8M en Chile: cientos de miles de trabajadoras desbordaron las calles chilenas

Foto: Movilización en Santiago de Chile

De Arica a Magallanes las movilizaciones por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se caracterizaron por su masividad, lo que convirtió a este día de lucha en un importante acontecimiento político que reafirma al movimiento de mujeres como uno de los sectores políticos más dinámicos de los últimos años y con capacidad de convocatoria plenamente vigente. La jornada fue precedida por la convocatoria de numerosas asambleas y organizaciones feministas, pero también barriales y sindicales que durante las semanas previas llevaron adelante una importante agitación.

El 8M arrancó con actividades en las puertas de los penales de mujeres, denunciando el sistema carcelario, exigiendo mejoras en las condiciones de encierro de las internas y la libertad de lxs presxs políticxs. La masividad de la jornada se dio a pesar de que la huelga no estuvo garantizada por los sindicatos, ni mucho menos por la CUT.

Entre las demandas centrales que las mujeres y disidencias trabajadoras hicieron sentir este 8M encontramos el fin de la violencia como el flagelo que nos azota a diario; el aborto legal, libre, seguro y gratuito; y la igualdad salarial, entre otros. Sin embargo, es en este aspecto, el relativo al pliego de reivindicaciones, donde el movimiento tiene su flanco más débil pues las demandas aparecen atomizadas y confusas. La Coordinadora Feminista 8M, que ejerce cierta referencia del movimiento particularmente en la Región Metropolitana, convocó bajo la consigna “Por la vida que nos deben”, sustituyendo las demandas concretas por un planteo tan abstracto que es absolutamente inocuo.

Partidos y organizaciones de mujeres y disidencias de la izquierda revolucionaria convocamos a movilizar con una declaración común, donde se remarca la necesidad de la independencia política del movimiento frente al gobierno entrante, como un aspecto fundamental para encarar la lucha por conquistar nuestras reivindicaciones históricas. Se logró conformar un bloque que marchó bajo las consignas “Con la fuerza de las mujeres trabajadoras, este 8M, organizadas y la calle, vamos por nuestros derechos”; “Por un 8M internacionalista y anti-imperialista. Mujeres y disidencias decimos ¡No a la guerra!!”.

La masividad de este 8M da cuenta de las potencialidades que tiene el movimiento de mujeres y disidencias chileno y, más en general, habla de una sociedad atenta y dispuesta a movilizarse. Ello es fundamental para la etapa que se abre con el gobierno de Gabriel Boric ya que no podemos permitir la utilización demagógica de nuestra causa. Queremos derechos concretos: a la vivienda, a la educación, a la salud, al agua, al aborto legal, a educación sexual integral bajo criterios científicos, no sexistas y respetuosa de las diversidades, a salarios y pensiones que alcancen para vivir, a la libertad de nuestrxs compañerxs presxs por luchar. Queremos que dejen de reprimirnos, que se disuelva Carabineros y no que se los recicle con simbolismos pseudofeministas como la designación de una edecán mujer. Este programa debe servir de puente con aquellas compañeras luchadoras que tienen expectativas en este gobierno para, a partir de ahí, construir la organización que necesitamos para conquistarlo.