Internacionales

14/11/2024

Cuba: del huracán Rafael al huracán Trump

Donald Trump y el senador Marco Rubio

Recién salida de los efectos devastadores de los huracanes Oscar y Rafael, el sur de Cuba sufrió este domingo dos terremotos de 5,9 y 6,8 en la escala Richter con epicentro en el océano pero que provocaron importantes daños materiales en más de 2.000 viviendas en la provincia de Granma. Rafael provocó enormes daños en las provincias de Artemisa, La Habana y Mayabeque, que se suman al saldo trágico de 8 muertos según el gobierno cubano, y de alrededor de 20 según fuentes de la isla, que dejó el paso de Oscar.

El miércoles 6, horas antes de que Rafael tocara tierra, la empresa estatal Unión Eléctrica ya había anunciado la desconexión del sistema eléctrico nacional, la segunda en menos de un mes, luego del colapso total que se produjo entre los días 18 y 22 de octubre. La desconexión total duró esta vez hasta el sábado 9, cuando comenzó a restablecerse el servicio progresivamente, especialmente en La Habana. En las zonas de Imías, Maisí, Baracoa y San Antonio del Sur, el corte se prolonga desde el 20 de octubre.

El colapso energético dio paso, como a fin de octubre, a protestas populares en varias ciudades y regiones de la isla. En La Habana, centenares de vecinos cortaron la Avenida Boyeros para ser luego dispersados por la policía, y en distintas regiones de la isla se produjeron decenas de detenciones, especialmente en Santa Clara.

El huracán Trump

A los desastres ambientales que agravan la tremenda situación social y económica provocada por el plan restauracionista que impulsa la burocracia cubana hay que sumar el impacto que la victoria de Donald Trump provocará en Cuba. Efectivamente, el triunfo del líder ultraderechista representa a la vez el del lobby gusano que promueve el derrocamiento de la burocracia y la instauración de un gobierno abiertamente pro yanqui.

El nombramiento del senador Marco Rubio, líder del exilio cubano en Florida, nada menos que como secretario de Estado, es una clara señal de la radicalización que promoverá el gobierno de Trump en relación no sólo a Cuba, sino también a Venezuela y a Latinoamérica en general. “La noticia de que el presidente electo Donald Trump elegirá al senador republicano Marco Rubio, de Florida, como próximo secretario de Estado, el primer hispano y el primer cubanoamericano en ese cargo, sin duda causó conmoción en La Habana, donde es regularmente demonizado en los medios estatales como enemigos de la nación”, dice el Miami Herald.

La política de restauración burocrática fue negociada en su momento por Raúl Castro y Barack Obama, y cobró impulso con el restablecimiento de las relaciones y el aflojamiento del bloqueo. Sobre esa base Cuba realizó enormes inversiones estatales en hotelería de alto nivel, con el fin de reinsertar a Cuba en el mercado mundial como un polo turístico de escala internacional, construyendo una infraestructura destinada a recibir un flujo de 7 millones de turistas anuales. 2024, sin embargo, finaliza con apenas un poco más de 1 millón de turistas…

La política de “restauración negociada” que promovía Obama fue abandonada durante el primer gobierno de Trump y el de Joe Biden por un retorno a la hostilidad más o menos abierta. Ahora, el posible nombramiento de Rubio y otros representantes clave del gusanaje en cargos de enorme influencia en la política exterior estadounidense es una señal de que esa hostilidad sin dudas irá in crescendo. Otro reconocido dirigente gusano, Mauricio Claver-Carone (ex director para el hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional y ex presidente del BID en el primer gobierno de Trump) está manejando la transición de la política estadounidense hacia América Latina y el Caribe: “No hay sorpresas; sabemos cuáles serán las prioridades del presidente Trump: inmigración y protección de la frontera; enfrentar las tiranías y el crimen organizado en la región y proteger la influencia estadounidense en nuestro hemisferio”, cita textualmente el mismo Miami Herald.

El proyecto del gusanaje, que reclama la devolución lisa y llana de las propiedades expropiadas por la revolución, choca con el proyecto restauracionista de Raúl Castro y el actual presidente Miguel Díaz Canel, que promueve la formación de una nueva neoburguesía sobre la base de la “metamorfosis a la china” de la burocracia del PCC (Partido Comunista Cubano). Las señales políticas que ya empieza a transmitir la administración trumpista hacen prever un recrudecimiento del bloqueo con el fin de asfixiar a la burocracia y forzar su derrocamiento o, de lo contrario, ponerla de rodillas para encontrar alguna salida negociada.

Habrá que ver en las semanas previas a la asunción de Trump, cómo evoluciona la situación. En cualquier caso el pueblo trabajador cubano debe intervenir en la crisis en curso, que amenaza con asumir un carácter decisivo, empezando por organizar cortes de calles y acciones que arranquen a la burocracia respuestas concretas a las necesidades elementales de las familias trabajadoras (reparto de alimentos, medicinas, ropa), como punto de partida para el desarrollo de las organizaciones de lucha que urgentemente necesita organizar la clase obrera cubana.

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El triunfo de Trump y la lucha contra la derecha
Lo que dejaron las elecciones en Estados Unidos. –
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