Brasil: estampida en el equipo del ministro de Economía

Renuncian varios funcionarios de Paulo Guedes [Colaboración enviada desde Brasil]

Política Revolucionaria - Rio de Janeiro

Los secretarios especiales de Desestatización y Privatización, Salim Mattar, y de Desburocratización, Gestión y Gobierno Digital, Paulo Uebel, renunciaron este martes en Brasil.

Con sus salidas, son siete los integrantes del equipo económico que dejaron el gobierno desde el año pasado. Además de los dos, ya habían salido: Marcos Cintra (ex secretario de la “Receita Federal”, un organismo fiscal, que fue despedido), Cayo Megale (ex director de programas de la Secretaría Especial de Granja), Mansueto Almeida (ex secretario del Tesoro Nacional, que pidió irse), Rubem Novaes (ex presidente del Banco de Brasil, que también renunció) y el ex presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, BNDES, que renunció.

La reforma administrativa que tiene como objetivo atacar a los trabajadores estatales, la cuestión de la liberación de presupuestos -agujereando el techo de gastos- y la cuestión de las privatizaciones están en el trasfondo de esta crisis.

La cuestión del techo de gastos ha sido una de las razones de la desbandada. Por un lado tenemos a favor de la flexibilización al ministro Rogerio Marinho (del PSDB), actual ministro de desarrollo regional; al hijo del presidente, senador Flavio Bolsonaro; los militares que quieren aumentar su presupuesto y el “Centrão” [conglomerado que reúne alrededor de 200 legisladores de centroderecha], que requiere la liberación del gasto público. Están en contra el propio ministro de finanzas Paulo Guedes y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia. Guedes alerta que romper el techo de gastos puede provocar el juicio del presidente porque éste entraría en una zona ciega de irresponsabilidad fiscal.

El gobierno tuvo un proyecto claro: podemos recordar la intención de Bolsonaro de favorecer el armamento personal (mirando a su base miliciana) o de realizar reformas de tipo ideológicas queriendo votar la “escuela sin partido” (buscando complacer su base evangélica).

Directamente contra los trabajadores, Bolsonaro hizo votar la reforma previsional y ahora quiere hacer votar una nueva ola de impuestos con la creación de una nueva CPMF [tributo brasileño]. Para sectores de la burguesía esto no es suficiente porque él cajoneó la reforma administrativa que atacaría a los trabajadores públicos. Ese es uno de los puntos que provocó la crisis dentro del ministerio de Guedes.

Bolsonaro no le gusta ni a los trabajadores ni tampoco a sectores de la burguesía. Fracasó en la conducción de la crisis acrecentada por la pandemia, donde Brasil ocupa el segundo lugar mundial en víctimas, y nada hace para reactivar la economía y el empleo. Bolsonaro perdió al ministro Sergio Moro que era su reserva moral, perdió a todos los ministros de salud y ahora si pierde el equipo económico podría quedar desprestigiado ante la opinión pública.

Brasil tiene más de 100 mil muertes por el Covid-19 y el gobierno no toma ninguna medida que pueda desacelerar lo que ya es un verdadero genocidio humano que se está instalando. Tiene una pérdida de casi 8 millones de puestos de trabajo, lo que ha llevado que el desempleo aumente a casi el 13% de la población y que el número de trabajadores informales llegue al 50%.

En este panorama crítico es de destacar los intentos de organizar la resistencia de los trabajadores, como la que se manifiesta con los trabajadores del Correo.