Aniversarios

2/10/2019

Cata Guagnini: homenaje a una gran luchadora y militante revolucionaria

A 15 años de su muerte.

Cata Guagnini

Hace 15 años, el 30 de septiembre del 2004, fallecía a los 89 años de edad nuestra compañera Catalina Guagnini.

Cata siempre fue una militante progresista (por la educación estatal, laica y gratuita que la llevó a enfrentarse como Inspectora con el gobernador Alende de la Provincia de Buenos Aires en épocas de Frondizi; en la fuerte movilización argentina por las campañas de solidaridad con la revolución española; etc.). Pero su momento histórico más importante fue bajo la dictadura militar de Videla, cuando fue una de las fundadoras de la mítica organización de lucha por la aparición con vida de los detenidos-desaparecidos: la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, más conocida como “Familiares”.

Ella era ‘familiar’ de dos hijos desaparecidos por la dictadura. En calidad de tal se reunía un grupo en la sede de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, organismo con un peso dirigente del PC. Se trataba de un PC colaboracionista de la dictadura y que, más allá de la actitud militante de diversos familiares, frenaba políticamente las iniciativas de organización y movilización. Esa fue la razón por la cual Cata y un grupo de familiares, se apartaron, crearon “Familiares” y terminaron alquilando como su sede un local a metros de Congreso, en Riobamba y Rivadavia, en cuya puerta continúa la placa de la organización.

Siendo dos de sus hijos mayores dirigentes de la JP, Cata fue sin embargo ganada por su hijo menor, Miguel, para las posiciones del trotskismo revolucionario que representaba Política Obrera (nombre que tenía el actual Partido Obrero antes de que fuera proscripto por la dictadura). En 1973 ya estaba militando, colaborando activamente con diversas tareas técnicas del periódico y la editorial que impulsaba el partido, promotora -en esa época- de la mayor cantidad de ediciones de las obras de Trotsky en la Argentina. También, probablemente, yo haya sido el que la organizó por primera vez (creo que en el verano de 1974) en un círculo partidario. Estábamos tratando de reagrupar sectores ‘mayores’, de profesionales y otros sectores; teníamos el saludable ‘complejo’ de que éramos una organización 99% de jóvenes militantes obreros y estudiantiles. En ese círculo había dos abogados y otros miembros con diferencia generacional y hasta social en un partido que estaba volcado ciento por ciento al trabajo sobre la clase obrera. Cata jugó un activísimo papel de argamasa para solidificar el grupo y transformarlo en un activo militante.

Como miembro activo y dirigente de Familiares, Cata fue perseguida y tuvo que trabajar en la clandestinidad. Se tuvo que mudar de su histórica casa de la calle Castro, en la zona de Boedo. Una vecina, amiga de Cata, contó que le dijo que viajaba a radicarse en el interior y que, bastante tiempo después, la invitó a cenar -previo ‘tabicamiento’- a un departamento que había alquilado por la calle Rivadavia. Su casa fue, como era de esperar, allanada. Y en la casa de su hijo Miguel sobre la calle Sarmiento (en el Once) fue ‘visitada’ por policías de civil. Una vecina pidió un turno a Basilio, el hermano de Cata, que era médico y concurrió a su consultorio para contarle todo esto y poner a Cata (y su marido Omar) sobre aviso y a salvo. Al salir, Basilio le dio una receta con un remedio para el hígado, por si la habían seguido y la detenían.

Luego de que su hijo Miguel fuera secuestrado por la dictadura (junto a Pablo Rieznik) y de que se lograra su liberación con una fuerte campaña nacional e internacional, se organizó su salida clandestina del país, con su esposa y sus hijos, a Brasil (aprovecho la circunstancia para enviar mi pésame, particularmente a sus hijos y nietos, por el fallecimiento hace unos pocos días de Raquel Villagra, nuera de Cata, que tuvo que afrontar los sacrificios de la clandestinidad y el exilio). Cata estuvo viviendo con ellos un corto período en San Pablo. En esa casa se realizaron reuniones de la dirección del PO residente en Argentina y en Brasil. Más adelante la dictadura brasilera, en combinación con la dictadura argentina, allanó la casa de Miguel y este tuvo que partir con su familia más lejos, a Venezuela. Fue un intento de quebrar la organización clandestina de Política Obrera en Brasil.

Pero ya Cata no estaba allí. Había vuelto clandestinamente a la Argentina y se había puesto al frente de la lucha por los detenidos-desaparecidos. Encabezó activamente infinidad de campañas, como la realizada ante la visita de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos. Fue también una gran luchadora por el Frente Único entre “Madres” y “Familiares” y logró, en la gran mayoría de los casos, forjarlo. Por eso fue también tan respetada por todos los luchadores democráticos del país: nunca antepuso intereses particulares a los de las necesidades del conjunto del movimiento de lucha. La línea de frente único del PO tuvo a través de Cata una enorme expresión, mostrando una gran consecuencia, solidaridad y espíritu de lucha.

No nos podemos, ni debemos extendernos más, ya que esta parte de su trayectoria es ampliamente conocida. Debido a su militancia reconocida Cata fue candidata a vicepresidenta por el Partido Obrero, junto a Gregorio Flores, en la primera elección democrática. Casi con 70 años encima también fue una de las detenidas en el local central del PO, de la calle Ayacucho, en 1989, cuando Alfonsín decretó el estado de sitio y lanzó una campaña de detenciones y allanamientos de nuestros locales.

Cuando ya el físico le daba menos, Cata siguió activando, nuevamente en el aparato interno del Partido: en el cobro semanal de las finanzas regionales.

En el museo de la Esma (Escuela Mecánica de la Armada), donde funcionó un campo de concentración dictatorial, le han abierto una sala con su nombre como homenaje.

Bajo la dictadura y bajo la democracia, Cata luchó en Familiares para enfrentar la obediencia debida, el punto final y el indulto de los gobiernos de Alfonsín y Menem, por repudiar la masacre de La Tablada, por mantener la independencia política del movimiento de derechos humanos respecto a los gobiernos capitalistas de turno.

Nuestro homenaje a una de las próceres del Partido Obrero y del trotskismo revolucionario mundial. Su lucha no se ha detenido y continúa con las nuevas generaciones en el Partido Obrero y la lucha por la refundación de la IV Internacional.