Internacionales
21/11/2024
Brasil: un outsider detona el reclamo de los trabajadores
A la lucha para recuperar las conquistas obreras: así se derrotará a la derecha
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"Vida Além do Trabalho" (VAT), el nombre de la iniciativa
En la edición online de la revista En Defensa del Marxismo hemos publicado un artículo de balance de las elecciones municipales en Brasil (“El Frente Popular pavimenta el camino a la derecha. Fenomenal retroceso de Lula en las elecciones municipales”) Señalábamos allí el desconcierto de Lula, el PT y la centroizquierda por haber retrocedido fuertemente en los resultados electorales frente a la derecha, a pesar de que la llamada “macroeconomía” tendría –según ellos- buenos índices económicos. Pero esa no era la percepción de las masas trabajadoras y explotadas que verificaban el retroceso social en la reducción cotidiana de sus bolsillos. Gran parte de las masas explotadas no votaron a Lula y sus candidatos, desmoralizadas por dos años de gobierno hipócrita que habla de los derechos de los trabajadores, mientras los va a ajustando cada vez más.
Esto es lo que no quieren entender las formaciones de “izquierda” y centroizquierdista que se alinean detrás del Frente Amplio de Lula y Alckmin.
Ahora después de las elecciones, el gobierno Lula ha anunciado que se preparan nuevos recortes del presupuesto público, particularmente del gasto social, disminuyendo las partidas de salud y educación pública, recortando los montos del seguro de desocupación, de bonos salariales, etc. Los recortes trascendidos ponen en peligro también la disminución de los bajos montos de aumento del salario mínimo comprometidos para 2025 y 2026. Todo esto para garantizar el “ahorro” gubernamental, que permita seguir pagando los gastos de la deuda pública a los banqueros y los subsidios de todo tipo a los monopolios industriales y agrarios.
Un outsider provoca una agitación laboral
Pero en forma sorpresiva ha habido una irrupción pública de la disconformidad de las masas explotadas con su situación de hundimiento social. Ha sido en torno a una iniciativa mediática tomada por un “outsider”.
En septiembre del año pasado, un trabajador (Rick Azevedo) lanzó un video llamando a crear un movimiento por la eliminación de la semana de trabajo laboral actualmente vigente del 6 x 1: 6 días de trabajo por 1 de descanso. “Life Beyond Work”, lo denominó -en portugués: “Vida Além do Trabalho – VAT” (“La vida más allá del trabajo”). Planteaba con justeza que la precariedad laboral –que había impuesto un promedio de 44 horas durante 6 días laborables- estaba llevando a una situación de enfermedad física y social del trabajador y de su familia. El feriado, aparte, cada vez más, no era siquiera en domingo, sino rotativo. Proponía reducir la jornada laboral a 4 días y 36 horas de trabajo y 3 días de descanso, por semana, lógicamente sin reducción salarial.
Sin ningún apoyo, ni siquiera de las organizaciones sindicales, se juntaron, en pocos meses, más de 1,3 millones adhesiones por las redes, se fueron organizando núcleos en diversas ciudades y comenzaron a realizar demostraciones callejeras. El reciente viernes 15 han habido movilizaciones en por lo menos una docena de capitales estaduales (San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, etc.) con varios millares de manifestantes, apoyados por organizaciones de izquierda, reclamando acabar con el régimen del 6 x 1. En las últimas semanas ha saltado al centro de la opinión pública refiriéndose al mismo los medios de comunicación, las conversaciones callejeras, etc.
La diputada Erika Hilton del PSOL ha presentado un proyecto de ley para que se vote el VAT. El impulso popular logró que obtuviera este fin de semana, finalmente, los 171 avales mínimos de diputados para que sea admitido para su tratamiento por la Comisión de Constitución y Justicia. Es muy probable, sin embargo, que el Proyecto VAT sea cajoneado durante bastante tiempo.
Rik Azevedo, que se presentó como candidato a concejal por el PSOL en Río de Janeiro y ganó su banca con una alta votación, ha declarado que la propuesta del VAT que inició es “apolítica”. Los organizadores de la marcha en San Pablo rechazaron, incluso, que la izquierda pudiera hablar en la concentración realizada el viernes 15.
Entre los 171 legisladores que avalaron el tratamiento del VAT hay también referentes de la derecha. El gobierno de Lula tampoco ha salido a enfrentarlo. El ministro de Trabajo, Luis Marinho, planteó no derogar por ley la semana de 6 x 1, sino pasar de las 44 horas semanales (en realidad hay sectores que trabajan a destajo, como los repartidores, que hacen semanas de 70 horas) a 40 horas. Y que esto sea hecho a través de negociaciones entre los patrones y los trabajadores. Declaraciones de voceros de la central obrera (CUT) han levantado similares posiciones: 40 horas semanales negociadas por las patronales y los sindicatos por gremio o incluso fabriles.
Voceros de cámaras patronales se han declarado dispuestas a “discutir” el proyecto, reclamando para avanzar que se les diera compensaciones en materia de mayor flexibilidad laboral (extender jornadas con horarios cortados, intermitentes, etc.), disminución de cargas sociales y de impuestos, etc.
La burocracia sindical de la CUT trata de convencer a las patronales que esta reducción del horario laboral les va a reportar mayores ganancias, porque habría menos ausentismo, más aceptación para incrementar los ritmos de trabajo, etc.
El secretario general de la CUT de Paraná, Marcelo Kieller, declaró, entusiasmado, que “por primera vez en mucho tiempo, hay un debate decidido para mejorar las vidas de la clase trabajadora”. Y planteó que va empeñar sus mayores “esfuerzos para conversar con los diputados” para que avancen en la aprobación del VAT. No propugna un plan de lucha para obtener la reducción del horario laboral, sin reducción salarial, sino un trabajo de pedagogía para convencer a las patronales de las bondades de la reducción del horario laboral a cambio de ventajas compensatorias que no disminuyan sus ganancias. El ministro de Emprendedurimiento, Microempresas y Pequeña Empresa, Marcio Franca, ha declarado, sin pelos en la lengua: “el gobierno debería crear subsidios para compensar cualquier reducción de la jornada laboral (…) no se supone que el empresario saque de sus recursos y busque otro empleado para poder emplear”.
Pero el único camino para disminuir la jornada laboral, sin reducción salarial, será a través de la lucha. Esto ya se evidenció históricamente con las batallas por la reducción de las jornadas de trabajo a 8 horas durante un siglo de movilizaciones obreras internacionales. Las patronales no van a ceder sus ganancias al reclamo de la salud física y moral de los trabajadores. Las organizaciones sindicales son una creación de los trabajadores para defender sus salarios y contra la superexplotación y precarización laboral. La CUT, las centrales y sindicatos obreros deben pronunciarse abiertamente por este reclamo obrero y convocar a asambleas, plenarios y congresos obreros votando planes de lucha, con huelgas y manifestaciones hasta llegar a la huelga general.
El emergente del VAT es un síntoma del hastío de las masas trabajadoras que esperaban que el gobierno de Lula y la CUT impusieran la derogación de las reformas laborales y previsionales antiobreras y propatronales.
Se trata, entonces, de que se vote una plataforma de lucha que contenga todos los reclamos de los trabajadores para recuperar las conquistas perdidas con los gobiernos de Temer y Bolsonaro y mantenidas en pie por el gobierno Lula.
Volver a la lucha de clases: romper con el conciliacionismo con las patronales y los gobiernos de contención de los reclamos de los trabajadores defendiendo el status quo impuesto por la derecha.
La lucha debe ser por la aprobación de una ley nacional, para que sea una movilización nacional. Pero no puede depender solo de la presión sobre el parlamento. Las huelgas que impongan acuerdos sectoriales seguramente alimentarán una lucha de conjunto de toda la masa trabajadora y explotada. Demás está decir que el candidato del PSOL en las recientes elecciones de San Pablo (Boulos) no tocó para nada este tema, sino que se empeñó en dar garantías a las “pequeñas” patronales para que puedan desarrollar sus negocios.
La realización de un plenario nacional de todos los que aporten a la lucha por el VAT debe ser exigida a la CUT y las organizaciones de masas, pero la izquierda puede dar pasos trascendentales para ir poniéndola en pie. La condición es la independencia del movimiento obrero y sus luchas respecto al gobierno del frente popular de conciliación de clases de Lula. Ninguna expectativa en Lula, que es un hábil demagogo charlatán. Ha organizado un Foro Social con miles de personas e hizo votar un documento planteando encarar la lucha mundial contra el hambre, en oportunidad de la reciente reunión del G20 en Brasil. Pura cháchara, que es recibida con sonrisas por los Biden, Macron y compañía. Pero en Brasil, los trabajadores no soportan más la precarización laboral, que defiende el gobierno del Frente Amplio.