La valiente lucha de les pibxs secundaries de CABA puso en primera plana las enormes dificultades que atraviesa la educación pública a cuenta del ajuste brutal que gobierno y oposición promueven bajo las órdenes del FMI.

Larreta y Acuña, junto a los medios de comunicación subordinados a sus intereses, pretenden vender pescado podrido demonizando las tomas y medidas de lucha en nombre de un reclamo “politizado” donde les pibxs serían marionetas de Máximo Kirchner y La Cámpora. Nada más alejado de la realidad. Pero al mismo tiempo, el kirchnerismo y los medios oficialistas presentan el conflicto según su propio relato, donde el kirchnerismo y su gobierno son paladines de la educación publica, y el PRO es quien ajusta por su cuenta. Puro verso. El ataque a la educación publica es un fenómeno nacional propio de todos los gobiernos y políticos capitalistas que gobernaron nuestro país las últimas décadas, y por supuesto, gobiernan hoy.

El ajuste es uno y sin fronteras

Cruzando la General Paz, en la provincia de Buenos Aires que gobierna el niño pródigo de CFK, Axel Kicillof, nos topamos con problemáticas muy profundas que sufren estudiantes, docentes y auxiliares en los colegios secundarios. Ni el gobierno provincial, ni los municipales dan respuestas a la situación dramática que atraviesa la educación.

Desde Prensa Obrera nos contactamos con uno de los protagonistas directos que habitan las escuelas todos los días en estas precarias condiciones: les estudiantes.

Cata, estudiante del Normal 2 de La Plata, nos cuenta que “en mi escuela hay muchos baños clausurados, los que funcionan están en pésimas condiciones higiénicas. Hay salones con techos rotos, los arreglos son superlerdos. Otro problema es la limpieza general de la escuela, hay muy pocos trabajadorxs auxiliares, entonces no dan abasto, las aulas del turno tarde nunca llegan a limpiarse antes que arranque la cursada”.

Celeste es de José C. Paz, el noroeste del Conurbano, va a la secundaria 17 del distrito y denuncia que “hace años desde la comunidad educativa reclamamos poder tener un edificio propio. Nosotros compartimos espacio con primaria y la cursada se hace muy difícil. Muchas veces tenemos que cursar en el SUM porque las aulas están ocupadas. No tenemos biblioteca propia. La mayoría de los baños no están en condiciones de ser utilizados. La escuela vive colapsada dado que en el mismo lugar asisten estudiantes de primaria y secundaria de manera simultánea. Necesitamos con urgencia tener un edificio en condiciones para poder cursar. Los que gobiernan no nos quieren escuchar”.

Pudimos charlar con estudiantes que viven en las barriadas de La Matanza, uno de la escuela secundaria 123 nos contó que allí las viandas para desayunar no alcanzan, los baños están en pésimo estado, muchos de ellos sin puertas; los salones también en condiciones paupérrimas. Agustín, también de La Matanza, va a la escuela secundaria 51, nos dijo que allí “los baños están todos rotos, las paredes se caen a pedazos, las viandas no alcanzan y son de pésima calidad. Hace falta tener un comedor. En invierno pasamos frío porque no hay estufas”.

Como lo reflejan les pibxs, los secundarios en la provincia de Buenos Aires están en crisis. Es el resultado de décadas de ataques contra la educación pública. Si a esto le sumamos que docentes y auxiliares cobran salarios por debajo del costo de vida, muchísimos de ellos por debajo de la línea de pobreza, tenemos cartón lleno… de ajuste.

Organicemos centros de estudiantes independientes al gobierno y de carácter combativo

Para enfrentar esta situación y pelear por una educación pública de calidad para estudiantes y docentes, es elemental que les estudiantes nos organicemos. ¿Cómo hacemos eso? En primer lugar, solidarizándonos y apoyando la lucha que nuestros compañeres secundaries de Capital Federal están dando. Es muy importante apoyar las medidas de lucha de nuestros docentes cuando paran reclamando un salario digno y aumento del presupuesto educativo. Lo más importante es organizarnos en cada colegio, poniendo en pie cuerpos de delegados y centros de estudiantes donde no los haya, y en donde ya existan transformarlos en herramientas reales de organización de los reclamos estudiantiles. Para eso la clave es que los centros sean independientes del Estado y de los gobiernos que nos ajustan día a día: sin independencia política no podemos luchar por lo nuestro. Al mismo tiempo los centros tienen que funcionar democráticamente, mediante reuniones de delegades y asambleas, donde les estudiantes se reúnan, deliberen y voten acciones de lucha para defender la educación pública del ajuste del gobierno y la derecha, amigos del FMI.

Como dice un famoso cántico popular “la educación del pueblo no se vende se defiende”.

Vivan las tomas de CABA. Extendamos la lucha secundaria a la provincia de Buenos Aires. Los motivos sobran.

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