Cultura
13/12/2024
“Interstellar”: a diez años de su lanzamiento la ciencia “ficción” conquista el cine
Una obra de divulgación científica contra las teorías conspirativas y la desinformación.
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Interstellar.
Al cumplirse diez años del estreno de Interstellar, el film de ciencia ficción que supo dar forma a las teorías científicas más contraintuitivas y certeras del presente, la película vuelve a difundirse en la pantalla grande, obteniendo grandes resultados -actualmente entre las más taquilleras de los Estados Unidos a pesar de las salas limitadas- y poniendo de manifiesto la vigencia del interés por el conocimiento científico por sobre el oscurantismo, la metafísica y los grupos de desinformación de moda.
La película dirigida por Christopher Nolan, con un guión cuya elaboración compartió con su hermano Jonathan Nolan, es una creación sutil de divulgación científica, donde toman realidad las teorías científicas modernas, jugando con las deformaciones del espacio-tiempo y la Teoría de la Relatividad de Einstein, agujeros de gusano, agujeros negros, viajes en el tiempo, dimensiones adicionales, etc.
Partiendo de un argumento distópico, donde la Tierra se vuelve un planeta al borde de lo inhabitable, la humanidad debe encontrar una forma de asegurar su supervivencia explorando las posibilidades en otros planetas del cosmos: un argumento más que vigente en tiempos de depredación capitalista e incursiones al espacio (Marte, la Luna), como si se diera por hecho la caducidad próxima de nuestro planeta, invitando al espectador a cuestionar los vicios de la sociedad actual.
Para su elaboración se contó con la colaboración del físico teórico Kip Thorne, ganador del Premio Nobel de Física, quien ayudó a que el film guarde coherencia con las ideas científicas del momento y que la trama con mayor contenido “especulativo”, incluso, sea respetuosa de los mismos fundamentos.
Un ejemplo de esto es lo realizado al respeto de la modelización de agujero negro supermasivo que en la película se denomina “Gargantúa”, el cual fue el resultado de una simulación trabajada metódicamente sobre la base de las principales leyes de la física, dando lugar a una representación única que coincidiría bastante con los resultados de las primeras observaciones reales (posteriores) de un agujero negro de estas características.
Lo fascinante de esta producción es su capacidad para representar conceptos de nuestra existencia que a diario no dimensionamos, como la relatividad del tiempo. Algo que es trabajado eficientemente en la película y cuyas fluctuaciones dan lugar a gran parte de la argumentación.
Lo mismo ocurre con las interpretaciones respecto de la fuerza gravitatoria y su naturaleza a escala cuántica (aún desconocida). En este punto la película ofrece una solución especulativa, pero arraigada en algunas de las teorías vigentes, sin salirse del sustento científico, donde el tiempo también sería otra dimensión “transitable”.
Todo el film es un acto de ubicación del ser humano por fuera de las tendencias antropocentristas, religiosas y/o conspirativas. Una acercamiento al pensamiento científico y a dudar de los estrictamente empírico que se nos presenta como “real” y damos por sentado a diario. Una herramienta de información en tiempos de terraplanistas y teorías subjetivistas.
El físico y reconocido divulgador científico Carl Sagan reflexionaba en su obra “Un punto azul pálido: una visión del futuro humano en el espacio” respecto a nuestra relación con un universo que “no parece ni benigno ni hostil, simplemente indiferente a las preocupaciones de seres tan insignificantes como nosotros”, tomando como partida la fotografía de la Tierra tomada por la sonda espacial Voyager 1 y expresando: “Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida (…) vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol (…) Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina (…) Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… es desafiada por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido”.
Contrario a esta reflexión tenemos que la carrera espacial se encuentra dominada por intereses capitalistas, enfocada en en asegurar el dominio de los recursos extraplanetarios, por fuera de los intereses científicos y colectivos de la humanidad. Una carrera espacial en manos de magnates capitalistas como Elon Musk y sus pretensiones de dominio de Marte, que ahora ha dado un paso más en sus objetivos con el ascenso de Donald Trump y la colocación de un “amigo” al frente de la Nasa, para seguir lucrando con los negocios de SpaceX. O la carrera entre Estados Unidos y China por el regreso a la Luna y la “reivindicación” del control e injerencia sobre parte de la misma y sus sospechados recursos.
Interstellar nos aporta una perspectiva “humilde”, de valorizar nuestra existencia en este diminuto punto azul del cosmo y de pensar a la humanidad como una totalidad ante la inmensidad del universo, dejando atrás la explotación del ser humano por el ser humano.
