Internacionales
21/7/2020
Chile: ahora, preparemos la huelga general
Para terminar con las AFP y para echar a Piñera.
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En las últimas semanas se ha expresado un importante punto de inflexión en la situación política de nuestro país. Es claro que las y los trabajadores y el pueblo entienden la aprobación del proyecto que habilita el retiro del 10% de los fondos de pensiones como un golpe concreto a las AFP y al gobierno de Sebastián Piñera. Esto, con independencia de los límites insalvables del propio proyecto, que carga sobre los ahorros de los propios trabajadores, y no en el Estado y en los capitalistas, el peso de afrontar la creciente carestía y el hambre popular. Para el Estado significa un ahorro que le permitirá seguir pagando la deuda externa y subsidiando a la burguesía, mientras la población trabajadora recurre a sus fondos de pensión para paliar sus urgencias.
Pero el sentimiento generalizado de victoria tiene su lógica. Sucede que la lucha por No + AFP es un reclamo histórico del pueblo chileno y, sin dudas, una de las principales banderas de la rebelión popular. Es que el régimen de las AFP mantiene en la miseria a la masa de los jubilados, condenando a la mitad de ellos a cobrar pensiones de apenas 150 mil pesos y las proyecciones hacia el futuro son aún peores. El pueblo en general, y los trabajadores en particular, ven en la aprobación de este proyecto un subproducto de la gigantesca lucha librada durante todos estos años y más agudamente durante estos últimos meses. En segundo lugar, de aprobarse el retiro del 10% a nadie escapa, menos a la burguesía y sus representantes políticos, que puede ser considerado como un primer paso en la lucha por terminar definitivamente con las AFP. Eso explica la virulenta reacción de la burguesía que tuvo su expresión en la caída histórica de los mercados. Es que en realidad todo el arco político patronal tiene en sus planes profundizar el saqueo en manos de las AFP aumentando las cotizaciones a cargo de las y los trabajadores así como la edad jubilatoria, aunque ahora debido a la enorme reacción popular, tenga que conformarse con maniobrar para resguardar el negociado.
Por la culata
La reacción popular, sin embargo, está en las antípodas de lo que la oposición parlamentaria pretendía generar. Pues es muy claro que la “oposición” es enemiga estratégica de la rebelión popular y, en particular, de que sea la acción callejera de las masas la que fuerce una salida anticipada de Piñera. Que esto es así lo confirma la firma de toda la oposición al “acuerdo por la paz social” de noviembre y el “acuerdo nacional” de junio. El proyecto del retiro del 10% de la oposición venía, justamente, a ofrecer un paliativo a las masas, brutalmente golpeadas por el crecimiento de la carestía y el hambre, para de esa manera evitar el retorno de éstas a la acción directa. Y, más de conjunto, para sostener en pie el régimen de las AFP, sobre la base de tocar una pequeña porción de los ahorros previsionales en su poder. La defensa del régimen de las AFP tiene una centralidad absoluta si se considera que constituye una fuente de financiamiento a bajo costo para el sector financiero público y privado así como de los grandes grupos económicos del país.
Pero el tiro les salió por la culata. Pese a la cuarentena, el estado de excepción e incluso el toque de queda, la población salió a manifestarse en las calles. Las acciones llevadas adelante excedieron largamente la convocatoria a cacerolazos surgida en las redes sociales. En todo el país se verificaron barricadas, marchas e incluso incendio de cuarteles policiales. Por su parte, la Unión Portuaria de Chile, convocó un paro general que afectó a 17 puertos, medida anunciada en un comunicado que con contundencia expresaba “en momentos en que la burguesía ha cerrado filas para defender el sistema de las AFP´s las y los trabajadores deben dar una respuesta contundente para conquistar pensiones dignas”, concluyendo que “la lucha no es solo por el 10%, es para terminar con las AFP´s”. El contraste con la parálisis de la CUT no puede ser mayor.
El gobierno, por su parte, no dudó en desplegar toda su capacidad represiva. Un hecho que pasó desapercibido para la mayoría fue que en la madrugada del día de las votaciones en la cámara baja, hubo un acuartelamiento grado 2 por parte de los funcionarios de la Fuerza Aérea de Chile. El motivo del acuartelamiento era resguardar el “orden público” ante una mayor radicalidad del movimiento de lucha. Todo esto empalma con un recrudecimiento de la represión de Carabineros y una constante compra de recursos bélicos para seguir consolidando el Estado policial. Los objetivos del gobierno y los capitalistas son claros: valerse de la represión criminal para sofocar una nueva irrupción popular.
Hecha la ley, hecha la trampa
Luego de la votación en la cámara baja el miércoles 15 de julio, como era de esperar, la bolsa de Santiago marcó la baja más pronunciada del mundo. Es que el retiro del 10% de los fondos de pensiones significaría un total de 18 mil millones de dólares. Las AFP tienen la mayor parte de los ahorros de los trabajadores invertidos en títulos de la deuda pública chilena, además de acciones de empresas y fondos en el extranjero. Es por este motivo, entre otros, que el gobierno ha acelerado la reforma de la constitución del Banco Central, que habilitaría al organismo a comprar los títulos del Tesoro en el mercado secundario. De esta manera, el BCCh pasaría a financiar el déficit fiscal y podría salir a la compra de los títulos públicos en manos de las AFP, que de lo contrario serían transados a un menor valor.
El otro motivo por el cual el gobierno acelera el proyecto de reforma del Banco Central, es el enorme déficit fiscal, que asciende a un 9,5% del PIB para este año. El Estado, cada vez más cerca de la completa tutela del Fondo Monetario Internacional, ha incrementado la deuda pública en un 30% y se espera que al 2021 sea equivalente a un 40% del PIB. Asimismo, la deuda externa asciende a un 77,6% del PIB alcanzando un máximo histórico.
Hay que preparar la huelga general
Es claro que el clima de agitación que se desarrolla ha puesto en evidencia que la rebelión popular está viva y candente. Ha quedado a la orden del día la necesidad de librar la lucha más a fondo, no solo contra la tentativa del gobierno de bloquear el proyecto del 10% en el Senado, sino especialmente para asestarle un golpe decisivo y final al régimen de las AFP, y sacar de una buena vez por todas del gobierno a Piñera.
Es necesario reclamar que el retiro del 10% sea a cuenta de una restitución del Estado y las patronales de los ahorros previsionales, y avanzar en la expropiación sin pago de las AFP bajo el control de trabajadores y jubilados. Es necesario exigir un seguro al cesante, la prohibición de los despidos y las suspensiones y el reparto de las horas de trabajo, y llevar los salarios y jubilaciones mínimas a los 800 mil pesos. Junto a este programa de reivindicaciones urgentes, es necesario levantar la lucha por un impuesto progresivo a las grandes rentas y fortunas, la ruptura con el FMI, el no pago de la deuda externa, y la nacionalización de la banca y el comercio exterior.
La lucha por este programa reclama una acción de conjunto e histórica. Se trata de seguir el camino de los portuarios, en oposición a la política de la CUT, que bajo la dirección del PC mantiene a la central obrera en la completa parálisis. La tarea de desenvolver estas tendencias está planteada a partir de la coordinación de las ollas comunes e impulsando un congreso de delegados de base de todos los sindicatos, para impulsar la huelga general hasta que caiga Piñera y el ‘acuerdo por la paz social’, e imponer una asamblea constituyente realmente libre y soberana.
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