Hace unos días se conoció la apertura de la carrera Tecnicatura Superior en Trabajo Social en el Instituto Superior Juana Azurduy y en la Fundación Dar Salud, en la ciudad de Mar del Plata. Entendemos que esta nueva oferta es un claro ataque a nuestra carrera, ya que atenta contra la formación profesional y es una nueva forma de precarizar nuestra profesión.

Esta tecnicatura es el principio de un avance sobre nuestra formación profesional y el valor de nuestra mano de obra. En este sentido, generará una competencia entre profesionales con formaciones muy disímiles y presionará hacia una desmejora de las condiciones de trabajo y el aumento de la precarización laboral que ya hoy sufrimos.

Esto se da en el marco de anuncios de reformas en distintos niveles. En el caso de la UBA, con las declaraciones del nuevo rector Gelpi llamando a avanzar hacia planes de estudio cortos; en el nivel secundario con pasantías; y en los terciarios con la aplicación de la Unicaba. Esto sin mencionar el enorme ajuste que ha estado sufriendo la educación en los últimos años, con su último ejemplo en el recorte de $50.000 millones de pesos en el presupuesto educativo que Massa llevó adelante, o en la subejecución presupuestaria.

En este sentido, hay que tener en cuenta que actualmente les estudiantes y egresades de Trabajo Social muchas veces son empleados con contratos precarizados, a menudo bajo la forma del monotributo, y con salarios de miseria cada vez más golpeados por la crisis económica que azota al país, sobre todo teniendo en cuenta que el mayor empleador es el propio Estado (con el gobierno nacional desarrollando un fuerte ataque contra la planta estatal y sus salarios, para cumplir con el mandato del FMI).

Además no queremos dejar de mencionar que esto va en contra de la Ley Federal del Trabajo Social 27.072 la cual deja explícito en su artículo 7 que “la profesión de Licenciatura en Trabajo Social sólo podrá ser ejercida por personas físicas con título de grado habilitante expedido por universidades e institutos universitarios legalmente reconocidos en el país y que integren el sistema universitario argentino”. No olvidemos que esta ley fue producto de un reclamo histórico de les trabajares sociales y que planteó puntos fundamentales sobre la regulación de nuestra profesión.

Para nosotros el rol del trabajador social va más allá de ser un ejecutor de las políticas públicas que lleva adelante un Estado que es garante de los negocios capitalistas y de los intereses del FMI, sino todo lo contrario: una orientación organizadora de los trabajadores por sus derechos, crítica y transformadora, y no el sometimiento a la miseria que el Estado consolida.

En este cuadro de descomposición del Estado capitalista, donde la burguesía necesita reducir el valor de la mano de obra para el sostén del aparato reproductivo y recomponer su tasa de ganancia, nuestra formación calificada atenta con ello y por eso toma medidas como esta, de reducción de títulos para solventar el gasto de contratación.

Llamamos a salir a defender la educación pública del ataque constante, de la precarización de nuestros títulos y condiciones de trabajo futuras. El único camino es el que muestra el movimiento piquetero: la organización  independiente de quienes ajustan y la lucha directa.