Educación
25/10/2024
Torrendell y Álvarez en el Congreso, una provocación a la lucha universitaria
Dieron respuestas insólitas para justificar la motosierra en educación.
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Torrendell y Álvarez presentando el Presupuesto 2025.
El secretario de Educación, Carlos Torrendell, y el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, fueron al Plenario de Comisiones de Presupuesto y Hacienda del Congreso a provocar a la comunidad universitaria que está luchando contra el desfinanciamiento. Se dio en el marco de la presentación de la ley de Presupuesto 2025, que contempla un severo ajuste en educación.
Según los datos del Observatorio de Argentinos por la Educación, el proyecto prevé para el año que viene una inversión nacional en educación equivalente al 0,88% del PBI, por debajo del 0,91% invertido en 2024 y del 1,48% de 2023. A su vez, el incremento en los fondos educativos nacionales en 2025 quedaría 0,65% por encima de la inflación proyectada por el gobierno (absolutamente subcalculada en 18,3%) y 6,93% por debajo de la inflación estimada por el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM). Esto, cuando en 2024 se produjo una caída real del 20,4% en los mismos.
Torrendell justificó la motosierra educativa diciendo que supuestamente “la población votó lo que hemos marcado, un déficit cero”, cuando lo cierto es que lo votantes de Milei le dieron un mandato para alcanzar el déficit cero ajustando a la casta, no a la educación pública. Luego, apeló a la clásica extorsión gubernamental de “si quieren asignar más a educación, pueden redireccionar partidas de otros ámbitos”. Recogemos el guante y le respondemos al gobierno que debe redireccionar de manera inmediata, por ejemplo, los $27.025.062,8 millones de gasto tributario estimado para 2025 (3,58% del PBI), que no es otra cosa que exenciones impositivas para los capitalistas; o bien, el dinero reservado para hacer frente a los vencimientos de deuda, que aparece como prioridad en el proyecto oficial. Como vemos, “no hay plata” para las necesidades sociales, pero hay de sobra cuando se trata otorgarles prebendas a los poderosos.
El secretario de Educación dijo sin sonrojarse que “no se trata de sumar recursos, sino de invertirlos para que sean equitativos y lograr que los chicos aprendan”. Se nota que no pisó una escuela pública en su vida, ya que rápidamente advertiría que hacen falta muchos recursos para solucionar los problemas de infraestructura, garantizar las viandas, y, fundamentalmente, sacar de la pobreza a los estudiantes y a los docentes como requisito ineludible si queremos mejorar las condiciones de enseñanza-aprendizaje.
Por su parte, Álvarez, el impostor que embelleció su currículum ostentando un cargo en la UBA que no ocupa, dio respuestas de lo más descabelladas en la comisión. Frente al cuestionamiento de por qué el presupuesto universitario no aumentaba de acuerdo a la inflación, respondió que “El criterio de actualización que se ha aplicado es un índice interno del Estado” (???). Hasta llegó al ridículo de afirmar que “No hubo recorte de salarios (a los trabajadores de la universidad), sino una actualización salarial que no siguió la pauta inflacionaria”. Un nivel de desparpajo pocas veces visto, propio de una casta que se siente impune.
A su vez, el subsecretario volvió a batir el parche de las auditorías como argumento para respaldar la asfixia presupuestaria contra las universidades. Un despropósito, teniendo en cuenta que el 90% del presupuesto se destina a salarios, cuyos montos y ejecución son de público conocimiento.
Definitivamente, estos funcionarios fueron a reírse en la cara de los estudiantes, docentes y no docentes de las universidades que siguen en pie de lucha contra el ahogo presupuestario. Sin embargo, sus desvaríos no hacen más que echar nafta al fuego de la rebelión educativa que se abre paso en todo el país. Llamamos a profundizarla porque el rechazo a este presupuesto ruinoso no provendrá de un Congreso que ha pactado con Milei todas las leyes antipopulares, sino de la fuerza de la movilización callejera.