Europa, ante una reapertura apresurada

Los gobiernos anuncian un nuevo retorno a la “normalidad” mientras la pandemia sigue al acecho.

Día tras día, los funcionarios de los distintos gobiernos del viejo continente anuncian avances en el plan de vacunación y un supuesto cuadro epidemiológico venturoso, lo que sirve de escenografía para los anuncios de finalización de buena parte de las medidas de prevención dispuestas. Así, mientras en Inglaterra se anuncia la apertura de los pubs, en Italia o Francia se están reabriendo las escuelas para dar paso a un regreso a las clases presenciales. En Italia, asimismo, se anunció la apertura de buena parte del circuito gastronómico y cultural en la perspectiva de un aprovechamiento completo de la temporada de turismo estival que se aproxima.

Un observador desprevenido podría pensar que la pandemia está siendo dejada atrás. Sin embargo, todos los indicadores señalan que estamos ante una repetición de la política orquestada en 2020 por la clase capitalista y sus gobiernos que ordenaron una reapertura generalizada de las actividades en forma prematura, lo que dio paso a una nueva y más grave oleada de contagios y muertes en relación al primer impacto del Covid. Es que la incidencia de contagios, que en Europa oscila entre 100 y 400 casos por cada 100 mil habitantes, sigue siendo alta, del mismo modo que la ocupación de camas de terapia intensiva en el estresado sistema de salud. Mientras, la región sigue siendo, con más de un millón de fallecidos, la más golpeada por el virus. El nivel de ocupación de las UTI (terapia intensiva) en Francia es el más alto desde la anterior primavera (Euronews, 26/4), y se dan alrededor de 30 mil casos nuevos por día. En Inglaterra, a pesar de la vacunación, la tasa de reproducción del virus sigue por encima de 1, es decir que por cada contagiado se contagia más de una persona. En promedio, la situación es similar a la existente en el momento previo a que se dispare la segunda ola y a cuando se implementaron las restricciones que ahora buscan darse por finalizadas.

El motivo fundamental del levantamiento de las medidas de prevención, que de todas maneras en esta etapa nunca fueron completas ya que la mayor parte de la economía continuó en funcionamiento, es defender la continuidad de los negocios capitalistas. La burguesía y el establishment de la Unión Europea ven con preocupación que el mayor impacto que está teniendo la crisis económica sobre la economía europea en relación a sus competidores termine desplazando a la misma en el marco de la guerra comercial. En 2020, mientras la economía estadounidense ha caído 3,5% el PBI de la UE ha descendido un 6,8%. Junto con la reapertura económica, los organismos de gobierno de la Unión le están reclamando a todos los países miembros la presentación de los planes de “recuperación” (ajuste) antes de proceder a los primeros desembolsos del paquete de rescate comunitario acordado en 2020.

Vacunas

La campaña de vacunación, por su parte, está lejos de ser un camino de rosas. Los mandamases de la UE se encuentran en una cruzada contra el laboratorio AstraZeneca ya que el monopolio farmacéutico ha violado el acuerdo comercial firmado al no entregar la cantidad de dosis pactadas. De las 300 millones de vacunas previstas solo suministraría 100 millones, destinando la mayor parte de su producción al Reino Unido y a los Estados Unidos, en otra manifestación de la guerra comercial y de las disputas políticas que se dan incluso, y especialmente, alrededor de este aspecto en el que se juega la vida de millones. A pesar de lo anterior no está en carpeta de los gobiernos proceder a la incautación y centralización de las instalaciones capaces de producir las vacunas con el objetivo de proceder a una inoculación masiva. Al mismo tiempo la UE ha bloqueado la llegada de las vacunas rusas o chinas a los más necesitados países de los Balcanes o de Europa Oriental, donde la incidencia del virus es mayor.

Los números de inmunizados, de conjunto, están todavía lejos de una situación que permita proceder a las aperturas dispuestas. En el sur y en el este europeo, la situación es todavía peor, el acceso desigual a la vacuna que ocurre a nivel mundial se reproduce al interior del continente tanto entre los países que forman parte de la UE como en los que no. Así, mientras en promedio en los principales países del occidente un 30% de la población recibió al menos una dosis de la vacuna, ese porcentaje cae estrepitosamente en países como Letonia (15%), Bulgaria (10%) o Bosnia (0,5%). Con la llegada de nuevas variantes del virus, como la india (B.1.617), ante las que las vacunas existentes se muestran menos efectivas, el panorama, con seguridad, se volverá más oscuro.

Ante lo que aparece como la continuidad de una orientación contraria a la salud y a las condiciones de vida de los pueblos del continente por parte de la clase capitalista y sus gobiernos, los trabajadores deben ofrecer un programa que incluya la centralización del sistema de salud; la abolición de patentes e intervención de los monopolios farmacéuticos; el desarrollo de protocolos de seguridad e higiene, bajo control de comités de trabajadores; la prohibición de despidos y garantía del 100% del salario; y una política de asistencia masiva a informales y desocupados para paliar las consecuencias de la crisis económica y permitir sobrellevar las medidas de aislamiento social que correspondan.