 2.300 pesos.

Frente a este escenario crítico para la universidad, necesitamos organizarnos más que nunca. No podemos caer en la parálisis que nos ofrecen los centros de estudiantes. Necesitamos avanzar en asambleas interclaustro por todas las facultades en unidad de acción con los docentes y trabajadores no docentes para luchar en defensa de la universidad pública, por el salario y por la triplicación del aumento presupuestario. Más que nunca, recuperar los centros de estudiantes para ponerlos al servicio de las luchas en curso es una tarea fundamental para todo el movimiento estudiantil.

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