El martes 18 de enero se desarrollaron movilizaciones en distintos puntos del país contra la exploración off shore frente a las costas de Mar del Plata, recientemente autorizada por el gobierno. Se trata de la segunda jornada nacional de lucha contra este emprendimiento de alto impacto ambiental a manos de la petrolera noruega Equinor, en conjunto con YPF y Shell.

Este nuevo episodio del #Atlanticazo tuvo una de sus expresiones más contundentes en la ciudad de Mar del Plata, donde cientos de vecinos y organizaciones ambientales se movilizaron desde la Anses, pasando por el Municipio hasta llegar al emblemático monumento del lobo marino sobre La Rambla. A su vez, la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones realizó una convocatoria simultánea en CABA, que comenzó en Congreso y finalizó con un acto en las puertas de la embajada de Noruega.

Crece el rechazo popular a la explotación petrolera en el Mar Argentino debido a sus conocidos efectos destructivos sobre la fauna marina, tanto por la contaminación sonora que trae aparejado la exploración sísmica, como por los potenciales derrames una vez realizadas las perforaciones. Consecuencias que, a su vez, afectan directamente a otras actividades productivas como la pesca.

El pueblo marplatense viene exigiendo que se lleve a cabo un estudio de impacto ambiental de carácter imparcial, ya que el Estado habilitó este negociado petrolero valiéndose de la información provista por la propia empresa beneficiada, que, lógicamente, minimiza los potenciales daños. Actualmente, la Fiscalía N°1 a cargo de Laura Mazzaferri se hizo eco del pedido y solicitó la suspensión de todas las operaciones.

Los voceros oficiales defienden el proyecto como si fuera un puntal para el desarrollo energético y el progreso del país. Lo cierto es que venden “gato por liebre”, se trata de un proyecto que reafirma el carácter semicolonial de Argentina, donde se le ofrece un sinfín de prebendas a una petrolera multinacional para que saquee los recursos naturales del territorio en beneficio propio, condenando a la población local a asumir enormes riesgos ambientales y sanitarios. Sucede que el gobierno está decidido a promover estas actividades extractivas con destino de exportación, en el afán de recoger divisas para utilizarlas en el pago de la deuda al FMI.

Debemos, entonces, recoger las lecciones del Chubutazo que quebró el avance megaminero y redoblar la movilización callejera para defender nuestro mar y los ecosistemas, contra los gobiernos entreguistas que garantizan el saqueo. A desenvolver a fondo el Atlanticazo, fuera Cabandié, nacionalización bajo control obrero de toda la industria energética para ponerla al servicio de las necesidades sociales y el resguardo del ambiente. Fuera el FMI, no al pago de la deuda usuraria.

 

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