La Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Alberto Sileoni, acaba de reformar el Régimen Académico Marco (RAM) que rige la actividad de los Institutos Superiores de Formación Docente bonaerenses. Los cambios entrarán en vigencia a partir del año que viene, y, especialmente el referido al tiempo de validación de las cursadas traerá consecuencias muy negativas en las trayectorias estudiantiles.

Hasta el momento, contábamos con un plazo de cinco años para poder acreditar (con examen final) una materia cuya cursada habíamos aprobado. Con el nuevo RAM, ese tiempo se reduce a ocho llamados a final, lo que equivale a dos años y medio. Sino rendimos satisfactoriamente el final de una materia durante el período estipulado, tenemos que recursarla.

En primer lugar, debemos denunciar el carácter inconsulto de la reforma, en la cual los protagonistas del hecho educativo (estudiantes y docentes) no tuvimos injerencia alguna. Fue decidida a puertas cerradas por los funcionarios de Educación de la provincia, de espaldas a las comunidades educativas de los ISFDs que se van a ver afectadas por las modificaciones resueltas. Las jornadas sobre el nuevo RAM en los distintos profesorados serán de carácter meramente informativo.

Por otro lado, la reducción del tiempo para validar una cursada que establece el nuevo RAM atenta contra la permanencia y continuidad de les estudiantes en el ámbito de la formación docente. Aumentará el número de recursantes por vencimiento de materias aprobadas, quienes demorarán más tiempo en egresarse. Eso, sin dudas, llevará a que muchxs decidan abandonar sus estudios.

Esta medida afecta sobre todo a los sectores de menor poder adquisitivo y particularmente a las mujeres, sobre las cuales recae el peso de las tareas de cuidado en esta sociedad. Aquellxs estudiantes obligadxs a trabajar muchísimas horas para llegar a fin de mes, o bien, las compañeras con hijos a cargo, son lxs que presentan más dificultades objetivas para rendir en tiempo y forma los finales, y, por lo tanto, lxs más perjudicados con esta nueva disposición. A su vez, es el grupo que más rápido necesita recibirse para ingresar a la docencia, con lo que el retraso que supone recursar por materias caídas les ocasiona un enorme perjuicio, impidiéndoles en muchos casos continuar con la cursada.

Como vemos, a los funcionarios del gobierno de Kicillof les gusta incluir a Paulo Freire en los diseños curriculares, pero aplican una política en educación superior que es absolutamente expulsiva para la población de menos recursos. Lo hacen además en un contexto signado por los ataques del gobierno de Milei al bolsillo popular, donde sostener los estudios es cada vez más cuesta arriba.

Muchos podrán objetar que se establece un plazo para acreditar materias similar al que existe en las universidades. Sin embargo, no tienen en cuenta que en los terciarios se cursan alrededor de diez materias por año, de las cuales, como máximo, solo el 30% pueden ser promocionables. De esta manera, al finalizar la cursada se acumulan muchísimos finales para rendir, por lo tanto, amerita que el plazo de acreditación sea más largo.

Así las cosas, el gobierno bonaerense de Kicillof continúa la tradición de sus predecesores atacando a los Institutos de Formación Docente, en este caso, promoviendo la deserción estudiantil para vaciar su matrícula y posteriormente avanzar en un desguace. Este cambio en el RAM abona a una concepción elitista de la educación superior que debemos rechazar de plano. No queremos que solo un sector privilegiado pueda permanecer en los profesorados, defendemos el derecho a estudiar de las mayorías populares. Por eso, debemos organizarnos en cada instituto para que no se implemente esta reforma.

Gran triunfo de la docencia misionera

Balance y conclusiones que debemos sacar de la lucha. –

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