Cultura

29/4/2020

Cultura en el noroeste del conurbano: desfinanciamiento y cuarentena

Lxs artistas y trabajadorxs independientes de la cultura necesitan respuestas a sus problemas.

La pandemia por el Covid-19 y el aislamiento social obligatorio hizo saltar a la luz los miles de problemas de cada uno de los sectores de la sociedad. Sobre todo aquellos más desprotegidos por los distintos gobiernos y el Estado. El sector de la cultura es uno de ellos.


Una situación angustiante


El domingo 26 de abril coordinadores de más de 20 espacios culturales del noroeste del Gran Buenos Aires (GBA) de los distritos de San Miguel, Malvinas Argentinas, José C. Paz y Moreno; junto al Observatorio Cultural y la secretaria de Cultura y Medio de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y Tecnicaturas en Industrias Culturales de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ) han presentado una carta a autoridades de gobierno municipales, provinciales y nacionales detallando la situación angustiante de cada uno de estos espacios y de lxs artistas y trabajadorxs involucradxs.


En primer lugar, debemos saber que estos espacios en su mayoría son autogestivos por lo que se sostienen con el aporte de cada unx de lxs participantes de los espacios y por eventos de todo tipo. Está cadena de sostenimiento se ha cortado por la cuarentena y ha llevado a lugares emblemáticos de la región como “La Herrería Teatro” a convocar aportistas, que puedan hacerlo por medio de homebanking poniendo a disposición su CBU.



 


Por otro lado, detallan una situación que viene de hace tiempo. El ajuste brutal de los distintos gobiernos ha llevado a cierre de centros culturales por los impuestazos impagables; se ha producido un descenso significativo en la matrícula de estudiantes de carreras relacionadas con la cultura. Por supuesto, otra cuestión es la fuerte persecución ideológica a estos espacios donde la perspectiva de género o la denuncia a la represión y persecución a lxs artistas callejerxs se hacen eco. Sobre todo en el último tiempo en municipios como San Miguel, con el intendente clerical y celeste Jaime Méndez, que intento prohibir corsos barriales o cerrar centros culturales, que prohibió exposiciones con referencias a la perspectiva de género o incluso que ha llevado a censurar libros en la ya clásica noche de los libros en el distrito, con decretos municipales referenciados en los años oscuros de la Dictadura del 76.


 


Estos espacios son multifuncionales. No solo brindan talleres, charlas o exposiciones, que en espacios “oficiales” no se encuentran; sino que también son herramientas y fuentes de trabajo para artistas, directores, diseñadores, artesanos que se valen de eventos para poder hacer el mango, además de mostrar su trabajo sin ningún tipo de exigencias por parte de los lugares. Así como el sostenimiento de los lugares que no tienen para pagar los impuestos, que por cierto siguen llegando boletas, también se ha cortado el trabajo para cientos de trabajadorxs de la Cultura.


La respuesta del Estado


Ante está situación crítica, el Estado no responde. Incluso han sido los primeros en descargar la crisis contra  lxs trabajadorxs de la cultura como lo comprueban los despidos en  la orquesta municipal de José C. Paz.


Más que nunca, se hace necesario que lxs artistas y trabajadorxs de la cultura  nos organicemos de manera independiente por nuestros derechos.


Desde el Frente de Artistas y el Partido Obrero llamamos a redoblar la organización. Por el reconocimiento institucional como agentes culturales. Por un seguro al parado de $30.000. Por la reincorporación de los despedidos de la Orquesta Municipal de José C. Paz.



 


Está lucha está ligada íntimamente al reclamo de que la crisis no la paguemos lxs trabajadorxs, que no es más que la necesidad de una transformación social revolucionaria.


 


Trotsky, en el “Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente”, nos deja claro que el arte en sí mismo no puede transformar radicalmente las condiciones sociales en las que vivimos. La transformación social solo puede darse actuando sobre las condiciones materiales de nuestra existencia de forma revolucionaria. Por eso, el manifiesto concluye:


“La independencia del arte – por la revolución; La revolución – por la liberación definitiva del arte.” Manos a la obra.