“La tendencia política mundial se desarrolla en el sentido de la creación de situaciones revolucionarias, lo cual plantea para todos los luchadores un problema clásico por excelencia, un partido mundial. El principal problema de la vanguardia obrera en la presente situación mundial no lo constituye la ausencia de partidos revolucionarios en aquellos países que llegan a una situación revolucionaria sino la ausencia de un partido internacional que impide que la vanguardia que nace o que se desarrolla, como consecuencia de aquellas situaciones, evolucione rápida y adecuadamente para convertirse en la dirección que hace falta (…) El método que propuso el PO fue partir de la situación histórica del momento y no de las más o menos variadas divergencias entre todas las organizaciones que se reivindican de la IV° Internacional; se trata de dar una respuesta a una situación histórica concreta y no de remontar los infinitos hilos que diferencian ‘ideológicamente’ a las diferentes organizaciones (…) en ausencia de un planteo de refundación, las organizaciones trotskistas carecen de un objetivo estratégico, es decir, de razón de ser” (…) “Lutte Ouvrière omite en su carta el punto fundamental de decir si está de acuerdo o no con las bases propuestas, en lugar de evadir una definición con el argumento de que serían demasiado generales”. 



De “Una respuesta a Lutte Ouvrière”, En Defensa del Marxismo, N° 17, julio de 1997