La docencia del colegio Nicolás Avellaneda viene de realizar dos asambleas masivas con suspensión de clases en defensa de la educación. En el marco de la última jornada EMI en el colegio, la supervisión distrital junto con las autoridades de la escuela, informaron a les docentes la posibilidad de que se avance en un cierre de cursos. Esto vendría de la mano de la implementación de la reforma educativa, llamada a nivel nacional como “Secundaria 2030” y en la ciudad como “Secundaria del Futuro”.

Recordemos que esta reforma fue aprobada por el Consejo Federal de Educación a fines de 2018 por todos los ministros de educación del país, de diferentes signos políticos, entre ellos los del PJ y el kirchnerismo. Su implementación en CABA generó un fuerte rechazo por parte de la comunidad educativa y abrió un proceso de lucha conjunta entre docentes y estudiantes, con paros y tomas de escuelas. Sin embargo, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta insiste con su aplicación.

El Avellaneda viene resistiendo la implementación de la reforma, siendo el último colegio del distrito que aún mantiene sus planes de estudio. De modo perverso, la supervisión también amenazó con el cierre utilizando el argumento de la baja matrícula en los primeros años, lo que se contrapone con los cuartos y quintos años con más de 30 estudiantes por aula. Es decir que, en lugar de abrir nuevos cursos o incentivar el aumento de matrícula en nuestra escuela, la Dirección de Educación Media (DEM) opta por cerrarlos. Recordemos que hace tres años cerraron un quinto año por la baja matrícula, es un ataque que vienen sufriendo las escuela vespertinas y nocturnas en general. Así, cierran cursos cuando hay baja matrícula pero no abren cuando esta colapsa, como sucede actualmente en los años superiores.

El modus operandi para infundir temor entre la docencia de la escuela resulta ser el mismo siempre: de manera oral, las autoridades distritales informan o lanzan trascendidos sobre la inminencia del cierre de cursos. En este contexto, la semana pasada se realizaron dos asambleas masivas con suspensión de clases, una por cada turno, en las que el conjunto de la docencia discutió sobre la situación y las posibles estrategias de lucha para frenar este avance.

Tras haber tomado conocimiento de la asamblea, la DEM informó a la conducción de la escuela de manera verbal -una vez más- que en lugar de cerrar cursos, la propuesta es abrirlos, ampliando la oferta curricular y de este modo generar más fuentes de trabajo para les docentes. También señalaron que no había peligro para el turno noche del colegio, pretendiendo desdecir la información que habían hecho circular días antes.

No cabe duda de que este recule es el resultado del impacto que tuvo la gran convocatoria de las asambleas en el Avellaneda y que tiene en general la docencia organizada. Este es el peor fantasma para quienes pretenden avanzar contra la escuela pública y nuestra fuente de trabajo.

El cuerpo de delegades fue mandatado para exigir informes por escrito acerca de la situación. Es que la Secundaria “sin” Futuro, que intenta ser aplicada en un contexto de crisis de infraestructura y bajo presupuesto, además de poner en riesgo miles de horas -y así hacer peligrar el trabajo de les docentes- trae enormes problemas vinculados con la descalificación pedagógica (recorte de horas de materias) y con la precarización laboral (incorporación de trabajo precario). Las pasantías laborales “truchas” en 5° año de la Secundaria del Futuro tienen como objetivo utilizar a la juventud como mano de obra barata en beneficio de las empresas, bajo la falsa presentación de una instancia formativa. Se trata, en efecto, de un modelo antieducativo: antidocentes y antiestudiantes.

En este contexto, es importante que la comunidad educativa se mantenga unida y en estado de alerta para enfrentar el cierre de los cursos. Las asambleas realizadas en ambos turnos días atrás marcan el camino. En defensa de la educación pública y de las fuentes de trabajo, avanza la organización del conjunto de la docencia.