Universidad

10/12/2015|1393

Universidades: sale Avila, la camarilla se impone

Presidente de la FUBA


Después de ganar las elecciones, Mauricio Macri tuvo que dejar de lado varias de sus promesas de campaña, como el levantamiento inmediato del cepo. Lo mismo ocurre, ahora, con la propuesta “provocativa” de su ministro de Educación, Esteban Bullrich, de colocar al empresario mediático Juan Cruz Avila, un outsider del sistema educativo, al frente de la Secretaría de Políticas Universitarias.


 


La nominación de Ávila había abierto una crisis en Cambiemos, por el cerrado rechazo de la camarilla universitaria radical que reclamaba ese cargo como propio. Recordemos que la UCR había mantenido la dirección de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), incluso bajo los doce años de gobiernos kirchneristas. Desde ese lugar estratégico progresaron durante la “década ganada”  los convenios con empresas, el pase de contenidos a posgrados pagos y las pasantías precarizadas. El reemplazo de Avila por Albord Cantard, rector de la Universidad del Litoral que pasó por la “escuela” de Franja Morada y es un hombre orgánico del cuerpo de rectores, pretende cerrar la “grieta” al interior de la coalición de gobierno.


 


Sin embargo, los choques y carpetazos que azuzan al régimen universitario amenazan con continuar. El columnista Carlos Pagni escribió en La Nación: “la incorporación de Lousteau intenta suturar una de las heridas más irritantes en el seno de Cambiemos: la oposición radical a la administración porteña. Salvo que esa herida se abra cuando Juan Cruz Avila pretenda impugnar contratos de la UBA”. Con la salida de Avila, la camarilla universitaria puso en caja al gabinete PRO, pero el poroto que se anotó es difícil de cobrar por su propio estado avanzado de descomposición. A horas de conocerse la caída de su productor, Fantino tuiteó: “Emiliano Yacobitti (secretario de Hacienda de la UBA) y José Luis Giusti (ex decano de Económicas) van a tener un año movido, me cuentan, por la causa en la que están imputados. ¡Qué lindo se pone todo! (…) Anoten porque empezamos a contarles, día a día, cómo se pone esto”. Avila, mientras tanto, se quedará con el control de los fondos del Hospital de Clínicas, sustraídos a la camarilla de Yacobitti-Giusti tras los escándalos de corrupción.


 


Consultado sobre su futura gestión, Cantard repitió la cantinela habitual sobre la “calidad educativa” y el libreto banco mundialista para la educación superior. Sí afirmó que abrirá el diálogo “con un gremio que, a mi entender, ha sido olvidado durante los últimos años: el gremio estudiantil.


 


Incluiremos en la discusión las voces de los estudiantes a través de la Federación Universitaria Argentina (FUA)”. El “olvido” de la FUA que menciona Cantard fue promovido por sus propios dirigentes, que vaciaron a la Federación de todo contenido crítico y acción reivindicativa para integrarse al cogobierno con el kirchnerismo. Ahora, el nuevo secretario anuncia la asimilación definitiva de la FUA como un engranaje más del régimen universitario.


 


En lo que importa para el conjunto de los estudiantes y docentes argentinos, lo que está claro es que entre los Bullrich-Avila y los Yacobitti-Cantard no hay diferencias de principios, mucho menos un debate sobre política académica. Está en juego el manejo de los fondos millonarios que derivan de las políticas privatistas en curso y de las que se pretenden desarrollar. El límite a esta orientación capitalista sobre la educación está dado por la propia crisis mundial. De Chile a Estados Unidos, las “burbujas universitarias” se quiebran por el peso de sus propias contradicciones, dejando un tendal de estudiantes y familias endeudadas. Nos oponemos a esta orientación antieducativa y elevamos nuestra voz para reemplazar a los Avila y a los Yacobitti por un genuino cogobierno de estudiantes y trabajadores, electo por el voto popular. Es la condición para que la universidad pueda olvidar sus negociados y corruptelas y se convierta en la palanca de un verdadero desarrollo nacional dirigido por las mayorías trabajadoras.