Casi 80 millones de refugiados y desplazados en el mundo

El número de refugiados y de desplazados internos alcanzó la cifra récord de 80 millones de personas en el mundo a fines de 2019, de acuerdo al último informe de la agencia de Naciones Unidas que monitorea el tema (Acnur).


El salto, que incluye casi diez millones de personas adicionales respecto al informe anterior, tiene a la guerra imperialista en Siria como uno de sus principales motivos. Pero también ha influido la guerra en Yemen, donde los gobiernos más reaccionarios de Medio Oriente, como Arabia Saudita y los Emiratos, pertrechados militarmente por Estados Unidos, combaten a las milicias hutíes, a la vez que se enfrentan entre sí.


Además de estos dos grandes conflictos, el informe de Acnur alude a los nuevos desplazamientos en la República Democrática del Congo y en la región africana del Sahel, en la que las potencias europeas han desplegado miles de soldados para resguardar sus intereses, bajo el pretexto del combate del terrorismo islamista. Y también se menciona el desplazamiento de millones de venezolanos, al calor de la crisis en el país caribeño. Pero habría que señalar también aquí, las oleadas de centroamericanos que intentan llegar a los Estados Unidos.



La crisis de refugiados, que supera en números a la de la segunda guerra mundial, tiene también entre sus expresiones la guerra en Afganistán y la persecución de la minoría musulmana de los rohingya por parte del gobierno de Myanmar, en el sudeste asiático, que ha llevado a la formación de campamentos de cientos de miles de personas en la vecina Bangladesh.


Una de las características más importantes de la presente crisis, según el informe, es que los desplazamientos no son un fenómeno pasajero sino que tienden a extenderse en el tiempo. Casi el 80% de los afectados “se encuentra en situaciones de desplazamiento prolongado y duradero”.


Analizado en perspectiva, “el desplazamiento forzado casi se ha duplicado desde 2010 (41 millones entonces frente a 79,5 millones ahora)”.



La naturaleza del imperialismo


La crisis de los refugiados ha tenido como expresión más conocida a nivel internacional el desplazamiento de millones de personas hacia el continente europeo, particularmente en 2015 y 2016. Las imágenes de los viajeros hacinados en precarias embarcaciones o muertos en las costas conmovieron al mundo. El Mediterráneo se transformó en un cementerio y varios países europeos se dedicaron a la erección de vallas y muros, al tiempo que impulsaban un discurso xenófobo. Pero ningún muro logró contener el aluvión migratorio. La Unión Europea (UE) discutió entonces un plan de cupos para “socializar” la crisis, que fracasó por las disputas entre sus miembros.


Finalmente, se arribó a un acuerdo con Turquía para que contenga el flujo de refugiados a cambio de dinero y la promesa de acelerar las negociaciones para su ingreso a la UE. Este país se transformó así en un “Estado tapón”, con 3.6 millones de refugiados, en su mayoría procedentes de Siria. Cada tanto, los roces entre el gobierno de Erdogan y los gobiernos europeos ponen este acuerdo en un cono de sombras.


Al igual que con Turquía, las potencias europeas han intentado transformar en un muro de contención a Libia, a la que llegan millones de personas de países africanos en conflicto y que es ella misma fuente de expulsiones, debido a la desintegración nacional que siguió a la invasión imperialista que derrocó a Muamar Gadafi, en 2011.


En el continente americano, Trump arribó a un acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador que transformó a México en un “estado tapón” frente a las caravanas migratorias que parten de una Centroamérica desolada. Para los que logran sortear esa situación, el presidente yanqui tiene reservados centros de detención y hasta no hace mucho tiempo separaba a los padres de sus hijos, con el propósito de disuadir nuevos viajantes.


El imperialismo, principal responsable de los conflictos que están en la base de la estampida de refugiados, reacciona de este modo a una crisis que golpea sobre sus propias fronteras.


El futuro


Habrá que ver el impacto que la pandemia de coronavirus tiene sobre la crisis de los refugiados. Por lo pronto, un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que decenas de millones de trabajadores migrantes que han perdido sus puestos de trabajo se enfrentan a una perspectiva de desempleo y pobreza en sus países de origen.


La crisis de refugiados es una de las mayores expresiones de la barbarie capitalista. Es necesario defender el derecho a asilo de los desplazados. A la xenofobia y el racismo de los gobiernos hay que oponerles la unión de los trabajadores y migrantes contra el capital. Abajo la guerra imperialista y los centros de detención.