Golpe de Estado en Gabón

El golpe derrocó el régimen de Ali Bongo

Las fuerzas armadas de Gabón derrocaron este miércoles 30 al presidente Ali Bongo, quien se encontraba en el poder desde 2009. Bongo había sucedido en el cargo a su padre, Omar, titular del Ejecutivo durante 41 años. Estos registros no son raros en la región: el camerunés Paul Biya está al mando desde 1982, y en Guinea Ecuatorial, el clan Obiang rige los destinos dictatorialmente desde 1979.

Gabón es un territorio de apenas dos millones de habitantes, rico en petróleo (el octavo exportador del continente) y recursos minerales, lo que le confiere uno de los PBI por habitante más altos de Africa. No obstante, mientras una élite económica y política se enriquece, las grandes masas permanecen en la pobreza. La mayoría vive con menos de 5,5 dólares diarios (DW, 31/8). El país también es conocido por sus inmensos bosques, que abarcan el 80% del territorio.

El golpe de Estado que ungió al general Brice Oligui Nguema se produjo tras las elecciones del sábado 26, en las que el oficialista Partido Democrático Gabonés (PDG) se atribuyó la victoria con el 64% de los votos. La oposición nucleada en Alternancia 2023 denunció fraude, tras lo cual el gobierno procedió a un apagón masivo de Internet y a un toque de queda. Ya en 2016, unos comicios polémicos en que Bongo derrotó por escaso margen a su rival desataron protestas masivas en que la represión dejó varios muertos y mil detenidos. Esta última elección estuvo acompañada de la maniobra de instaurar una boleta única, por lo cual no se podía votar para un presidente sin hacerlo a la vez por los diputados de ese partido, y viceversa.

Gabón estuvo bajo dominio colonial francés hasta 1960, pero hasta el día de hoy su moneda es el franco CFA y posee una base con 370 soldados de la nación europea. Además, 80 compañías galas operan en la zona, incluyendo a la petrolera Total y la minera Eramet (El País, 31/8). Los principales clientes del petróleo gabonés son España, Indonesia, China, India y Corea del Sur.

En rojo, Gabón

Algunos medios señalan que el rechazo al régimen de Bongo ya era tan grande que el golpe fue bien recibido por la población. Una encuesta de Afrobarómetro, por ejemplo, le atribuye un respaldo del 66% de los encuestados (DW, ídem). La oposición ha planteado que se retome el proceso electoral, bajo supervisión de la junta militar.

La Unión Africana separó a Gabón del organismo. En el caso de la Unión Europea (UE), si bien rechazó el golpe, lo diferenció del que tuvo lugar recientemente en Níger. El jefe de la diplomacia de Bruselas, Josep Borrell, dijo que no son procesos “equivalentes”, debido a que en el primer caso hubo un proceso electoral fraudulento, mientras que en el segundo, había un presidente democráticamente electo.

En realidad, no es esa la divisoria de aguas. Para la UE, la diferencia consiste en que la junta militar de Níger quiere romper los acuerdos de cooperación militar con París y acaba de expulsar al embajador de ese país. En cambio, el nuevo gobierno castrense de Gabón llamó a la tranquilidad “a todos los acreedores” y aseguró que se respetarán los compromisos “tanto en el plano exterior como interno”, lo que incluye, seguramente, la base militar y los intereses de las compañías europeas.

De hecho, la reciente cumbre de la UE en Toledo, España, abordó el golpe en Gabón pero, en lo que a Africa concierne, eligió concentrarse en la situación de Níger, sobre la que pesa la amenaza de una invasión de la Cedeao (comunidad de Estados del Africa noroccidental), patrocinada por Washington y París.

La situación de Gabón es otro caso más de un territorio rico en recursos naturales que resultan expoliados por el imperialismo, con una clase dominante nativa que actúa como socia menor.

La perspectiva para superar esta situación es la expulsión del imperialismo y la unidad socialista del continente africano.

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