Cultura
10/8/2020
“El arte es una dimensión del ser humano, seas o no artista”
Entrevista a la flautista Martha Humbert y a las cantantes líricas Maria Sol Bennasar e Izumi Ishigaki, en la 11ª radio de Músicxs Organizadxs.
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Músicxs Organizadxs
El viernes 7 de agosto Ramiro Perez, cantante del coro estable del Teatro Colón y referente de Músicxs Organizadxs, invitó a Martha Humbert, flautista, y las cantantes líricas Maria Sol Bennasar e Izumi Ishigaki a la 11ª radio de Músicxs Organizadxs.
Esta actividad se desarrolló en el marco de la tercera asamblea nacional de artistas y trabajadorxs de la cultura y el plenario nacional del Frente de Artistas con el legislador Gabriel Solano. La asamblea contó con la participación de más de 120 artistas de todo el pais, exigiendo ante el cese de actividades que lleva 120 días una compensación salarial mensual de $30.000, un impuesto a las plataformas de streaming OTT y estableciendo que la Beca Sostener Cultura II es tardía e insuficiente, para lo cual el próximo miércoles 12 se hará una presentación en el FNA exigiendo la reapertura de la convocatoria.
La ley del intermitente
Martha nos contó que vino a este lugar “perdido del mundo” de un pueblito más perdido aún de Francia, donde nació y estudió durante su adolescencia. Se recibió en el Conservatorio de Ginebra. Hace 8 años que reside en Argentina y desde entonces no toca más música clásica, sino que se dedica al tango y al folklore. La pandemia la encontró en un proceso de grabación con el grupo de tango “Vanguardia Vieja”, junto a Santiago Vera Candioti director del proyecto y otro disco de folklore en homenaje a Athahualpa Yupanqui con arreglos propios más piano y guitarra.
-¿Qué encontraste de interesante en el folklore argentino para aplicar toda esa metodología clásica que estudiaste?
-Lo interesante es que no tenes que aplicar la metodología clásica” y “es necesario aprender otra metodología de trabajo, son otras reglas y tampoco estudias de la misma manera. En la música clásica la mayor parte de la información está en la partitura, mientras que la música popular hay que aprender a construir el discurso propio”-explicó. Ese trabajo creativo que puede ser grupal o individual es lo que más le interesó.
Con respecto a la trayectoria en la docencia, Martha hace años que enseña flauta, pero solo unos pocos en las Orquestas Infanto Juveniles. Nos contó que la particularidad de esas orquestas es que los chicos apenas entran, sin haber tomado clases de instrumento y sin saber música tienen que hacer algo dentro del grupo. Remarcó que ella tiene que aprender de esa situación y de sus colegas para que el joven toque música desde el principio y con los pocos recursos disponibles. En tiempos de pandemia el fin es que lxs niñxs no se alejen de la música, ya que muchos no tienen Internet y tienen que pedir prestado el celular: “se van a la esquina de la casa para agarrar internet y mandar la música que grabaron previamente, luego vuelven a sus casas para recibir los comentarios, corregir, y luego salen para mandar de nuevo”, y agregó que “es estar presente, saber como están las familias y que cuando volvamos a arrancar los chicos estén”. Ramiro recordó cuando trabajó en un programa de orquestas donde a las dificultades para el aprendizaje se le sumaba el abandono del estado: dar clases en el medio de los charcos de agua o el frío.
Desde Musicxs Organizaxs nos interesa que expliques la ley de los intermitentes… “No es un seguro de desempleo, es un salario”- aclaró Martha. El Estado reconoce que los oficios de músicos, actores o técnicos tienen épocas de trabajo y otras en donde no hay trabajo, pero que éstos son importantes para la sociedad. Se financia con un impuesto sobre la ganancia del músico cuando toca y luego se redistribuye en un salario fijo. Se parte de un cachet mínimo fijo y se tiene que acumular más de 300 horas al año en blanco entre conciertos y ensayo. Para que esto funcione se tiene que blanquear todo el sistema: cualquier sala o bar tiene que declarar al estado el concierto y el músico. Si se compara con nuestro país es un cambio radical, ya que acá no hay cachet mínimo y es a bordereaux o a la gorra. El problema del status del intermitente es que se debe renovar todos los años y por ejemplo en París es difícil alquilar un departamento si uno es intermitente, por la inestabilidad laboral, pues para renovarlo se depende de las horas que te hubieran contratado el año anterior. Con respecto a la ley del intermitente, Ramiro agregó que es una campaña que desde Músicxs Organizaxs se va a ir desarrollando y se evaluará la posibilidad de encarar una lucha en ese sentido.
Es el momento del coro polifónico
María Sol Bennasar es de Rosario, soprano y bailarina. Se dedica a la música de cámara y contemporánea. Forma parte de la Asociación de Trabajadores de la Lírica de Rosario, una agrupación reciente, pero con un gran trabajo de organización.
Nos contó que su formación es clásica pero también se dedica a la música popular. Es docente en un profesorado de Música Popular en San Nicolás y de un profesorado de arte escénico donde dicta clases de vocalización.
En cuanto a la Asociación de Trabajadores de la Lírica de Rosario es una “organización incipiente pero necesaria”- y agregó que a pesar de que muchos se formaron en esa ciudad y decidieron quedarse, desafiando la idea de que para hacer algo “te tenes que ir”, pero la ciudad si bien es grande no tiene la capacidad de absorber a los trabajadores de la lírica. Esto ocurre con los actores u otros colectivos. “La finalidad de este colectivo es organizarnos como trabajadores y buscar soluciones de manera colectiva. Tuvimos una asamblea y vamos por otra. Estamos trabajando en comisiones”- dijo.
Internacionalmente se está dando la experiencia de reagruparse puesto que desde el Estado y patronales no hay respuestas frente a los reclamos por pagos o lugares para trabajar. Por ejemplo en España hay un proceso de organización con el Sindicato Lírico Español.
¿Cuál podría ser la salida? Maria Sol cuenta que en Santa Fe hay tres escuelas que forman cantantes y que el circuito es pequeño, el estado tiene los suyos y no es capaz de absorber a los trabajadores. La propuesta sería crear un coro polifónico rentado para Rosario, ciudad donde hay grandes cantantes y no tienen la posibilidad de quedarse y tener un trabajo estable. Esta fue una demanda de de la Asociación de Artistas Líricos y se está trabajando en una comisión.
Otra posibilidad es la creación de un circuito para producir ópera en espacios alternativos, para ello se presentó un proyecto a gobierno de la provincia: “Opera en el Barrio”, articulando con las Orquestas Escuelas. Cree que la respuesta es trabajar colectivamente, aunar esfuerzos pues “las soluciones individuales no van a modificar la realidad de los trabajadores de la cultura en general”-dijo. En ese sentido se está dando un proceso de organización de todxs lxs trabajadorxs de la cultura ya que hay problemas en común. El contexto de la pandemia puso en relieve la precarización que se acentuó y la necesidad de revalorizar al artista como trabajador.
Ramiro resaltó como ellos se organizan para crear fuentes de trabajo en contraposición con la disolución del Ballet Nacional durante la gestión de Avelluto, el Teatro de Bahía Blanca sin temporadas hace años porque está en refacción, el Teatro Argentino de La Plata donde se sacaron las butacas para comprar otras en un negociado escandaloso. El camino es agruparse para que el arte no se adapte a la política. ” Es quijotesco pedir un coro polifónico, pero es el momento, porque es justo para lxs trabajadorxs y para la sociedad, el arte es una dimensión del ser humano, seas o no artista”.
Otra situación es el cierre de espacios de fomento a la lírica, donde en general se dan las primeras actuaciones, necesarios para el aprendizaje. Así el medio se va achicando y para llegar a ser profesional se necesitan oportunidades, el contacto con el público y la formación de un público. “Para desarrollar el medio hay que articular el estado, los privados, lo autogestivo pero bajo el soporte del estado”- explicó y agregó: “nosotros apostamos al arte porque es una manera de pensar el mundo posible, no es solo un entretenimiento o espectáculo, es la manera de crear el mundo que queremos o imaginamos, por ello es importante, es una necesidad”.
En cuanto a la maternidad señaló que es mamá de una niña de 11 años pero cuando era bebé pasó por situaciones que es lo común entre las madres y no son contempladas en el mundo del trabajo, como el amamantamiento, no tener quien cuide al niñx: la ausencia de guarderías es lo común. Llevar la maternidad con el trabajo es muy duro y se complejiza más no teniendo un trabajo formal.
En el cierre de la entrevista Ramiro saludó a la organización de los compañeros rosarinos y se refirió al Plenario Nacional del Frente de Artistas, llamando a participar a todxs lxs trabajadorxs.
El teatro Colón: un ícono con pésimas condiciones laborales
Por último Ramiro entrevistó a Izumi Ishigaki, soprano del Coro Estable del Teatro Colón. Ha nacido en Buenos Aires, criada en El Bolsón. Ahí comenzó en la Escuela de Cerámica, que luego fue la Escuela Nacional de Música y cursaba las dos carreras: música y pintura. En ese entonces su instrumento era el piano. Luego marchó a Viedma, donde ganó una beca para tomar clases en Buenos Aires con la pianista Alicia Giancalepore. En Bahía Blanca estudió en el Conservatorio Provincial, donde empezó a cantar en coros amateurs pasando luego al Coro Polifónico en la cuerda de contralto. Vivió en Arabia, como cantante, autogestionándose y cantando en las embajadas ya que en ese país la mujer no puede trabajar salvo que la llamen. De regreso a Buenos Aires trabajó en Buenos Aires Lírica. En Milan tomó clases con Sabina Macculli y en España con el tenor Joan Ferrer Serra, a quienes citó como sus “gurúes técnicos”. En Buenos Aires estudió en el Conservatorio Juan Jose Castro y en el Ceamc (que ya no existe) junto a Haydee Swartz . Hasta que llegó al Teatro Colón, siendo miembro del coro estable.
“El Teatro Colón es una maravilla “-dijo: es tremendo que tengamos acceso a poder trabajar y disfrutar de él, pero eso se contrapone con la realidad de los trabajadores, que es complicada y esto se ha normalizado. Estuvo casi 7 años contratada antes de pasar a planta permanente. El contrato era por obra que duraba 3 meses en general. Entonces se cobraba cada tres meses, siendo eso “normal”. En una época el contratado cobraba más que los estables porque se deducían de ese sueldo una serie de impuestos. Cuando entró tenía que pagar el monotributo y un seguro de trabajo. Se refirió a que trabajaban en el 3er. Subsuelo donde falta ventilación y siendo que el cantante realiza un trabajo anaeróbico. Con respecto a la precarización, los trabajadores estuvieron luchando permanentemente y consiguieron que le paguen por mes.
En cuanto a la cuestión de ser madre, señaló que en el teatro no hay guarderías. Hace años se podían llevar a los niños a ensayos y funciones, cosa que no es del todo buena porque se termina muy tarde. En ese entonces estaba sola con su hija y no estaba en planta permanente, siendo una situación difícil. Agregó que si hubiera una guardería estarían mas cómodos a la hora de trabajar y mas tranquilos: “somos trabajadores del Estado y tenemos que estar bien”- añadió.
Explicó que los solistas perdieron los contratos en la actualidad y todos los trabajadores están mal pagos. En contraposición, para trabajar ahí se necesitan varios años de estudio y perfeccionamiento y manifestó que “llegar a estar tan desvalorizados es triste”.
Antes de despedirse regalándonos “Melinconia” , se refirió a que la cuestión digital abrirá una nueva forma de comunicación que se desarrollará mas en el medio de la Pandemia y que es necesario un lugar confiable para que los músicos puedan participar y luchar por sus reivindicaciones.
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