El pasado sábado 11 de mayo, Antolíni Magallanes, mandamás del partido Nuevo Encuentro de la Ciudad de Buenos Aires y ex director general de Acumar dio su opinión sobre la agencia para el diario Página 12, donde hace un muy breve recuento de lo realizado y una denuncia de los despidos en curso. Pero olvidando las precarias condiciones de labor de sus empleados, y de las condiciones de vida de los vecinos de la Cuenca Matanza Riachuelo, en sus años de mandato.

Bajo el título “El Riachuelo y el Péndulo”, Magallanes afirma que “La creación de Acumar empezó a evidenciar mejoras en la Cuenca Matanza Riachuelo. Sobre todo en estos cuatro años, mediando dos de pandemia. Hoy sus riveras son espacios públicos verdes, se avanzó en planes de control industrial, salud, vivienda, cultura y patrimonio, agroecología, educación, calidad ambiental, participación social (…) Hoy se hacen casas donde hubo villa, que buscan ventanales con vistas al Riachuelo”. Un balance falas.

Vecinos y vecinas de Villa Inflamable (Avellaneda), Isla Maciel, Dock Sud, La Boca y Barracas (CABA) demuestran como lo que ayer eran villas y barriadas urgentes hoy lo siguen siendo; y peor aún, con incremento de habitantes, resultante de las medidas de ajuste, sin solución a la crisis habitacional y la ausencia de servicios básicos.

Lo demuestran las salitas sanitarias de atención médica de dichas barridas, ausentes de elementos básicos para sus urgencias. La crisis habitacional, el hacinamiento y las precarias condiciones de supervivencia. Especialmente en Inflamable, donde al hambre y la miseria se le suma la contaminación, con viviendas frente al Polo Petroquímico más grande del país, a menos de cinco kilómetros de Casa Rosada, dando como resultado pibes y pibas, mujeres embarazadas, bebés y adultos mayores con el triple de lo habitual de niveles de plomo en sangre, infecciones en la piel y órganos, problemas respiratorios, casos de linfomas y leucemias.

Como contrapartida, el Estado está presente en el mantenimiento de subsidios a las petroleras contaminantes, y totalmente ausente en el control de la contaminación y tratamiento de las enfermedades anteriormente informadas.

De esto Antolíni no habla. Como tampoco de los innumerables intentos de quita de los bidones de agua potable a las más de 17.000 familias de Villa Inflamable, por parte del municipio de Avellaneda, encabezado por Jorge Ferraresi (PJ), siempre con el aval de Acumar. Brutal ajuste frenado por los piquetes de vecinos y vecinas de la barriada.

El exdirector tampoco rinde cuentas de los efectos producidos por las fuertes tormentas que azotaron al Amba pocas semanas atrás con inundaciones, como resultado de la entrega de terrenos humedales al gran capital. Acción que ha desarrollado el intendente de Avellaneda, obsequiándole tierras a la firma multinacional de contenedores Exolgan para ampliar los playones de depósito y maniobras. Se negaron a debatir una ley que proteja a los humedales y los regalan para llenarlos de cemento y hormigón. El resultado son decenas de miles de familias inundadas con aguas putrefactas, tanto dentro como fuera de sus humildes casillas.

Según Antolíni, el futuro aumento de la contaminación es resultado de “la mano invisible de la libertad de mercado”, impulsada por la nueva gestión Milei. Es cierto, pero parece que nuevamente se olvida de la política del Estado en la falta de control de las descargas de petroquímicas y grandes firmas industriales como Shell, YPF, Petrobras, Dapsa, Cementos Avellaneda y Trieco, por nombrar algunas de las miles de plantas que descargan metales pesados y sustancias altamente tóxicas en aguas, aire y tierras.

No olvidar que el propio Acumar, desde hace años, ha creado un sistema de auditoría donde las propias empresas informan qué y cuánto contaminan. Que el lobo cuide a los corderos. Vale recordar que la firma Trieco SA, encargada del tratamiento final de residuos peligrosos (hospitalarios), se encuentra denunciada e investigada por la Justicia internacional, por sobornos al gobierno de Alberto Fernández (PJ), pero no a los directivos de la Agencia. Mientras, Trieco sigue enterrando y quemando basura altamente peligrosa para la salud, sin los protocolos de cuidado, desde hace largo años. Poniendo en seria amenaza a vecinos y trabajadores. De esto, para Antoloni, de esto no se habla.

Al final de la columna de opinión, el exdirectivo expresa que “Dejar de cuidar la Cuenca Matanza Riachuelo es una invitación en el corto plazo a volver a daños irreversibles. Despedir personal experimentado es acelerar el proceso de degradación de la Cuenca y el Estado”. Nuevamente es verdad lo que dice, pero parece que se olvida que en su gestión ponía a trabajar a cooperativistas, monotributistas e integrantes de planes sociales. Desarrollando tareas sin registración alguna, sin ART, aguinaldo, aportes jubilatorios, ni obra social, ni vacaciones pagas. Demostrando cómo el Estado es el primer precarizador, tanto en las condiciones de trabajo como en la vida del pueblo.

La columna de opinión de Antolíni Magallanes termina siendo una lavada de manos (y responsabilidades) de su gestión.

Desde su creación, hace más de quince años, la Agencia Cuenca Matanza Riachuelo no ha cumplido su función. El Riachuelo sigue siendo un basural a cielo abierto, donde los grandes capitalistas lo utilizan como cloaca. A contrapartida, miles y miles de trabajadores sobre sus orillas. Solo en Inflamable han reubicado a menos de un cuarto de sus habitantes.

Hoy, mediante el discurso de “no hay plata”, despiden trabajadores, incrementando la fuerte política de pauperización laboral y ambiental. Como lo expresan sus laburantes, en Acumar no sobra nadie. Reincorporación ya todos los despedidos. Basta de trabajo no registrado, pase a planta permanente de todos los trabajadores. Por un plan de infraestructura (red de cloacas, agua potable, eléctrica segura, pluviales, asfalto y veredas). Plan de viviendas populares en las barriadas más urgentes. Cumplimiento en la reubicación de los vecinos de Inflamable, Isla Maciel y Dock Sud. Obras controladas por comisiones de vecinos y laburantes de las zonas afectadas. Control obrero de las descargas de las industrias.

A los gobiernos del hambre, la miseria y la depredación ambiental le hacemos frente en las calles, con una alternativa obrera y socialista.

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