Educación

3/10/2022

¿Vos comerías comida podrida? No te comas la de los medios contra les secus

Junto al gobierno, buscan doblegar la lucha docente y estudiantil.

Buscan deslegitimar los reclamos.

En el marco de un ascenso de las tomas de colegios, el gobierno de la Ciudad y los medios de comunicación se encuentran encabezando un ataque artero contra los reclamos de la comunidad educativa, entre los cuales se encuentran una mayor calidad de viandas, mejoras edilicias y que se termine con las pasantías truchas. Este ataque colabora directamente con el objetivo de Larreta y Acuña por doblegar la lucha docente y estudiantil, sobre todo en un contexto en el que continúan creciendo las luchas en varios sectores.

“El estado de las aulas podrá ser calamitoso y el tema de las pasantías estará mal organizado, pero la toma de un colegio amerita causas más serias (…) Al lado de todo esto, ver hoy un colegio tomado porque el pebete tiene el queso enmohecido, da cosita” (Clarín, 01/10). Así banalizaba el diario el reclamo de miles de estudiantes que consumen un miserable sánguche “enmohecido” como la única comida del día, y de familias que no pueden darle de comer a sus hijos y necesitan de esa comida en la escuela.

Este ataque también esconde que las empresas amigas del jefe de gobierno porteño, que son las que siempre ganan las licitaciones de las viandas escolares, mantienen sus contratos a pesar de los reclamos de la comunidad educativa por incumplimiento, como es el caso de Carmelo Antonio Orrico SRL.

Además cuestiona el acceso a una vianda comestible y en condiciones, como si esto no fuese un derecho. También desconoce el enorme pliego de reclamos que motivó las tomas en las escuelas, con todas las instancias previas que atravesó la comunidad educativa para que el gobierno de Larreta los atienda, sin lograr ningún tipo de respuesta.

Jorge Lanata, en su editorial del programa de los domingos, sostuvo: “suena hipócrita que chicos de clase media se quejen por un sándwich”. No, el problema es que el Estado le da a los pibes un sanguche, en lugar de una vianda que debería nutrirlos, y encima en mal estado. No se entiende tampoco en qué país vive el periodista, porque en Argentina una canasta básica alimentaria (para no ser indigente) supera los 52.990 mil pesos mientras el salario y mínimo y las jubilaciones se encuentran por debajo de ese monto.

Además, los salarios promedio no llegan a cubrir ni por asomo la canasta básica total y se siguen licuando porque el gobierno, las patronales y la burocracia sindical mantienen los aumentos paritarios por debajo de la inflación. Las consecuencias de esto se vieron en el último informe del Indec, donde el organismo informa un aumento en los niveles de indigencia, lo que muestra que la “movilidad social” tiende a fluir hacia abajo: la clase media se empobrece y los pobres caen en la indigencia.

“Miles de alumnos de todos los niveles se quedan sin clases porque otros alumnos decidieron tomar escuelas, impidiendo a docentes y autoridades siquiera poner un pie en los establecimientos, en muchos casos con el aval de los padres. Que después no acatan las consecuencias de sus actos. Según el gobierno porteño, que denunció a 170 padres, el conflicto le cuesta al distrito $6 millones por día” (Clarín, 02/10). El diario se rasga las vestiduras defendiendo la presencia de los alumnos en clase, pero no se lo ve hacer lo mismo cuando los estudiantes no pueden ir a clases porque no hay vacantes en las escuelas producto de la falta de construcción de las mismas, una de las madres de las batallas en materia educativa.

A su vez, defiende que el gobierno de la Ciudad amedrente a los padres que bancan las tomas y le dan la mano a sus hijos en la lucha por sus derechos, cobrándoles multas millonarias por el presupuesto que le costaría al distrito la medida. Pero nada dice de la cantidad de intereses de deuda que viene pagando la Ciudad, y que Larreta continúa reperfilando, mientras aplica en la Ciudad el mismo recorte presupuestario en esferas públicas fundamentales (como educación) que lleva adelante el gobierno nacional para cumplir con las metas del FMI.

Tampoco dice nada de los miles de millones que pierde la Ciudad con el negocio del acarreo, el cual beneficia solamente a las empresas concesionarias y a las que Larreta les mantiene la tasa sin actualizar desde 2014, por lo que en 2021 le cobró tan solo el 0.2% de un negocio de $547 millones. Una doble vara explícita.

“La medida de fuerza es más dura y generalizada, pero los motivos de entonces casi no cambiaron: siguen múltiples y difusos. Es imposible separar el interés partidario de medidas de fuerza que, por lo pronto, no reclaman por un motivo definido” (La Nación, 28/09). La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires reconoció el deterioro de los edificios escolares y las intoxicaciones por viandas en mal estado, y los pibes se cansaron de reclamar lo mismo sistemáticamente.

Luego de todo el camino recorrido por estudiantes y docentes en busca de una respuesta oficial, desconocer los reclamos y tratarlos de “difusos”, mientras las medidas de lucha se siguen extendiendo por todas las escuelas de la capital, es querer tapar el sol con la mano. A su vez, el interés político que le intentan atribuir a las tomas busca camuflar que estas son la respuesta a las políticas de ajuste en educación, que la llevaron a esta situación deplorable, impulsadas por todos los gobiernos.

Este ataque no es un rayo en cielo sereno, sino que se suma al conjunto de ataques que esgrime todo el arco político hacia quienes luchan, como ya lo han hecho con el movimiento piquetero que pelea contra el hambre y la miseria y con los trabajadores del Sutna, que luchaban por paritarias que se correspondan con los niveles inflacionarios y asestaron una gran victoria. Al mismo tiempo demuestra que la única vía para quebrar el plan de ajuste de los gobiernos es seguir luchando, tomando las escuelas y profundizando las medidas de lucha, por eso vamos a una gran marcha educativa el 4/10.