Los trabajadores de John Deere ratificaron, nuevamente, continuar su huelga comenzada el pasado 14 de octubre, en reclamo de aumentos salariales y jubilaciones de calidad. En ese entonces, la medida de fuerza se aprobó con la disposición de los 10.000 trabajadores de la multinacional agrícola, al calor de más conflictos sindicales que recorrieron el país, bautizados como “Striketober”.

El sindicato United Auto Workers (UAW) convocó esta asamblea para deliberar una segunda propuesta patronal y levantar la huelga. John Deere había presentado, a finales de octubre, un miserable planteo de aumento salarial del 6%, rechazado por el 90% de los trabajadores. Ahora, extendió su propuesta al aumento del 20% y prometiendo el cobro completo de jubilaciones. Marc Howze, director de la empresa, presionó a los trabajadores alegando que “el acuerdo que proporcionamos es francamente nuestra mejor y última oferta”. En ese sentido, UAW “sugirió” también aceptar el acuerdo y volver a los puestos. La votación se estrechó bastante, con respecto a la primera: el rechazo al acuerdo y la continuación de la huelga ganó, esta vez, con el 55%.

En la letra chica de la nueva propuesta empresaria aparecen las trampas. En primer lugar, el aumento del 20% es en cuotas. Si los trabajadores lo aceptan, obtienen un aumento automático del 10% y luego dos cuotas del 5%, a cobrarse recién en el tercer y quinto año de contrato. En segundo lugar, el cobro completo de jubilaciones contempla, en realidad, sólo a los contratados hasta 1997, es decir, un sector minoritario. La mayoría de los trabajadores, que fueron contratados luego de este año, recibirán media jubilación. Por último, el acuerdo omite una atención médica tras jubilación, ahora sí sin distinciones.

La situación política general de Estados Unidos motiva a continuar la huelga, ya que se registran luchas obreras en todo el país (Hospital Católico en Nueva York, Kaiser Permanente en California, Oreo en Nabisco, mineros del carbón en Alabama, etcétera). Al mismo tiempo, la escasez de mano de obra, en el marco del rebote económico, provoca una presión hacia el alza de los salarios (hay un récord de puestos vacantes). Están dadas las condiciones para obtener un triunfo, si se logran superar las maniobras de la burocracia sindical.