Abajo las amenazas de invasión imperialista contra Níger

Manifestación en Níger reclamando la salida de las tropas francesas

La Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (Cedeao) volvió a amenazar este jueves 10 con una invasión militar a Níger, la nación mediterránea en que el 26 de julio se produjo un golpe de Estado de inspiración antifrancesa que rompió los acuerdos militares con París.

Si bien el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, señaló en su discurso que el bloque regional –que actúa por cuenta y orden de la potencia gala- priorizará la “vía diplomática”, dejó en claro que la opción militar se mantiene sobre la mesa. Los países miembros activaron sus fuerzas de reserva, y el 2 y 4 de agosto, integrantes del espacio se habrían reunido para organizar la potencial invasión. Además de Nigeria, cabeza del bloque, Benín, Senegal y Costa de Marfil ya expresaron su disposición a participar. A la par de estas amenazas, la Cedeao dispuso sanciones. En el caso de Nigeria, cortó el suministro energético de su país vecino, sumiéndolo en una ola de apagones.

Junto a Níger se han alineado Malí y Burkina Faso, dos países que fueron apartados de la Cedeao en los últimos años, tras la instauración de juntas militares que expulsaron a las tropas francesas asentadas en sus territorios. Guinea también se pronunció en contra de una invasión. Lo mismo que Argelia, aunque está fuera de la órbita de la Cedeao.

Dominación imperialista

Una invasión contra Níger sumiría al Africa Norooccidental en una guerra regional que agravaría dramáticamente la situación humanitaria, en una zona ya castigada en las últimas dos décadas por cruentas guerras civiles y la miseria más espantosa. Níger, de hecho, es uno de los países más pobres del mundo.

El golpe militar de fines de julio desplazó del poder a Mohamed Bazoum, quien permanece detenido. Bazoum asumió en 2021 y durante su mandato reforzó la presencia del imperialismo francés y yanqui en el país. Tras los golpes en Malí y Burkina Faso, parte de las tropas francesas se reagruparon en Níger. También hay una base de drones de Estados Unidos y se estima que unos 800 efectivos. Por eso, para la estrategia militar del imperialismo, esta seguidilla de golpes es un baldazo de agua fría.

Francia ya venía perdiendo posiciones en la región, debido al empantanamiento de la Operación Barkhane que se desplegó en 2014 con el pretexto de enfrentar a las organizaciones islamistas en el Sahel. El presidente Emmanuel Macron debió anunciar, a mediados de 2021, un repliegue parcial de este operativo, que ya era bastante impopular en la propia metrópoli, debido a sus costos materiales y en vidas humanas.

En los últimos años hubo importantes manifestaciones antifrancesas en varios países de Africa Occidental, reclamando la salida de las tropas. En Senegal, inclusive, se registraron ataques a sedes de compañías como Total o Carrefour, en 2021. También se ha tratado de detener convoys militares. La dominación francesa, vieja potencia colonial de la región, todavía se siente en múltiples aspectos, como el hecho de que ocho naciones tienen como moneda común al franco CFA (entre ellas Níger). La región es una fuente de aprovisionamiento de materias primas para las grandes metrópolis.

Los recientes golpes militares

Los golpes militares de Malí, Burkina Faso, y ahora Níger, se inscriben en este escenario de repudio a la presencia francesa. En la puja que mantiene con el imperialismo, la junta de Níger deja correr por ahora la movilización popular. El domingo pasado, se realizó un acto multitudinario (alrededor de 40 mil personas) en un estadio de fútbol en que la multitud reclamó la ruptura con Francia y la nacionalización del uranio, que es una de las principales exportaciones del país.

El uranio nigerino abastece a Europa, particularmente a París. Pero no es el único recurso codiciado por las grandes potencias. Níger es también productor de oro, y según un informe de S&P Global Commodity Insights, albergaría grandes reservas de petróleo. Niamey habría estado construyendo, por ello, un oleoducto hasta las costas de Benín (Sin Permiso, 6/8).

Las juntas militares de estos tres países denuncian el fracaso del imperialismo y de los gobiernos derrocados en el combate de los grupos islamistas, que han ganado terreno en un fenómeno que el presidente senegalés, Macky Sall, definió como “metástasis”, en referencia a que golpea ya no solo el Sahel sino también algunos países ubicados sobre las costas del Golfo de Guinea. En Níger, dos variantes del Estado Islámico operan en el este y oeste del país.

Se discute mucho en los medios acerca del rol jugado por Moscú en los recientes golpes de Estado. En las manifestaciones populares en Níger, se vieron ondear banderas rusas, fenómeno repetido en otros países próximos. Tal vez por aquella máxima de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

Indudablemente, Putin saca provecho de la pérdida de posiciones francesas. El Grupo Wagner, por ejemplo, que ya estaba presente en la República Centroafricana, se instaló ahora también en Malí. El Kremlin mejoró, adicionalmente, sus relaciones con Burkina Faso.

Pero sería un error pensar que el golpe en Níger es una maniobra rusa. Ni los yanquis lo creen. Antony Blinken, el secretario de Estado norteamericano, dijo a la BBC: “Creo que lo que pasó, y lo que sigue pasando en Níger, no fue instigado por Rusia ni por Wagner, pero han tratado de aprovecharse de ello” (Europa Press, 9/8). Moscú, incluso, tomó el recaudo diplomático de demandar el restablecimiento del gobierno anterior, y reclamó un diálogo entre las partes, al igual que China.

En cualquier caso, las potencias occidentales no se privarán de la propaganda antirrusa en su intento de legitimar la potencial invasión ante los ojos del mundo. Vale señalar aquí la hipocresía de la Casa Blanca y la Unión Europea, que se la pasan hablando de que Rusia es la “potencia agresora” en Ucrania, pero no vacilan en respaldar ahora una posible incursión en Níger. Por cierto, no se trataría de una originalidad: basta recordar el ataque contra Libia en 2011, cuyo resultado fue una desintegración del país petrolero.

Las potencias imperialistas esgrimen también una defensa de la “democracia” frente a la junta nigerina, pero han apoyado a connotadas dictaduras como la de los Obiang en Guinea Ecuatorial, o de Idris Déby en Chad, quien falleció en 2021, tras más de 30 años en el poder. En su crítica de los golpes de Estado, son sugestivamente selectivas. Y la “democracia” que defienden es la de sus gobiernos títeres.

Rechazar la invasión

Así las cosas, las próximos días serán claves para la definición de un posible ataque contra Níger. La Cedeao había dado el 30 de julio un ultimátum de siete días al régimen para que abandonara el poder, pero no procedió a una invasión al vencerse el plazo. La junta, por su parte, conformó un gobierno de transición con el civil Ali Mahaman Lamine Zeine como primer ministro y 21 carteras, de las cuales seis (entre ellas Defensa e Interior) quedaron en manos de los militares. Libia y Chad (que se manifestó en contra de una invasión), quienes no forman parte de la Cedeao, expresaron su intención de mediar entre las partes.

El Senado de Nigeria dejó trascender sus resquemores ante una ofensiva militar, considerando las graves dificultades que enfrenta en su propio territorio, donde el conflicto con Boko Haram ya ha dejado 35 mil muertos y 2 millones de desplazados (un conflicto que se extendió a Camerún y Chad), y donde una de las milicias que opera cerca del río Níger (Los Vengadores del Delta) busca formar un nuevo Estado. Todo esto, sin contar las disputas intercomunitarias entre pastores y agricultores.

El propio empantanamiento militar de Francia en el Sahel; el rechazo popular a Francia en Níger y otros países de la región; y el hecho de que el imperialismo ya tenga otros frentes abiertos (Ucrania, tensiones con China), obligan a París, la Casa Blanca y a sus socios regionales a pensar en frío la carta de la invasión. Si, a pesar de estas cuestiones, habilitan una incursión, será porque es mucho lo que está en juego.

La situación plantea un abierto rechazo a cualquier invasión contra Níger y el levantamiento de las sanciones. Por el armamento de las masas que se están movilizando y la expropiación de las inversiones mineras de uranio y oro, poniéndolas bajo control de sus trabajadores. Es preciso lanzar llamamientos a las masas trabajadoras de los países africanos, en primer y fundamental lugar, de aquellos que se han pronunciado por la invasión, a organizarse para oponerse a su ejecución. No queremos la extensión de nuevas guerras de defensa de los intereses imperialistas en el continente africano.

Es necesario que la izquierda francesa que se reclama socialista revolucionaria se pronuncie claramente y se movilice por el retiro incondicional del régimen de Macron y sus fuerzas armadas de todas las posesiones de ultramar, empezando por las africanas, pero sumando también a las existentes en otros dominios.

Fuera el imperialismo francés y yanqui de la región. Por la unidad socialista de Africa.

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