Fuerzas policiales alemanas desalojaron este martes 17 un campamento de militantes ambientales en Lützerath, territorio ubicado en Renania del Norte-Westfalia. En el curso de la represión fue detenida la reconocida activista Greta Thunberg.

Desde el viernes pasado, se desarrollaban medidas de protesta cerca de una mina carbonífera a cielo abierto, que el gobierno alemán, además, pretende ampliar.

En julio de 2022, el gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz, en el que también revisten los verdes, autorizó el abastecimiento a carbón de las centrales eléctricas, en un intento por ahorrar gas, en el marco de la crisis energética que sacude al viejo continente.

El uso del carbón se ha incrementado notoriamente en Alemania, a contrapelo de los discursos de prescindir de él para 2030.

La guerra imperialista en Ucrania, en la que Alemania interviene a través de la provisión de armamento al régimen de Volodomir Zelensky, contribuye al agravamiento de la crisis ambiental global.

Ocurre que las sanciones y contra-sanciones entre el imperialismo y Rusia han disparado el precio del gas ruso y de los combustibles en general. La industria alemana, muy dependiente de la energía del Kremlin, se ha visto severamente afectada. Para mitigar el impacto, buscó nuevos proveedores (como Qatar) y apela otra vez en forma masiva al carbón, teóricamente en forma temporal.

Las grandes potencias, representantes de los intereses de los pulpos capitalistas del petróleo y la energía, son las principales responsables del fracaso de las cumbres climáticas y del incumplimiento, incluso, de los más limitados compromisos de reducción de emisiones.

La represión contra los movimientos ambientales es la consecuencia inevitable de esta orientación. Para defender el ambiente, necesitamos impulsar la lucha contra los gobiernos capitalistas.