Historia

30/9/2025

La huelga general plebeya del siglo V a.C en la Antigua Roma

Sucesión de la Plebe.

Continuando con las reseñas de grandes huelgas y rebeliones en la historia, dedicaremos este artículo a la "Secessio Plebis" o retirada de la plebe de la ciudad de Roma en el año 494 a.C durante la República romana. A esta secesión de los plebeyos -en pugna con la clase acomodada y dominante de los patricios- se la conoce como la primera huelga general de la historia.

Carlos Marx, fundador del socialismo moderno, escribió en el Manifiesto Comunista que la historia de las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas entre las clases. Partiendo de la concepción materialista de la historia, Marx estudió los distintos regímenes sociales, sus modos de producción y la dialéctica de las tensiones y choques entre las clases antagónicas. En esta lucha se enfrentaron en la Antigüedad hombres libres y esclavos, aristócratas y el pueblo, y patricios y plebeyos.

Patricios y Plebeyos

La expulsión del rey Tarquino el Soberbio alumbró el surgimiento de la República (509 a.C - 27 a.C) en la Antigua Roma. El poder pasó a manos del Senado, una institución integrada por 300 miembros pertenecientes a la aristocracia y presidido por dos Cónsules de la clase patricia. Los patricios eran la clase dirigente que se identificaba como descendiente de las familias fundadoras de Roma, los "patres” o padres. Estos familias, según el mito originario, estaban emparentadas con los gemelos Rómulo y Remo hijos de Marte, el dios romano de la guerra. La referencia a la genealogía "divina" de la clase patricia tenía un claro componente de dominación ideológico y religioso sobre la masa de la población constituida por la plebe de trabajadores libres. Los plebeyos no eran un grupo social homogéneo y agrupaban a una mayoría campesina pobre junto a artesanos y comerciantes. Los unía su condición de “pueblo común” marginado de los derechos ciudadanos que tenían los patricios, la clase dominante.

En la base de la estructura económica de la Antigua Roma estaban los esclavos que carecían de derechos. Según algunos historiadores, los esclavos superaron los dos millones en la máxima expansión de Roma. Volveremos sobre este punto a propósito de la gran rebelión de Espartaco a finales de la República.

Los plebeyos, pese a su condición de población mayoritaria de Roma, estaban privados de ocupar cargos públicos y religiosos y de acceder al reparto de nuevas tierras del "Ager Publicus". Este dominio estatal de la tierra se fue incrementando con las conquistas militares. El usufructo del "Ager Publicus" era un privilegio exclusivo de los patricios aristócratas. La lucha por el acceso a la tierra en un régimen donde la riqueza provenía de la explotación latifundista marcó los conflictos sociales durante todo el período republicano. Los hermanos Graco, tribunos de la plebe del Siglo II a.C, se destacarían como defensores de la redistribución de la tierra para favorecer a los campesinos. Estos dirigentes plebeyos, que murieron asesinados, son merecidamente recordados por su prédica y lucha contra los privilegios aristocráticos.

Cuando hablamos de las luchas sociales en la república romana nos referimos a los choques y enfrentamientos entre hombres libres. Esta división de clases entre patricios y plebeyos comenzó con la Monarquía (753 a.C a 509 a.C) y siguió durante la república hasta que los plebeyos conquistaron la igualdad de derechos. Esta desigualdad de derechos ciudadanos se fue haciendo cada vez más insostenible a medida que avanzaba la diferenciación social también entre la clase plebeya. Algunos plebeyos llegaron a ser muy ricos exigiendo la participación directa en el poder y el reconocimiento de los derechos políticos negados por la clase patricia.

El régimen de producción y apropiación del trabajo ajeno en la Antigua Roma se basaba en la explotación latifundista de los campos, y el trabajo forzado de los esclavos en la agricultura, las minas, y los servicios. Los esclavos, como se señaló, no eran hombres libres sino meros instrumentos de trabajo y producción de sus amos. A lo largo de su historia, el régimen esclavista en Roma sometió a esclavitud a cientos de miles de personas capturadas como prisioneros de guerra y también a ciudadanos romanos que perdieron su condición de hombres libres, esclavizados por las deudas que no podían pagar. La esclavitud por deudas en Roma fue uno de los detonantes de "la huelga general" plebeya del siglo V antes de nuestra era, episodio que concentra el propósito de este artículo.

La república romana fue sacudida también en sus postrimerías por grandes rebeliones de esclavos. La más conocida fue la del gladiador Espartaco que llegó a reunir cien mil esclavos combatientes en un ejército que mantuvo en vilo a Roma hasta la derrota y muerte del líder de la rebelión. Espartaco pasó a la historia como ejemplo de lucha y resistencia de los oprimidos contra los opresores y como tal debe ser reivindicado.

Crisis, esclavitud por deudas y huelga

La Roma patricia debió aliarse con pueblos vecinos para conjurar el peligro de una restauración monárquica sellando alianzas militares transitorias. Una vez que Tarquino el Soberbio dejó de ser una amenaza para el Senado romano, las alianzas precarias se rompieron y se retomaron las guerras contra los pueblos vecinos que habitaban en el Lacio y que rivalizaban con Roma. Las victorias militares fueron asentando el poder de Roma en la península itálica y a la vez demandaron grandes gastos y recursos para afrontarlas.

En los comienzos de la república, las legiones del Ejército se formaban mayoritariamente con campesinos que iban al combate y dejaban transitoriamente sus parcelas y cultivos por largos períodos. Los mandos militares correspondían a la clase patricia. Esto alimentó el negocio de la usura y se convirtió en una fuente de riqueza parasitaria de los patricios prestamistas. Las víctimas de estos usureros eran fundamentalmente campesinos arruinados que no podían pagar sus deudas cuando regresaban de las campañas militares. En ausencia de los campesinos, las parcelas eran devastadas por las sequías o apropiadas ilegítimamente por patricios. La ruina económica, el hambre y la imposibilidad de retomar los trabajos agrícolas llevaron a estos ciudadanos libres a contraer préstamos para subsistir interponiendo su persona y libertad como garantía de pago.

Si la deuda no se pagaba, el "lobby" de los prestamistas, amparado por el Senado, podía someter al deudor a la condición de esclavo o ejecutarlo. Un episodio sin comprobación histórica fehaciente narra, como disparador de una rebelión espontánea de los plebeyos, la reacción popular que se produjo por la esclavización de un soldado veterano de guerra que había servido con honores en el Ejército luchando contra los Sabinos. La derogación de este sistema odioso fue la gran bandera reivindicativa de los plebeyos, especialmente de los campesinos endeudados y amenazados de terminar como esclavos.

Antes de la Secesión de la Plebe -que vació la ciudad de Roma- los "soldados campesinos" se habían negado a combatir a los amenazantes pueblos sabinos, volcos y equos exigiendo la condonación de las deudas contraídas para volver a las legiones. Frente al peligro exterior, la dirigencia patricia maniobraba y hacía concesiones transitorias para volver más tarde a las detenciones de plebeyos por morosidad en el pago de las deudas.

La huelga de masas de los plebeyos

La huelga de la clase plebeya de Roma fue una huelga reivindicativa (reclamo de condonación de deudas) pero también política por las reformas que promovió y provocó. La Secesión de la Plebe del año 494 a.C no fue la única e inició una serie de otras huelgas similares que, a su turno, impusieron importantes conquistas y leyes plebeyas. Tengamos en cuenta que la Secesión de la Plebe o "Conflicto de las Órdenes" consistió básicamente en el éxodo masivo de la plebe a las afueras de Roma dejando la ciudad paralizada, sin comercio, sin funcionamiento de los talleres y sin protección militar.

Los plebeyos que integraban las legiones militares se dirigieron al Monte Sacro donde acamparon y levantaron un foso y empalizada de protección. Encendida la chispa, miles de otros plebeyos pobres subieron al Monte Sacro sumándose a la huelga general. Fue una huelga de masas que llegó a considerar la fundación de una nueva ciudad sin la clase patricia. En este cuadro de crisis general, el miedo a una unión de los esclavos con los plebeyos aumentó los temores de una sublevación general. Esa unión no se dio y tampoco fue promovida por los plebeyos ricos con expectativas de un progreso social. El pliego reivindicativo y las demandas políticas que negociaron los dirigentes plebeyos con los representantes patricios dice mucho de un conflicto de intereses que databa desde la monarquía.

Entre estos representantes patricios estuvo Menenio Agripa, quien invocó el peligro de una caída de Roma (indefensa frente a los pueblos vecinos) si se mantenía el acampe de los soldados y la huelga proseguía desabasteciendo a la ciudad. Las negociaciones fueron rubricadas con reformas políticas que beneficiaron a la clase plebeya. En el "partido" del Senado la fracción mayoritaria rechazó de plano la derogación del régimen de esclavitud por deudas. Este sistema, que ataba el deudor al prestamista, continuó y fue parte de las Doce Tablas que introdujeron la legislación escrita en Roma. En las Tablas se mantuvo también la prohibición de matrimonios entre patricios y plebeyos y pasará un largo tiempo hasta que esta legislación se modifique al calor de la lucha de clases. En los momentos más álgidos, el Senado se vio obligado a condenaciones temporarias que luego incumplía cuando los soldados regresaban a las campañas militares.

El desenlace de la huelga general

El temor a la rebelión convenció a la mayoría de los senadores patricios a ceder en algunos reclamos a los plebeyos. No prosperó la política del ala más dura del Senado que pedía una represión abierta para la cual no había condiciones. Los patricios, con Roma paralizada, eran una clase dirigente sin "dirigidos", una clase asustada y temerosa de una guerra civil que terminara barriendo sus privilegios y propiedades.

Los plebeyos arrancaron con la huelga general y la acción directa dos conquistas fundamentales. Por un lado, se reconocieron a los Tribunos de la Plebe encargados de la defensa del pueblo común. Junto a estos tribunos se constituyó la Asamblea o Concilio de la Plebe que elegía a los tribunos y legislaba las iniciativas plebeyas llamadas plebiscitos. También surgieron los ediles que actuaban como alcaldes y policía propia de la plebe. La Asamblea de la Plebe se constituyó en una suerte de "doble poder" que rivalizaba con el Senado. Inicialmente las resoluciones de la Asamblea de la Plebe eran obligatorias sólo para los plebeyos, pero esto cambiaría más adelante con nuevas secesiones plebeyas y reformas políticas. Los Tribunos de la Plebe tenían derecho a veto para impedir la aprobación de leyes perjudiciales para el pueblo y gozaban de inmunidad. Esta inmunidad de los tribunos plebeyos no impidió, como señalamos, que en el Siglo II a.C un grupo de patricios asesinaran a Tiberio y a Cayo Graco en un acto de sangre que retrató los violentos antagonismos sociales en la República romana. El asesinato de los Gracos tuvo como telón de fondo el rechazo de los terratenientes a la distribución de tierras que impulsaban los hermanos con su proyecto de reforma agraria.

Qué dejó la Secesión de la Plebe

Los derechos plebeyos impuestos en el año 494 a.C prepararon el camino para nuevas conquistas políticas que consolidaron a la clase plebeya, especialmente a sus fracciones más pudientes y poderosas. Entre estas reformas posteriores sobresalieron las Doce Tablas (450 a.C) que codificaron derechos y obligaciones. Estas Tablas debían limitar las interpretaciones arbitrarias de los usos y costumbres “legales” que siempre habían favorecido a la aristocracia patricia. No han quedado rastros materiales de estas Doce Tablas que dieron base al Derecho Romano.

Luciano Sicinio Velluto, uno de los máximos dirigentes de la huelga general del 494 a.C, fue elegido cónsul cuando la nueva legislación concedió este derecho a los plebeyos. Otra reforma importante le reconoció a la Asamblea de la Plebe el derecho a legislar para todos los ciudadanos de Roma. De esta forma, los plebiscitos adquirieron fuerza de ley para todos los ciudadanos. A estas leyes le siguieron otras como el reconocimiento legal de los matrimonios entre miembros de la clase patricia y plebeya. La última secesión plebeya impuso en el 287 a.C la validez legal del sistema plebiscitos (Lex Hortensia).

Los conflictos sociales hacia el final de la República (509 a.C - 27 a.C) derivaron en los enfrentamientos entre el partido de los "optimates" y los "populares". Los optimates eran los ciudadanos ricos a los que se habían incorporado los plebeyos adinerados. El matrimonio entre patricios y plebeyos (445 a.C) fortaleció el ascenso social de los plebeyos poderosos. La riqueza fue suplantando al linaje. Un plebeyo (Craso) con inversiones inmobiliarias y negocios usureros llegó a acumular la mayor fortuna de toda Roma.

Con respecto a los esclavos, sus rebeliones tuvieron el límite de la falta de una perspectiva histórica y de un régimen social y económico superador. Espartaco y los suyos luchaban por su libertad pero nunca se plantearon una organización política o estatal como pudo haber sido una República de esclavos liberados.

La primera huelga de la historia, en el Antiguo Egipto de Ramsés III
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