Ambiente

10/7/2023

A 15 años del fallo Mendoza, algo sigue oliendo mal en el Riachuelo

Se cumplieron 15 años del fallo que insta al Estado a sanear la Cuenta Matanza Riachuelo, algo en lo que no se ha avanzado.

Cuenca Matanza - Riachuelo.

Se cumplieron 15 años del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre la causa Mendoza, que insta al Estado a sanear la Cuenca Matanza Riachuelo. Desde aquel 8 de julio de 2008 hasta ahora, poco se ha avanzado en esa línea.

Con una superficie de 2200 km2, atravesando 14 municipios del conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires, alberga en sus orillas y zona aledañas a más de seis millones de personas (15% de la población del país). Y 13 mil establecimientos industriales, de los cuales 1.397 fueron considerados agentes contaminantes. Pero como viene sucediendo desde hace muchos años, las plantas fabriles siguen descargando desechos altamente peligrosos sin ningún tipo de control por parte del Estado. Sucede que la cuenca genera el 30% del Producto Bruto Interno (PBI) de la Argentina. Primero la vil moneda por sobre las condiciones básicas de vida del pueblo trabajador.

El Estado es responsable

“A la fecha, los avances han sido pocos, y hoy la realidad indica que mientras los valores de oxígeno disuelto en agua de la Cuenca sigan siendo inferiores a 1mg/litro, esta imposibilita la vida, y el Cadmo, plomo, zinc y cromo presentes en el agua forman un coctel de desidia y falta de políticas de saneamiento, génesis de la situación que hoy padecen sus habitantes. (…). En cuanto a la salud, la Organización Mundial de la Salud determinó que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental de la salud pública en nuestros días, y que la exposición a ese aire está asociada a muertes por cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, accidentes cerebro-vascular y enfermedad cardíaca” (Clarín, 27/09/2022).

Villas, asentamientos y barriadas humildes, instaladas en las veras del Riachuelo, expulsadas de centros urbanos por especuladores inmobiliarios, avalados por gobiernos y políticos capitalistas, lo demuestran. El ejemplo más claro es Villa Inflamable, ubicada en Dock Sud, Avellaneda, donde al hambre se le suma la contaminación y las precarias condiciones habitacionales y barriales.

Justamente será de esta villa de donde, en 2004, un conjunto de habitantes denuncia al Estado y 44 firmas, encabezados por Beatriz Mendoza, profesional médica de la Unidad Sanitaria “San Martín de Porres”, ubicada dentro del Polo Petroquímico más grande del país. En ese lugar es donde se efectuaron análisis de sangre que dieron como resultado vecinos con altos niveles de benceno, tolueno y plomo (el triple de lo normal), especialmente en niños, mujeres embarazadas y adultos mayores, provocando abortos espontáneos, linfomas, leucemias, infecciones internas y cutáneas, y muertes.

Más de 1.800 familias sobreviven ausentes de cloacas (los vecinos hacen sus necesidades en baldes que luego desechan en una laguna color verde radiactivo, además de que no cuentan con redes de agua potable (reciben un bidón de 5 litros por día, por parte de AYSA), redes pluviales o eléctricas seguras, y viven pisando tierra, barro y podredumbre ante la falta de asfalto y cemento, en casillas de chapa, cartón, maderas y bolsas, hacinadas y en constante riesgo de destrucción. Pese a que la sentencia de la Corte Suprema inste reubicar a las familias, mucho menos de la mitad fueron reinstaladas, y no existe un serio plan de construcción de viviendas para ello.

Para desarrollar la tarea de saneamiento, en diciembre de 2006, mediante la ley 26.168, el gobierno nacional, presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria-PJ) crean la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), un ente estatal integrado por representantes del ejecutivo nacional (Ministerio de Hábitat y Medioambiente), de la Provincia de Buenos Aires, municipios con veras en el cauce y de los gremios portuarios. “Debe perseguir tres objetivos simultáneos: 1. La mejora de la calidad de vida de los habitantes de la cuenca; 2. La recomposición del ambiente de la Cuenca en todos sus componentes (agua, aire y suelos) y 3. La prevención de daños con suficiente y razonable grado de predicción” (Texto ley).

Según su nomina de personal, tanto administrativos como de obras en la vía pública, son 777 para 2200 kilómetros cuadrados. Pero la realidad es otra. Son mucho más desarrollando tareas de desmalezamiento y limpieza de arroyos y playas en negro, y en muchas ocasiones sin uniformes ni elementos básicos para desarrollar los quehaceres, sin siquiera habiendo recibido la aplicación a la vacuna antitetánica, explotando cooperativistas, monotributistas y beneficiarios del Potenciar Trabajo. Esto demuestra nuevamente como es el Estado el primer precarizador.

A 15 años el Estado no ha cumplido con ninguno de los puntos anteriormente nombrados. Sucede que todos los gobiernos que pasaron (peronistas, radicales y macristas) desarrollan medidas en beneficio de las contaminantes. Rizen-Shell, petroquímica ubicada frente a Villa Inflamable, que descarga veneno 24×7, viene recibiendo subsidios y perdones impositivos por parte del Estado. Acumar le ha dado a las contaminantes el control de sus desechos, creando años atrás un portal virtual donde las industrias deben cargar cuánto y qué desechan mediante una declaración jurada. La dan a cuidar las ovejas al lobo.

Del mismo modo, no ha existido control alguno sobre la proliferación de basurales a cielo abierto en las barriadas. Actualmente la agencia se ha puesto en modo campaña por la navegabilidad del Riachuelo. Transformando sus aguas en botín para especuladores inmobiliarios, financieros y turísticos.

Una salida obrera y socialista

Para terminar con la depredación ambiental, y cumplir con la sentencia de saneamiento de la Cuenca, deberá ser tomado por los vecinos y trabajadores afectados.

Desde el Polo Obrero y Partido Obrero impulsamos reemplazar Acumar, un agujero negro presupuestario, por asambleas barriales, en los lugares de trabajo y estudio, que conformen comités a cargo de auditar las descargas fabriles y el fin de los basurales a cielo abierto. Así también el desarrollo de planes de obras de obras públicas y viviendas populares bajo control de los habitantes de las barriadas más urgentes.

Quince años de barbarie. Es hora de expulsar a los políticos capitalistas y dar paso a la izquierda y los trabajadores.