Cultura
13/11/2024
“La Sagrada Florida”: un film que expone la destrucción capitalista en Argentina
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Una película de Juan Carlos Capurro.
El lunes 11 de noviembre se estrenó la película, de producción independiente y dirección de Juan Carlos Capurro, La Sagrada Florida en el Auditorio de Amigos de las Bellas Artes. La presentación concitó un destacado interés que logró colmar la sala superando las 300 butacas con que cuenta y, según el coordinador del espacio, un fenómeno sin antecedentes.
El título ya le otorga al film un rango especial por la inevitable asociación con La Sagrada Familia de Gaudí y sin vacilar desciende desde los cielos con una cámara a la terrenal calle Florida de la ciudad de Buenos Aires.
Sin duda se trata de un acierto que como prolegómeno de la peli se exhiba una selección de Sucesos Argentinos, que cubrió en su época la información oficial de noticias filmadas. El espíritu de esas noticias consistía en demostrar lo bien que iba todo en el país y el inevitable futuro feliz para el pueblo.
Capurro cierra esta primera parte con una certera acidez con la icónica escena del mendigo que recibe de la mujer rica, que fuera su amor, un montón de joyas con la frase “que dios se lo pague”, que dio lugar al título de ésa exitosa obra.
Las siguientes escenas cumplen en mostrar la calle Florida en su momento de mayor esplendor. Las referencias a Gath & Chaves, Los Gobelinos, Harrods, y que fuera el lugar de paseo más frecuentado para mucha gente durante décadas, le da sentido a colocar a la calle Florida como un símbolo.
Luego, varios personajes hacen referencia al Florida Garden, la Galería del Este, la de Ruth Benzacar, y el Instituto Di Tella que en los ’60 le otorgaron una intensa vida cultural y de quiebre con las convenciones sociales del pasado.
Todos estos antecedentes de gran vitalidad se referencian para contrastarlos con la enorme decadencia del presente. Los cirujas comprando los restos del Hotel Plaza, su “oficina” en la puerta del cadáver de la confitería Richmond, los carteles de venta o alquiler de locales cerrados, Harrods como una estructura vacía, vendedores de viajes a los turistas, arbolitos a la caza de transeúntes, en definitiva, la pobreza, y la decadencia. Discépolo en Cambalache alude a una situación similar provocada por la crisis capitalista del ’30.
Un verdadero hallazgo sobre el final es el descubrimiento de una placa en homenaje al Himno Nacional Argentino (que ya ha sido robada), traducido por una maestra al lenguaje de señas, entre dos toscos locales de comida chatarra, una ícono de la burguesía imperialista y otra de la burguesía nacional.
La película de Capurro es una descarnada denuncia de la destrucción capitalista en Argentina, que bien puede hacerse extensiva al resto del mundo.
Recomiendo verla y difundir sus valores que la prensa burguesa va a tratar de ocultar.
