La ola de calor extremo, que afecta a buena parte del país, es un tema cotidiano de discusión en organismos del Estado y medio de comunicación. Buenos Aires no es la excepción, y oficialmente está consignado que la provincia está en alerta roja.

Esta situación afecta especialmente a las escuelas que, en la provincia de Buenos Aires, carecen de infraestructura y equipamientos para dictar normalmente las clases, motivo por el cual, ”dada la imposibilidad de ventilar los edificios frente a la ola de calor que se prolonga desde hace una semana, distintas escuelas de la Provincia de Buenos Aires suspendieron las clases” (La Nación, 07/03).

Al día de hoy, cientos de escuelas están en estas condiciones. Pero, como el presidente Alberto Fernández, el gobernador Axel Kicillof también vive en otro planeta.

Un comunicado oficial de la Dirección General de Cultura y Educación, el Ministerio de Educación de la provincia, reconociendo las altas temperaturas reinantes, recomienda a la comunidad educativa las siguientes medidas de cuidado “durante la jornada escolar para evitar los golpes de calor y la deshidratación”: mantener el aula fresca y ventilada; aumentar el consumo de agua en todo momento y evitar bebidas con azúcar; generar intervalos durante el tiempo escolar para el lavado de manos, cara y nuca; recomendar vestirse con ropa holgada, liviana y de colores claros; proponer actividades tranquilas y evitar juegos que hagan transpirar demasiado.

Además, propone “permanecer en los espacios cerrados de la escuela, evitando aquellos que impliquen la exposición al sol entre las 10 y las 16hs”. Los espacios cerrados de las escuelas de la provincia carecen de ventilación adecuada -tal cual se verificó dramáticamente en la pandemia-, muchos establecimientos padecen cortes frecuentes de agua y de luz (en el distrito de Bolívar se produjo una rebelión popular a causa de los cortes de luz); los chicos se visten como pueden y, en los recreos, señor gobernador Axel Kicillof y señor ministro de Educación Alberto Sileoni, los chicos corren y transpiran.

Finalmente, si una/un alumna/o docente sufre un golpe de calor, se recomienda “llamar inmediatamente al servicio de emergencias”, cuya irregularidad, por falta de presupuesto, es manifiesta.

Para la burguesía agraria, otro planeta es posible

Mientras alumnos y docentes de la escuela pública padecen una alerta climática excepcional en condiciones deplorables, el gobernador bonaerense está financiando a los capitalistas del campo afectados por la sequía con U$S5.000 millones de dólares, créditos a tasa cero, subsidios, y con la prórroga del pago del impuesto inmobiliario para los que tengan afectada su producción en un 50% o más.

Los únicos “frescos” son Kicillof y Baradel

El Suteba se desentendíó de cualquier reclamo, anuncia en los diferentes distritos reuniones y comunicaciones con las autoridades locales, y reproduce las recomendaciones del gobierno.

Las escuelas están autoorganizándose y reclamando, ante estas condiciones insostenibles, los recursos necesarios para afrontar la cursada. De no ser asistidas, suspenderían las clases.

La mimetización de la burocracia sindical baradelista con la patronal es completa. El problema del salario y la infraestructura, del avance contra la educación pública y las condiciones laborales, plantea la necesidad de organizar de forma independiente una lucha por la defensa de la escuela y la expulsión de los dirigentes-funcionarios de Suteba de nuestro gremio.

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