“Also sprach el señor Núñez” es una obra dirigida por David Bogado, basada en el cuento homónimo de Abelardo Castillo. Trata de dos oficinistas (interpretados por Nicolás Cayol y Pablo Rojas respectivamente) que, entre papeles, facturas y llamados de clientes, entablan un diálogo a través del cual fantasean en torno a la naturaleza humana, el absurdo de la existencia y, en especial, su condición de oficinistas.

El aburrimiento de la oficina parece exaltar la creatividad de los personajes. Por momentos posan muy serios enfrascados en sus tareas, sólo para ser interrumpidos el uno por el otro para retomar el diálogo fantasioso. La sonrisa en el semblante de uno parece provocar al otro, que primero se niega a distraerse, y después cede. Los roles luego se invierten, pero siempre terminan ambos en una animada charla que tiene más de improvisación actoral que de conversación entre colegas.

Sus charlas son tan cómicas como trágicas. Juegan a vivir vidas imposibles y a recrear situaciones idílicas, quizás como una excusa para no tener que trabajar, o quizás por la necesidad de satisfacer inquietudes existenciales o filosóficas.

La obra refleja cómo las extensas jornadas laborales pueden exasperar a las personas, que pasan a ser un eslabón en una maquinaria productiva que elimina del trabajo humano la parte creativa o creadora. Con guiños al ludismo, los personajes por momentos sueñan con destruir la institución donde trabajan (casualmente, o no tanto, una fábrica de pirotecnia) y con destruirse a sí mismos, suicidándose.

¿Cuál es el sentido de una vida en la que viajamos todos los días como sardinas en el transporte público para hacer tareas repetitivas que dañan el cuerpo y el alma? Eso se preguntan los personajes.

Recomendamos la obra a todo aquel que quiera reírse y a la vez reflexionar sobre las condiciones de existencia de la clase trabajadora.