El martes de esta semana renunció el Jefe de Asesores del gobierno nacional, Antonio Aracre. La salida del exCEO de Syngenta y aliado directo del presidente respondió a una exigencia de Sergio Massa, en medio de una puja interna entre el ministro de Economía y Alberto Fernández. La grieta se profundiza en el Frente de Todos, después de su fracaso en frenar la inflación, algo que quedó en evidencia con los últimos números que arrojó el Índice de Precios del Indec. Según el diario La Nación, la crisis del oficialismo se profundizó cuando se filtró que Aracre habría presentado un plan antiinflacionario, postulándose como reemplazante de Massa.

Massa es el hombre del FMI, uno de los representantes del imperialismo yanqui, y cuenta con el apoyo de la burocracia sindical de la CGT, que acuerda paritarias miserables para los trabajadores, y, en vez de criticar al gobierno, pide a la oposición que se sume a un acuerdo económico-social de largo plazo. El tuit sugestivo de Malena Galmarini frente a los rumores, que dice “el fin es cuando se va Massa”, fue una alerta para que Alberto Fernández le terminará de bajar el pulgar a Aracre.

En medio del conflicto, el dólar blue escaló este jueves a $440. El Banco Central se deshizo de casi 200 millones de dólares de sus reservas y el gobierno ni siquiera recibió ofertas por el nuevo dólar soja a $300, el último regalo que le hizo Massa a los dueños del agronegocio. Siguen los beneficios para los capitalistas agrarios, mientras se devalúan el peso y los salarios día a día.

Para que el gobierno de Alberto y Cristina Kirchner pueda cumplir con las metas con el FMI, también tiene que profundizar el saqueo de nuestros recursos naturales y la depredación del ambiente.

La semana pasada, el canciller Santiago Cafiero recibió a la número dos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Wendy Sherman, con el objetivo de cerrar un ‘’acuerdo de libre comercio de cara a la relación con el litio’’. Buscan apropiarse de la explotación del litio, y ponerlo bajo control de los capitales yanquis, que compiten en Argentina con las empresas chinas presentes en seis proyectos relacionados con el mineral en fase de exploración -siendo China el destinatario de un 42% de las exportaciones de litio extraído en suelo argentino.

Estados Unidos tiene su fuerte en la minera Livent, que opera en la frontera de Catamarca y Salta, y que ya derramó miles de litros de ácido clorhídrico en el Salar del Hombre Muerto, atacando la biodiversidad y afectando la salud de la población. Esta minera declara los precios de exportación 5 veces por debajo de lo que cotiza el litio en el mercado internacional. Un verdadero robo.

Mientras Alberto Fernández y el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, hacen demagogia con un discurso “verde” e inaugurando la COP2 del Acuerdo de Escazú, en Argentina se profundizan los desmontes y la deforestación (300 mil hectáreas de bosques nativos por año) para extender la frontera agrícola y la especulación inmobiliaria, y se refuerza el accionar de las petroleras offshore en la Costa Atlántica. Esto, además, agrava la crisis hídrica, que deja a los pueblos sin agua potable, y termina beneficiando a las mineras como en Catamarca, La Rioja, Mendoza, Chaco y otras provincias del país.

Necesitamos desarrollar un movimiento independiente en defensa del ambiente, que se levante contra el FMI y sus acuerdos con el Estado, los gobiernos, y los negacionistas del cambio climático como Milei, que quieren destruir nuestro futuro.

En la Audiencia Pública organizada por la banca del Partido Obrero en el Frente de Izquierda Unidad, la Asamblea del Paraná, y la agrupación Tribuna Ambiental, que contó con la importante presencia de vecinos de localidades ribereñas como Tigre, Zárate, Campana, Ramallo y Escobar, se propuso impulsar un Encuentro Nacional de Lucha Ambiental para unificar las luchas que se dan en todos los territorios, para defender el ambiente y nuestra vida.

Sigamos ese camino.