La empresa noruega Equinor, junto a YPF SA, impusieron la interrupción de la feria judicial de enero para que la Cámara Federal de Mar del Plata resuelva con “celeridad” la disputa por la explotación petrolera offshore. Esta asociación entre Equinor e YPF SA le cede a los noruegos la exploración sísmica de una enorme área del Mar Argentino mientras que la petrolera “estatal” tendría a cargo la  explotación posterior. El Estado argentino posee el 51% de las acciones de YPF SA.

Lo que vienen perdiendo en las calles y con los Atlanticazos, Equinor y Axel Kicillof quieren apropiárselo en los tribunales. A la hora de la explotación offshore no hay “lawfare” que valga y sí una concordancia entre el gobernador -quien pidió públicamente por la ejecución del proyecto-,  el gobierno de los Fernández, la multinacional noruega y la corrupta justicia patronal argentina. Esta convergencia confirma que la explotación contaminante del petróleo mar adentro es una cuestión de Estado para los capitalistas y  una prioridad para el peronismo gobernante que raspa la olla para reunir los dólares necesarios para pagar la usurera y fraudulenta deuda externa.

Los saqueadores ambientales llaman “trabas a la inversión” a las multitudinarias movilizaciones populares, extendidas por distintas ciudades, en defensa de la vida, fauna y flora marina, amenazada por las bombas sísmicas y la explotación hidrocarburífera en el Mar Argentino. Interpretando los intereses capitalistas, la “justicia” se despabiló para dejar sin efecto la medida cautelar presentada por distintas organizaciones ambientalistas y luego para habilitar los recursos interpuestas por Equinor e YPF SA .

La campaña mediática a favor del proyecto offshore tiene como cabeza al  gobernador  bonaerense. Kicillof, lanzado a la reelección como un hombre fiel a los intereses de la clase capitalista. El ” Kici” y la empresa noruega buscan asegurarse con un dictamen judicial favorable que no se repitan situaciones como las que llevaron en noviembre del 2022 a la cancelación del contrato con el buque encargado de la prospección sísmica.  No fue la “justicia” sino la  movilización popular la que  obligó al barco de Equinor a pegar la vuelta.

La demagogia del jefe comunal del PRO, Guillermo Montenegro, se pinchó con el retiro de la cautelar presentada por el municipio de General Pueyrredón. El intendente de Mar del Plata se movió al  compás de las exigencias capitalistas y de las propias  demandas  de sus pares de  Juntos por el Cambio -partidarios, como toda la derecha, de la extracción de hidrocarburos offshore. La burocracia sindical portuaria  actúa como lobbista  de Equinor y las empresas tercerizadas asociadas, amenazando con la “pérdida de puestos de trabajo” si el puerto de Mar del Plata es desplazado por un competidor.

Para esto, repiten la cantinela sobre los cinco millones de dólares que se perdieron por las demoras judiciales. Metiendo miedo y presión, la burocracia “amiga” de Kicillof niega, como toda la burguesía, que exista un peligro de impacto ambiental pero omite deliberadamente que el pozo exploratorio Argerich 1 sigue pendiente de aprobación.

Equinor y la sociedad anónima YPF apuran un fallo favorable mientras chantajean con una posible derivación del proyecto de exploración y explotación al Uruguay. El recule del intendente Montenegro obedece, entre otras cosas, al interés rival del jefe comunal -también del PRO-  de Bahía Blanca, quien pretende que sea el puerto bahiense el destinatario del acuerdo Equinor- YPF SA.  La gigantesca superficie que quedaría  sometida al  bombardeo sísmico del  lecho marino  – las llamadas áreas de búsqueda de hidrocarburos-   abarcan unos 6.245 km2 costa afuera de Mar del Plata; y 3.443 km2 a más de 400 km de la costa de Necochea.

Esta es la magnitud del impacto ambiental que está en juego y que genera el rechazo popular. Toda confianza en  la “justicia” choca con lo que viene sucediendo y adormece el espíritu de lucha del Atlanticazo. Desde el Partido Obrero y Tribuna Ambiental llamamos a continuar la movilización por un Mar sin Petroleras  hasta enterrar definitivamente el proyecto que amenaza la vida acuática en el Mar Argentino. Fuera Equinor.