Cultura
30/9/2025
Kneecap absuelto: la música se planta contra la criminalización de la solidaridad con Palestina
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Kneecap es un trío norirlandés de hip hop
El reciente fallo que absolvió a Mo Chara, rapero norirlandés de la banda Kneecap, acusado de “ensalzar el terrorismo” por mostrar una bandera de la organización libanesa Hezbolá durante un concierto en Londres, marca un hecho político que trasciende lo judicial. No se trata solo de un tecnicismo legal —el tribunal desestimó la causa por haberse presentado fuera de término— sino de un revés simbólico a los intentos de criminalizar la solidaridad con Palestina.
La causa judicial -impulsada por la policía británica- expone la hipocresía de los gobiernos imperialistas que, mientras fingen preocuparse por la situación humanitaria en Gaza, buscan amordazar a quienes denuncian y resisten desde el arte. El mismo gesto que para los tribunales británicos fue procesable como “terrorismo”, millones en el mundo lo entienden como un acto de resistencia y de solidaridad con los pueblos oprimidos. Igual que Gaza, Líbano fue víctima de los bombardeos y la invasión de Israel.
De Belfast a Gaza: historias de ocupación y resistencia
Kneecap no surge de la nada. La banda, formada en Belfast, rapea en gaélico irlandés y recupera la memoria del conflicto norirlandés, de la represión estatal y de la criminalización de la juventud. En su obra conviven la denuncia de la brutalidad policial, del desempleo y del señalamiento constante de los jóvenes de barrios obreros como “delincuentes” o “terroristas”.
Ese trasfondo conecta directamente con Palestina: dos pueblos atravesados por la ocupación y por la maquinaria represiva de Estados que pretenden presentarse como democracias. Irlanda del Norte vivió décadas de militarización, muros, allanamientos y cárcel para militantes; Palestina padece hoy el bloqueo, los bombardeos y el apartheid. En ambos casos, la resistencia es criminalizada y reducida a “terrorismo” por las potencias.
Kneecap hace de esa memoria un arma cultural: rescatar el gaélico, idioma que el colonialismo británico buscó borrar, es un acto político en sí mismo. Cantar en gaélico sobre la represión, el desempleo y ahora sobre Gaza es reafirmar que la identidad y la cultura de los pueblos no pueden ser erradicadas.
Que un grupo de rap de Belfast se convierta en referente de la solidaridad con Palestina no es un capricho ni un simple gesto de coyuntura. Es la continuidad histórica de una tradición en la que la música acompaña las luchas de los pueblos contra el colonialismo.
En los años más duros del conflicto norirlandés, la música folk y el punk fueron vehículos para denunciar la represión y expresar la rabia de una juventud marginada. Hoy, esa misma tradición se reactualiza en Kneecap, que fusiona rap, lengua ancestral y política radical para confrontar al poder.
Por eso la acusación contra Mo Chara no puede leerse de forma aislada: es un intento de cortar ese lazo histórico entre cultura y resistencia, de evitar que la memoria de Irlanda del Norte se proyecte hacia Gaza, reforzando un frente internacional de los oprimidos.
La lucha sigue
Desde la música, el arte y las calles, se multiplica el grito por un alto al genocidio en Gaza y por una Palestina libre. Pero esa lucha exige también una perspectiva política clara: enfrentar a los gobiernos que sostienen a Israel, denunciar la complicidad de las potencias imperialistas y organizar la solidaridad internacional de la clase trabajadora.
Kneecap nos recuerda que el arte no es neutral. Puede ser domesticado al servicio del mercado o convertirse en una herramienta de resistencia. Su absolución es una victoria parcial, pero sobre todo es un llamado a redoblar la pelea: que Palestina sea libre y que las voces que la acompañan no sean nunca silenciadas.
