Cultura
15/7/2025
Residente se baja de dos festivales en el Estado Español en solidaridad con Palestina
El artista se suma a los boicots culturales y anota su nombre en la lista de artistas en contra del genocidio
Seguir
Banderas palestinas en un concierto de Residente, en el Estado Español
René Pérez Joglar, más conocido como Residente, canceló su participación en los festivales FIB Benicàssim y Morriña Fest al denunciar los vínculos de sus organizadores con el fondo de inversión estadounidense KKR, involucrado en proyectos tecnológicos, inmobiliarios y militares vinculados al apartheid israelí.
KKR financia empresas de ciberseguridad utilizadas por Israel, gestiona megaproyectos inmobiliarios en territorios palestinos ocupados y controla festivales como Sónar, Viña Rock y Resurrection Fest. El movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) ha denunciado estos lazos y llamó públicamente a todos los artistas a retirarse de estos eventos por considerarlos parte del engranaje económico del genocidio en Gaza.
Un gesto que se multiplica
Residente no está solo. La cantante española Judeline también anunció que no participará del FIB, en una decisión que generó amplio apoyo. “He decidido no participar este año en el Festival FIB dada su vinculación con el fondo KKR. Me posiciono en contra del genocidio y a favor de los derechos de Palestina, hoy y siempre. También mi equipo, quienes apoyan esta decisión. Nos vemos en el resto de festivales", ha señalado la cantante en un comunicado publicado en su Instagram. El grupo catalán La Elite también había anunciado su desvinculación del FIB. En el Primavera Sound de Barcelona, la banda británica IDLES se pronunció desde el escenario con un claro mensaje de apoyo a Palestina. En contraste, el cantante David Draiman (Disturbed) fue abucheado durante su participación en la despedida de Black Sabbath, luego de expresarse en contra del boicot cultural a Israel.
Por su parte, la banda Bob Vylan fue censurada y perdió su visa para entrar a EE. UU. luego de manifestarse abiertamente a favor de Palestina. Lejos de retroceder, reafirmaron su posición denunciando la complicidad entre gobiernos, industria musical y grandes capitales.
Otra banda que se vio envuelta en la censura por su posición política fue Kneecap, trío de rap irlandés conocido por su crítica frontal al colonialismo británico. Tras expresar su apoyo explícito a Palestina en entrevistas y redes sociales, enfrentaron intentos de boicot y cancelación de shows, así como presiones mediáticas por parte de sectores pro israelíes. Lejos de recular, Kneecap redobló su mensaje en sus presentaciones en vivo, señalando la hipocresía de quienes callan ante el genocidio mientras se llenan la boca con discursos de libertad.
Un artista consecuente
La decisión de Residente se inscribe en una historia de compromiso con las luchas populares. Ha denunciado el colonialismo en Puerto Rico, acompañado causas feministas, indígenas, antirracistas y de derechos humanos en toda América Latina. También apoyó activamente la lucha por justicia para Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero asesinado por una patota de la burocracia sindical en 2010. Ahora suma su voz a la denuncia global del genocidio en Gaza, dando un paso que pocos artistas con visibilidad internacional se animan a dar: renunciar a escenarios por convicción política.
La reacción de artistas como Residente y Judeline pone en evidencia la necesidad de revisar la estructura económica que sostiene a la industria del entretenimiento. Detrás de muchos festivales internacionales se encuentran fondos de inversión con intereses en sectores estratégicos ligados a conflictos armados, extractivismo y vigilancia.
El poder de la palabra y del silencio
La respuesta del público —como los aplausos a IDLES y a Bob Vylan o los abucheos a Draiman— demuestra que también la audiencia está exigiendo posicionamientos claros. En ese contexto, gestos como el de Residente y Judeline no solo marcan una toma de postura individual, sino que abren un debate urgente sobre hasta qué punto los artistas están dispuestos a asumir los costos de hablar… o de callar.
