El derrumbe de la bolsa de Japón que desencadenó un lunes negro global

El masivo endeudamiento de los bancos centrales del “primer mundo” tiene una señal de su agotamiento.

La mayor caída de la Bolsa de Tokio en 37 años.

Las recientes decisiones del Banco de Japón, de subir las tasas de interés y reducir la compra de bonos, han desencadenado una venta masiva de acciones en la Bolsa de Tokio, la mayor en 37 años, ocasionando un derrumbe que pone al descubierto la dependencia del apoyo del Estado al mercado de valores.

Un capítulo especial ha sido porotagonizado por el derrumbe de las acciones de las empresas de “alta tecnología”, entre ellas las productoras de semiconductores y las llamadas “siete magníficas”: Alphabet (Google), AmazonApple , MetaMicrosoft , NVIDIA y Tesla. Con las caídas de los precios de sus acciones han contribuido a pérdidas que superan los dos billones de dólares de capitalización de los mercados de Wall Street, Europa y Japón.  

El derrumbe que comenzó en la bolsa de Japón arrastró a la baja a las bolsas globales. Mostró la precariedad de sus fundamentos y reflejó que los “inversores” ven en todos los mercados un espejo del agotamiento de las políticas financieras de compra de deuda y manejo de las tasas de interés.

El Banco de Japón decidió reducir las políticas de “facilidades cuantitativas” (QE) que impulsó para reavivar su mercado de capitales luego del derrumbe de 1989. La decisión de aumentar las tasas de interés fue consecuencia del aumento de la inflación, que pasó de ser negativa (-1%) en 2020 a superar el 4% anual. Nuevas presiones inflacionarias decidieron a las autoridades a enfrentarla con un aumento de las tasas de interés, luego de 20 años en que fueron mantenidas en terreno negativo. El Banco de Japón decidió en marzo elevarla al 0% y en julio a 0,25%, junto con un plan para comenzar a reducir la compra de bonos que emite el gobierno japonés.

El fin de la devaluación del yen elimina el subsidio a la industria exportadora y la “bicicleta financiera”

Durante años las empresas industriales japonesas han sido beneficiadas por una devaluación del yen y tasas de interés negativas, lo que facilitó la toma de dinero en yenes para invertirlos en los bonos de Estados Unidos -que pagaban una tasa superior al 4%- o en otros mercados. Esta operación financiera, conocida como “carry trade”, ahora ha sufrido un súbito cambio al aumentar el costo del endeudamiento y la suba del yen respecto al dólar. Finalizó esta bicicleta financiera.

La devaluación del yen desde 2020 hasta hace pocos días alcanzó a superar el 50%. Esto facilitó las exportaciones industriales de Japón, especialmente a Estados Unidos. Abarató sus exportaciones y generó jugosos beneficios a las empresas japonesas, que podían enfrentar a los exportadores chinos, sobre quienes pesan sanciones y aranceles aplicados por países europeos y Estados Unidos. Hace pocas semanas Biden elevó al 100 por ciento los aranceles a los autos procedentes de China y sanciones y prohibiciones de exportación de la industria a la tecnología, telefonía e internet, lo que favoreció a las empresas automotrices japonesas.

Ahora los exportadores japoneses pierden los beneficios de un yen devaluado. El derrumbe de la Bolsa de Tokio, donde cotizan más de 1.200 empresas, fue liderado por las industriales exportadoras. Mientras los índices de la bolsa de Tokio cayeron más 12% en un solo día, las acciones de las principales empresas del país superaron ese porcentaje. 

Las principales empresas industriales exportadoras -como Hitachi, Toyota; Mitsubishi, Honda, Kawsaki- superaron en caída al promedio de las bajas. Son empresas que enfrentan súbitamente un cambio de escenario con la suba del yen respecto al dólar y mayores costos de endeudamiento por la suba de tasas. Sus productos son ahora más caros en dólares.

Toyota Motor, el mayor fabricante mundial de automóviles con más de 10 millones de unidades fabricadas en 2023, fue un beneficiado del yen devaluado. En su balance Informó un aumento en su beneficio neto del primer trimestre, impulsado por mayores ventas de vehículos híbridos y un yen más débil (Wall Street Journal, 1/8). Ahora las acciones de Toyota cayeron más de una quinta parte en solo dos días, reflejando lo desfavorable del nuevo escenario para sus exportaciones.

El impacto en las deudas hipotecarias

El aumento de las tasas de interés por parte del Banco de Japón afectará a millones de hipotecas personales, aumentando los costos de endeudamiento para los compradores de viviendas por primera vez en una generación.

Alrededor del 75% de las hipotecas personales en Japón son préstamos a tasa variable vinculados a la tasa preferencial a corto plazo fijado individualmente por los bancos, lo que significa que las familias que pagan deudas hipotecarias tendrán un aumento en los gastos de sus deudas.

Mitsubishi UFJ Financial Group, el mayor banco de Japón, anunció que planea aumentar en septiembre el tipo preferencial a corto plazo por primera vez en 17 años, tras la decisión del banco central de aumentar las tasas de interés. Se espera que otros prestamistas sigan su ejemplo.

Las acciones de los principales desarrolladores inmobiliarios, Mitsui Fudosan y Mitsubishi Estate, cayeron hasta un 9,4%. Es la mayor caída en un mismo día desde 2020.

Japón, el país más endeudado del “primer mundo”, pagará mayores costos de endeudamiento

Japón acumula una deuda que supera el 260% de su producto bruto. Es el país del “primer mundo” con mayor endeudamiento, y el principal comprador de deuda es el Banco de Japón, o sea otro organismo del mismo Estado que la emite. Supera a los otros bancos centrales que han comprado su propia deuda, como la Reserva Federal con el 30%; el Banco de Inglaterra el 38% y el Banco Central Europeo con 37%. 

La reciente decisión de llevar las tasas de interés a niveles superiores a cero cambia el gasto que ahora tiene el Tesoro japonés, también deberá pagar una tasa a sus prestamistas. Antes, con niveles de tasa negativa, eran los depositantes quienes le pagaban al Banco de Japón. Estos ingresos ahora terminaron y se transforman en un gasto de una abultada deuda.

También el Banco de Japón compró enormes cantidades de acciones para impulsar el mercado bursátil, mediante la compra de fondos de acciones que cotizan en bolsa (ETF), llevando el nivel de tenencias de acciones hasta superar el 7% de todas las acciones en circulación. 

La flexibilización monetaria se introdujo tras la crisis financiera mundial

El Banco de Japón comenzó la flexibilización monetaria (reduciendo las tasas de interés a niveles negativos e impulsando la compra de bonos y acciones) como resultante del hundimiento de precios de la bolsa de Tokio en 1989. Una intervención directa del Estado para impulsar la economía, reduciendo el costo del endeudamiento con la compra de bonos y  “levantando” las cotizaciones de la bolsa comprando acciones. Se evitó un mayor hundimiento de las cotizaciones de la bolsa utilizando impuestos aportados por los trabajadores. De esta forma el Estado subvencionó el sistema financiero.

Las medidas no lograron sacar la economía del estancamiento, que fue cayendo respecto al surgimiento de la economía China, que la superó en el crecimiento y alcanzó ser la segunda economía global postergando a Japón al tercer puesto.

El modelo de flexibilización monetaria de Japón fue copiada por las “economías centrales” luego de la crisis financiera del 2008, cuando la crisis del endeudamiento hipotecario en Estados Unidos llevó a la quiebra a varios bancos entre ellos Lehman Brothers y generando un derrumbe de la economía global.

El derrumbe de Japón, el fin de las experiencias financieras de estatización del mercado de bonos y la bolsa

La actual caída global de las Bolsas liderada por la bolsa japonesa, es otro capítulo del agotamiento de las experiencias financieras del Estado para apuntalar al sistema financiero.

Ya en marzo de 2023 en Estados Unidos quebraron varios bancos entre ellos Silicon Valley Bank por tenencias de bonos del Tesoro devaluados, que ante la necesidad de liquidez, su venta produjeron su insolvencia y quiebra.

Japón, con su masiva intervención en el mercado de bonos, alcanzó a comprar más de la mitad de toda su emisión de deuda. Paralelamente realizó compras masivas de acciones en el mercado, que reflejan el extremo de la estatización del mercado de capitales. No es el mercado quien sostiene la demanda y sus precios, sino el Estado con el dinero de los contribuyentes.

Un Estado parasitario al servicio de los capitalistas

Esto llevó a apuntalar el masivo endeudamiento de los Estados, que ante la falta de compradores recurren al dinero de los impuestos para comprar la misma deuda que emiten por otra ventanilla.

El derrumbe de esa experiencia refleja el agotamiento de un capitalismo parasitario, que usa el endeudamiento para financiar las guerras y las compras de acciones y bonos para beneficiar a sus tenedores.

El masivo endeudamiento de los bancos centrales del “primer mundo” tiene con el derrumbe del mercado japonés una clara señal de su agotamiento. La caída en “efecto dominó” de las bolsas del mundo entero preanuncia que solo estamos en el primer capítulo de una crisis en sus comienzos.

Los “libertarios” que juran su creencia en el mercado son falsos creyentes que solo creen en el auxilio del Estado para garantizar sus negociados.

El derrumbe que estamos presenciando es un llamado a la clase obrera mundial, al levantarse con sus banderas y reivindicaciones para organizar un nuevo orden, ante el descalabro del existente.

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