The Women’s March, o la Marcha de Las Mujeres, se desarrolló este sábado 2 a lo largo y ancho de Estados Unidos, incluyendo Frederick, Maryland y Woodstock, Virginia. La movilización central fue en Washington. El reclamo central de este año se enfocó en el acceso al aborto legal, a raíz de la legislación en Texas que impone restricciones en dicho Estado. Es una de las leyes más regresivas con respecto al aborto en el país. Las organizadoras planearon la marcha para principios de octubre porque la Corte Suprema tenía pautado reunirse de nuevo el lunes.

Desde el 1 de septiembre de 2021 entró en vigor, después de que la Corte Suprema se negara a intervenir, una ley que fue conocida como “La ley del latido del corazón”. Dicha ley prohíbe llevar a cabo interrupciones después de que se detecte la actividad cardíaca del feto, normalmente en torno a las seis semanas de embarazo. La ley es de lo más oprobiosa para mujeres y personas gestantes, ya que no contempla excepción por violación o incesto, aunque existe una excepción por “emergencias médicas”.

Lo ocurrido en Texas no es el primer intento de los sectores conservadores de reducir el tiempo disponible para practicar un aborto. De hecho, al menos otros 12 estados han aprobado prohibiciones de seis semanas, pero fueron bloqueadas para que no entraran en vigor, como la del Estado de Luisiana. Texas tiene ahora una de las leyes de aborto más restrictivas de Estados Unidos, y del mundo.

Esta nueva convocatoria del Women’s March, que comenzó en el 2017 contra la designación de Trump, coloca nuevos desafíos. Solo el movimiento de mujeres y diversidades en las calles puede derrotar estos ataques contra sus derechos y avanzar por todas las reivindicaciones pendientes. Para ello, es importante que se dote de una independencia política de los gobiernos de turno.