El “Qatar gate” salpica al Parlamento Europeo: coimas millonarias para ocultar la superexplotación obrera

La hipocresía de los gobiernos imperialistas vuelve a ponerse de manifiesto.

La griega Eva Kaili.

El Parlamento Europeo fue sacudido por una nueva crisis, luego de que haya salido a la luz que varios de sus congresistas recibieron sobornos de la monarquía catarí para que oculten la violación de los derechos humanos en el emirato del Golfo y la superexplotación laboral que terminó con la vida de más de seis mil obreros de la construcción en los preparativos para el mundial.

Un operativo policial encabezado por la policía belga, en el que se allanaron 16 casas el viernes y otra residencia el sábado, terminó con la detención de Eva Kaili, miembro del partido griego de centroizquierda Pasok; del padre de Kaili, quien fue sorprendido in fraganti en un coche viajando con bolsos que tenían 600 mil euros; y de Francisco Giorgi, pareja de la funcionaria.

Asimismo, está involucrado Luca Visentini, funcionario de la OIT, y jefe de la Confederación Sindical Internacional, que nuclea a alrededor de 50 millones de trabajadores; se lo acusa de haber recibido dinero espurio de una ONG y de haber ocultado la violación de los derechos laborales en Qatar.

Pier Panzeri, ex eurodiputado italiano por Socialistas y Demócratas, e integrante de la ONG “Fight Impunity”, también quedó detenido; Figa Salamanca, funcionario de la ONG “No hay paz sin justicia”, por su parte, fue acusado de blanquear dinero de los sobornos a través de su organización.

Todo esto, sin embargo, parece ser tan solo la punta de un iceberg. Nadie descarta que puedan existir otros elementos involucrados en el “Qatar gate”.

Los medios europeos difundieron información acerca de reuniones que Kaili mantuvo con funcionarios del régimen político catarí, entre ellos el emir Tamim bin Hamad Al Thani, y el ministro de Trabajo, Alin bin Samikh Al Marri. “Qatar está a la vanguardia de los derechos laborales, también de la mejora de salarios, a pesar de las empresas europeas que no respetan esos derechos”, ha llegado a decir Kaili, que cosechó relaciones con los países de Medio Oriente desde su lugar como representante de la presidenta del Parlamento Europeo en esa región.

A raíz del escándalo, Kaili fue expulsada de la vicepresidencia del organismo, así como del grupo parlamentario socialista (sic). Buena parte de los congresistas europeos se vieron obligados a ensayar maniobras para aminorar el impacto del affaire. La alemana Ursula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha pedido por ejemplo la creación de un órgano “ético” para “vigilar de cerca este tipo de casos” (El Confidencial, 13/12).

En este marco, se ha abierto una crisis alrededor de la aprobación parlamentaria de un acuerdo para liberalizar visados para Qatar; el sector de los Verdes se encuentra a la cabeza del rechazo a esta iniciativa.

Con todo, estamos ante un eslabón más de una larga cadena de entramados corruptos tejidos alrededor de la organización de la Copa del Mundo.

En 2015, varios dirigentes de la Fifa fueron detenidos en Zúrich, en una redada policial, acusados de recibir sobornos para votar a favor de que Qatar sea el anfitrión del mundial. Ese escándalo, incluso, resonó en Argentina, ya que tanto el fenecido expresidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, como Alejandro Burzaco, exCEO de Torneos y competencias, fueron parte de esa red turbia. En su momento, Burzaco declaró ante la Justicia norteamericana que Grondona habría recibido un millón de dólares para beneficiar a los cataríes.

Este ocultamiento de la violación de los derechos humanos es una expresión de la colaboración del imperialismo con la monarquía catarí. Importantes empresas europeas han usufructuado los beneficios de los negocios mundialistas realizados en Qatar. Gobiernos como los de Francia y Alemania acentuaron los lazos con la corona, para reducir su dependencia de los combustibles rusos. Estados Unidos, por su parte, viene de firmar un acuerdo armamentístico millonario con Qatar, a la vez que posee una base aérea al suroeste de Doha (capital catarí), con la que defiende su injerencia en la región.

Los discursos en defensa de la democracia enarbolados por las potencias capitalistas europeas, y también por el imperialismo norteamericano, quedaron expuestos nuevamente como lo que realmente son: una farsa.