Aniversarios

2/5/2022

El hundimiento del Belgrano: un premeditado crimen imperialista

A 40 años de un suceso cobarde en el marco de la Guerra de Malvinas.

La falta de previsión para una guerra naval fue clave.

Se cumplen 40 años de un suceso cobarde y criminal, en el marco de la Guerra de Malvinas: el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano por un submarino atómico inglés.

La Junta Militar y su incapacidad

Desde el desembarco del 2 de abril la Junta Militar tenía la previsión que en realidad no habría guerra. La dictadura estaba lejos de querer confrontar en armas a una nación imperialista. Su caracterización era que podrían ocupar, mantenerse y negociar una salida diplomática al conflicto de la soberanía de Malvinas.

Galtieri y compañía suponían que Margaret Thatcher no iniciaría un contraataque, dada su debilidad política y los serios problemas logísticos de sostener una acción militar a 15.000 kilómetros de distancia y sin bases cercanas. Pensaban que después de algunas protestas se sentaría negociar. Confiaban plenamente en las relaciones políticas que habían sabido forjar a sangre y fuego con los Estados Unidos en el combate a los sandinistas. Los hechos demostrarían lo contrario. Partiendo de este dato es que se puede entender la preparación militar del gobierno militar, o mejor dicho la ausencia de preparación. La falta de planificación de las Fuerzas Armadas fue sin duda un factor esencial de la derrota militar.

Desde la errónea fecha del desembarco por las condiciones climáticas, adelantada por la crisis política de la dictadura, hasta la incapacidad y negligencia logística (rayana en una traición derrotista) de abastecer a las tropas con condiciones básicas de subsistencia, armamento, comida e indumentaria necesarias.

La Operación Rosario y el inicio de la guerra

La ocupación de Puerto Argentino fue el 2 de abril, cuando 700 Infantes de Marina y 100 integrantes de Fuerzas Especiales desembarcaron en las islas. Confiados en la “estrategia” de la negociación, a los cinco días comenzaron incluso a retirar parte de las tropas, y empezaron a salir a la luz los límites de la comandancia. Por ejemplo: la Fuerza Aérea Argentina solicitó el 2 de abril que el Estado Mayor Conjunto transportara los elementos necesarios para alargar la pista y ampliar la playa de estacionamiento para aviones en operación, así como también artillería que permita montar una defensa, pero ambos pedidos quedarían en espera y las consecuencias serían serias para la tropa argentina.

El sistema de misiles Exocet comprado con anterioridad a Francia (un sistema de misiles aire-mar, especialmente teledirigido para la guerra contra una flota) fue excelente pero totalmente insuficiente. Lógicamente el gobierno “socialista” francés brindó a la armada británica los datos para anularlos, y además bloqueó las entregas de repuestos pendientes, adhiriendo al bloqueo de la Otan. La dictadura no respondió al ofrecimiento del gobierno peruano de enviar aviones, pilotos y misiles para la guerra.

Jorge Anaya, el comandante de la Marina y principal impulsor de la ocupación de las Malvinas, tomó la “determinación” de no sacar la flota naval argentina al mar sino mantenerla anclada en los puertos y bases continentales, para “preservarla”. ¿Buscaba una guerra de desgaste? No utilizó la flota como artillería móvil y para cortar líneas de comunicación británicas.

La falta de previsión para una guerra naval por parte de la dictadura sería una pieza clave del resultado. El hecho de que cada movimiento de la flota naval argentina (como de la aviación y de las tropas terrestres) era vigilado directamente por los satélites yanquis. Lejos de ser aliados, como preveía Galtieri, fueron aliados directos de la Reina.

El ARA Belgrano

El hundimiento del Crucero ARA Belgrano fue el verdadero inicio de la guerra. La flota británica, armada incluso con armas nucleares, respondió al desembarco y se movilizó a las Malvinas. Lejos de avanzar en la vía diplomática, Thatcher buscaba su propia victoria.

El 30 de abril Estados Unidos abandona la mesa de negociaciones y la vía diplomática llega a su fin. Se planteó una mediación realizada por el presidente peruano, Belaúnde Terry, y el secretario general de la ONU, el peruano Perez Cuellar. En mitad de las consultas y reuniones, Thatcher provoca el inicio fuerte de la agresión para bloquear la iniciativa mediadora y un eventual recule de Galtieri.

La inteligencia de la dictadura prevé un desembarco británico y organiza lo que sería la primera batalla naval de la guerra. En dos grupos (el 25 de Mayo y el Belgrano) la flota naval argentina se despliega en busca de posición de ofensiva. Durante el 1 de mayo es detectada en distintos puntos. Las condiciones climáticas demoran el ataque aéreo desde portaaviones y finalmente Anaya decide replegar la flota hacia los puertos.

El 2 de mayo el ARA Belgrano navegaba, por fuera, contorneando, la zona de exclusión que unilateralmente había declarado el gobierno británico, donde amenazaba con atacar cualquier embarcación que estuviera dentro. Para la comandancia argentina debía cumplir tareas de distracción. Sin embargo, el almirante Woodward recibió autorización de Londres para atacar el ARA Belgrano fuera de la zona marítima de exclusión. El HMS Conqueror atacó y hundió al ARA Belgrano. Thatcher hundía una salida negociada sin acción militar de envergadura previa.

El resultado fue 323 marineros argentinos muertos. La brutalidad y alevosía del hundimiento, un verdadero “crimen de guerra”, obligó incluso al partido Laborista británico -que avaló la política imperialista del gobierno de Thatcher- a denunciar el hundimiento.

Los aviadores de la Fuerza Aérea jugaron un papel heroico y altamente eficiente durante la guerra en el mar. Lograron atacar con éxito y hundir a los destructores británicos HMS Sheffield y Coventry, y a otras tantas embarcaciones de la flota británica lograron dañarlas de manera considerable. El impacto de estos ataques no solo galvanizó a las masas argentinas para profundizar la lucha contra Thatcher, sino que hizo dudar al “imperio” de poder consumar una victoria militar importante, que no fuera pírrica.

Fueron contabilizadas catorce bombas que impactaron en los cascos de buques británicos sin llegar a explotar. Defectos (incluso sospecha de sabotaje) del mantenimiento logístico de las Fuerzas Armadas argentinas, que colocaron el centro de sus abultados presupuestos militares en la represión al pueblo trabajador.

El rol de los soldados argentinos contrastó directamente con el de sus superiores. Mientras unos enfrentaban las peores condiciones de la guerra impuestas por la Junta Militar y al ejército inglés, otros buscaban un salvavidas a costa de los soldados, en su mayoría conscritos casi sin entrenamiento militar. Sin ropas de abrigo, pasando literalmente hambre, sin municiones ni armamento suficiente. Los métodos dictatoriales represivos fueron aplicados contra los jóvenes proscritos (estaqueados bajo la nieve, entre otras prácticas).

Las tropas argentinas “de élite” estaban estacionadas –de acuerdo con los planes del Estado Mayor argentino- en el continente, cerca de la cordillera andina en prevención de un posible ataque de la dictadura pinochetista, que era solidaria con los británicos.

Es necesario, aún un estudio por parte de los trabajadores y la izquierda del desarrollo militar de la guerra. ¿Se podía haber derrotado al matonismo de Thatcher? No cabe ninguna duda que la guerra significa el ataque total contra el enemigo para quebrar su voluntad de lucha. Ataque que se da en todos los planos. Thatcher estaba dispuesta a elloo. El envío de armas atómicas “tácticas” no era un adorno, eran para ser usadas, si la situación se les exigía, en el ataque al territorio continental argentino (Río Grande en Tierra del Fuego). Demás esta señalar las sanciones económicas aplicadas por Thatcher y acompañadas efectivamente por el imperialismo mundial y la Otan (como ahora se realizan contra Rusia). En cambio la dictadura se limitó a las declaraciones, pero preservó las posesiones inglesas y yanquis en la Argentina.

La liberación de las Malvinas no pasa por acciones aisladas, sino inevitablemente por la lucha por la expulsión del imperialismo de Argentina y de América Latina, y la instauración de gobiernos de trabajadores.