Acto a dos años del asesinato de las niñas Villalba en manos del ejército paraguayo

Un crimen del Estado paraguayo

Se realizó en la tarde del viernes 2 un acto frente a la Embajada paraguaya en Buenos Aires, a 2 años de la captura, secuestro, tortura y ejecución de las niñas María Carmen y Lilian Mariana Villalba por las Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC) del Ejército de Paraguay y la posterior desaparición forzada de Carmen Elizabeth “Lichita” Oviedo Villalba.

El gobierno paraguayo sostuvo entonces que “abatió a guerrilleros que estaban en la selva paraguaya”, pero se trató, ni más ni menos, que del brutal secuestro, tortura y asesinato a sangre fría de dos niñas misioneras que estaban acampando y habían cruzado al país vecino para conocer a sus padres, militantes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

El caso

Laura Villalba (37) había cruzado a Paraguay en diciembre con María Carmen Villalba (11), Lilian Mariana (11) y sus primas Tania Tamara, Carmen Elizabeth (“Lichita”, de 14) y Anahí. Las niñas anhelaban conocer a sus papás. Todas ellas residían en la localidad misionera de Puerto Rico, en Argentina, y llevaban una vida normal a la vista de los vecinos. Las niñas iban a la escuela 228; “Lichita” a la EPET 10; Laura estudiaba enfermería y hasta trabajaba precarizada en un reconocido hospital de la localidad. Ellas quedaron varadas en Concepción, Paraguay, debido a la pandemia y el cierre de fronteras.

El Estado paraguayo no sólo cometió un crimen al abrir fuego contra las niñas argentinas, sino que mintió por los medios nacionales, destruyó evidencia, no permitió que la familia forme parte de la autopsia ni de los procesos de investigación, y no ha avanzado un solo paso en la investigación de lo ocurrido, para determinar quiénes fueron los involucrados y en qué circunstancias fueron abatidas las niñas. Sí ha avanzado en criminalizar y denunciar a la familia Villalba, acusando a estas mujeres de “reclutar” niños para el EPP, o de sostener una “guardería de guerrilleros”, y las ha denunciado ante organismos internacionales.

Desde ese momento el Estado paraguayo garantiza su propia impunidad y la de todos los responsables e implicados en el caso. No accedió al pedido de Argentina de que el Equipo Argentino de Antropología Forense realice una autopsia de los cuerpos para determinar de qué manera murieron las niñas. Además, ha puesto en duda más de una vez los datos de la filiación y del registro argentino. Esto, además de perseguir a todes les activistas que osaran denunciar semejante crimen en Paraguay, contando con los medios para criminalizar a quienes se manifestaron aquellos días en Asunción.

Reproducimos el comunicado difundido por la familia.

DOS AÑOS DE DOLOR Y DE LUCHA

Estamos nuevamente en las calles por justicia para María Carmen y Lilian Mariana, por su memoria, contra la impunidad de sus asesinos. Estamos nuevamente movilizados para exigir la aparición con vida de Lichita y para denunciar su desaparición forzada.

Estamos nuevamente, a dos años de aquel horroroso crimen que nos sacudiera y nos interpelara, para decir que son, que siempre serán, NUESTRAS NIÑAS; que nunca las dejaremos olvidadas y que son bandera y memoria, y compromiso ineludible.
Dijimos entonces y repetimos ahora que tenemos, como militancia, como organizaciones populares, una historia que nos interpela y con la cual ser consecuentes.

Que, también ante esta barbarie, y con tanta claridad como pocas veces, teníamos que demostrar, teníamos que demostrarnos, qué significa realmente cuando decimos “nunca más”, qué significa “ni olvido ni perdón”, qué significa cuando cantamos “adonde vayan los iremos a buscar”, “los que cayeron son nuestra memoria”.

Venimos de décadas de denunciar que los estados que sostienen la explotación, el saqueo, la miseria, la destrucción de todos los derechos sociales, la discriminación, han echado y echan mano a prácticas contrainsurgentes (cuando se sienten desafiados) que incluyen, además de los crímenes contra los propios militantes, el ataque a los núcleos familiares de esos militantes. Los hemos sufrido a lo largo del terrorismo de estado que se instaló en nuestro país durante los años 70 y principios de los 80 del siglo pasado. Venimos de décadas de pelear contra la impunidad de esas prácticas y para instalar en la conciencia de nuestra sociedad que no se debe permitir volver a desplegarlas; y que, por lo menos algunos, no vamos a permitirlas y las vamos a combatir.

Y, como militantes, como organizaciones, podemos decir que estamos cumpliendo con esos compromisos de sangre.

Las decenas de movilizaciones y actividades militantes que se han sucedido en estos dos años, los miles y miles de compañeras y compañeros que, en Argentina y en otras partes del mundo, se han movilizado por esta causa nos permiten decirlo sin lugar a dudas: estamos siendo consecuentes con esos compromisos.

Sabemos que, desgraciadamente, no hemos contado con la unanimidad que era de esperarse; sabemos que todavía hay quienes tienen dentro lo que la dictadura nos quiso grabar a sangre y fuego en nuestras conciencias: que hay métodos de lucha que debemos aislar y que eso implica no solidarizarse con quienes sufren la represión de esos métodos de lucha. Las organizaciones y militantes que han actuado así durante estos dos años, los que han permanecido apartados y silenciosos ante estos crímenes; los que han sentido que no tienen nada que ver con esta historia, cargarán en sus conciencias con ello. Tal vez crean, como interpretación de nuestra propia historia, que de todo se puede volver.

Pero tenemos que decir que quienes hemos asumido este deber (este deber con nuestras niñas y con la historia de nuestra militancia) hemos contado con el maravilloso ejemplo y aliciente de la familia de Lilian, de María y de Lichita: la extraordinaria familia Villalba.

Esas mujeres de fortaleza inconmensurables, esas niñas y niños que nos empujan con su inagotable entereza y alegría, no nos permiten bajar los brazos. Ellos han sido, y son, el motor de esta lucha, de esta formidable militancia que nos enorgullece.
Conocemos, y eso también nos moviliza y nos convoca y nos empuja, que en el Paraguay la impunidad de estos crímenes es absoluta y total.

Todos los poderes del estado paraguayo estuvieron involucrados en el infanticidio y, desde el primer momento, en el encubrimiento y la búsqueda de la impunidad.

El gobierno y todo el estado paraguayo se han mostrado desafiantes y cínicos, incluso ante los organismos internacionales que los han interpelado. Las denuncias y los testimonios que hemos llevado ante esos organismos han caído así, hasta ahora, en una bolsa rota.

Peor aun, las madres de María y Lilian, nuestras compañeras Laura y Myrian Villalba, han sido acusadas judicialmente de tener responsabilidad en el horroroso crimen que han sufrido. Y Laura se enfrenta, ahora mismo, a un juicio trucho por esa acusación.

Carmen, la mamá de Lichita, mientras tanto, ha sido condenada en otro juicio trucho y, mediante un cómputo todavía más trucho de su condena, está enfrentando la posibilidad de permanecer detenida 13 años más.

Su lucha por la libertad también es la nuestra. Como siempre, como nunca, nos comprometemos a militar por su libertad como nos comprometemos a militar por el total esclarecimiento de los crímenes cometidos contra sus hijas y contra la impunidad de sus autores.

Además de lo ya mencionado, nos alienta saber que también en el Paraguay cada vez son más las voces que se levantan, cada vez son más las acciones en el mismo sentido. La larga y heroica lucha del pueblo paraguayo también se extiende al repudio de esta barbarie y al pedido de justicia para las niñas y para sus madres.

Como Campaña Internacional Eran Niñas, Aparición con vida de Lichita y Libertad a Laura Villalba, no queremos dejar de manifestar que a Dos Años del doble Infanticidio por parte del Estado Paraguayo; el Gobierno Argentino, quien debe reclamar por el esclarecimiento de los crímenes de Lesa Humanidad de Lilian Mariana y María Carmen Villalba no está ejerciendo el reclamo correspondiente ante la impunidad en la que se encuentra la causa de las niñas, ni está garantizando que el equipo de antropología forense acompañe las investigaciones de dos ciudadanas argentinas ejecutadas por las Fuerzas de Tareas Conjuntas del Ejercito Paraguayo.

Compañeras, compañeros: este es un momento de dolor y de tristeza, es verdad. Pero, a dos años del cruel asesinato de Lilian Mariana y María Carmen, podemos decir también que es un nuevo momento de una lucha en la cual estamos comprometidos y activos, en la cual peleamos también por estar a la altura de nuestra historia militante y a la altura del heroísmo y el amor con que ellas asumieron sus vidas. No aflojemos, no olvidemos, no perdonemos.